Horas antes de que iniciara oficialmente el fin del confinamiento en Wuhan, varios vehículos hacían cola para salir de la ciudad que estuvo bloqueada por 11 semanas.
«Solo quiero irme a casa lo antes posible», decía frente al volante uno de los millones de ciudadanos chinos que quedaron atrapados en el epicentro del brote mundial de la COVID-19.
La megalópolis de 11 millones de habitantes comenzaba a ver la vida que se movía antes de la pandemia. Las calles, autopistas y estaciones de trenes empezaban a congestionarse. El 8 de abril es la fecha oficial del fin del confinamiento en Wuhan.
Sin embargo, desde la semana pasada 6 líneas de metro y 152 líneas de autobuses trabajan en sus horarios y rutas de siempre. Desde hace un par de semanas algunos ciudadanos han comenzado a salir a hacer la compra, son lo que poseen su documento de salud. No son tranmisores del SARS-CoV-2
Continúan los controles
Quienes transitan por las calles de Wuhan son controlados a través una aplicación obligatoria en los teléfonos móviles. El sistema desarrollado por el Gobierno chino presenta tres códigos sanitarios: verde, amarillo y rojo. El código verde garantiza que la persona no está infectada y no ha entrado en contacto con casos confirmados o sospechosos de portar el virus de la COVID-19.
Definitivamente la ciudad no es la misma, luego de 50.000 casos de COVID-19 y más de 2.500 muertes. Aunque los atascos de tráfico reaparecieron, la actividad industrial no está operado al cien por cien. Numerosos voluntarios con chalecos rojos y amarillos vigilan y ayudan a los pasajeros en las estaciones de trenes. Los wuhaneses mantienen el uso de mascarillas, lentes, guantes e incluso trajes de protección.
La reactivación de la actividad económica efectúa bajo estrictas condiciones de seguridad y salud. La empresas deben tomar la temperatura de los empleados dos veces al día e informar a las autoridades chinas. Deben contar con existencias de mascarillas para cinco días antes de la producción, proporcionar a los empleados productos de desinfección y desinfectar las instalaciones en la mañana y en la tarde. Los empleados deben usar doble mascarilla.
Miedo latente
El Gobierno chino mantienen bajo vigilancia los casos asintomáticos de COVID-19. Teme un repunte del brote. Muchos ciudadanos todavía no se atreven a salir de casa.
Una maestra jubilada de 58 años de edad que vive cerca del mercado mayorista de mariscos de Huanan –el mercado húmedo donde se cree que brotó la pandemia– dice que no saldrá a la calle a menos que sea estrictamente necesario. Al igual que el Gobierno chino, le teme a los portadores silenciosos del virus.
Otros han reanudado con entusiasmo sus actividades. Un agricultor de la provincia de Henan regresó a Wuhan el martes con el objetivo de vender sus productos en las áreas circundantes. En más de tres meses no percibió ningún ingreso.
Aunque ya están operando trenes, ferris y taxis, todo el que desee llegar a Pekín desde Wuhan debe someterse a un control más estricto: hacerse una prueba PCR para poder ingresar a la capital.
El fin del confinamiento en España
El 26 de abril es la fecha tentativa para que España recupere gran parte de la normalidad perdida. La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María de Jesús Montero, asomó la posible fecha para el fin del confinamiento. Aunque advirtió que la única certeza es la prórroga del estado de alarma hasta el día 26.
Está en manos de los técnicos del Ministerio de Sanidad establecer el escenario en el que se hará el desbloqueo del país. Lo único que anticipó Montero es que el fin del confinamiento se hará gradualmente. El Gobierno de España ha recibido amplias críticas por su actuación frente a la crisis sanitaria desatada por la pandemia.
El fin del confinamiento en Wuhan perfila la luz al final del túnel del aislamiento para el resto del mundo. Aún millones de ciudadanos en el planeta siguen encerrados.
Desafortunadamente, el fin del confinamiento no es el fin de la pandemia ni mucho menos el fin de las responsabilidades. China reporta menos casos de COVID-19, pero en el aire persiste la duda de que pudo haber evitado miles de muertes y millones de contagios en el mundo de haber informado a tiempo lo que sucedía en Wuhan.
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