La desincorporación gradual de vehículos de combustión, refrendada por los líderes mundiales en la cumbre del clima en Glasgow, podría dejar sin empleo a medio millón de trabajadores en Europa para 2035. Además de ese riesgo, implicaría también otros desafíos, en la activación más dinámica de los coches eléctricos. Su adecuación tecnológica (baterías y puntos de recarga) para hacer más viables y atractivos al usuario final.
Los fabricantes de componentes de automoción en Europa sostienen que apostar «radicalmente» por el auto eléctrico derivaría en desempleos. Sería también «ingestionable para la industria y la sociedad», por lo que proponen que se prioricen los vehículos híbridos.
La Asociación Europea de Suministradores de Automoción (Cepla) encargó a PwC Strategy un estudio sobre el sector de cara a las nuevas realidades. Se tomaron como base, modelos con «perspectiva empresarial», a partir de datos de la industria y entrevistas con 33 expertos.
«El estudio destaca los riesgos de un enfoque exclusivo de vehículos eléctricos para el sustento de cientos de miles de personas», señaló el secretario general de la asociación, Sigrid de Vries.
Los fabricantes de componentes representan 1,7 millones de empleos en la UE y unos 225.000 de ellos en España. Temen que un cambio demasiado brusco genere distorsiones que alteren el mercado laboral. Por tanto, piden que no se le cierre la puerta a una mezcla de tecnologías como coches eléctricos de batería, de hidrógeno o híbridos enchufables.
Este estudio se difunde en momentos en que empieza a debatirse en las instituciones comunitarias la propuesta de la Comisión Europea de descarbonizar la economía a mitad del siglo. E incluye la fecha de 2035 para dejar de vender coches con motores de combustión interna.
Adiós a los vehículos de combustión
El estudio sectorial propone tres escenarios que cumplirían con las metas climáticas de abandonar, en forma progresiva, los vehiculos de combustión. Con una alta proporción de coches eléctricos en 2030 (más de 50 %, casi 80 % y 100 %), uno con tecnologías mixtas, uno sólo con vehículos eléctricos y un tercero con un aumento «radical» de autos eléctricos. Cuyo motor requiere muchos menos componentes que el de combustión.
El escenario más radical, alteraría medio millón de empleos en la UE y supondría una reducción neta de 275.000 puestos de trabajo según la industria. Al reconocer que la producción de vehículos eléctricos de batería creará nuevas oportunidades de empleo. «Pero a menudo para distintas personas, en distintas compañías, en diferentes regiones y en momentos diferentes», dice el informe.
70 % del valor añadido dependería del despliegue de una «incierta» industria europea de baterías. Este plantel señala que aunque todos los escenarios implican pérdidas de puestos, el de tecnologías mixtas «mitiga el impacto en el empleo y crea valor añadido hasta 2040». Sostiene además que en ese contexto se reduciría el número de empleos en unos 4.000 trabajos en el conjunto de la UE.
Para España, el escenario «radical» de vehículos eléctricos supondría 46.000 empleos en 2040. Mientras que el híbrido, que combina electrificación con biocombustibles renovables, aportaría otros 92.000, para un total de 138.000, según el estudio publicado por Cepla.
El sector de la fabricación de automóviles es responsable de más del 5% del empleo industrial total en trece estados miembros de la UE. Con más del 60% de estos trabajadores empleados por proveedores de automóviles.
Este es el primer análisis de su tipo en evaluar el impacto de diferentes vías de políticas para alcanzar los objetivos del Green Deal con un enfoque en los proveedores de automóviles.
Aptitudes laborales y marco regulatorio flexible
El estudio pronostica que en el escenario de solo vehículos eléctricos, el 70% del impacto en el empleo ya se sentirá en el período 2030-2035.
Asimismo corrobora que las oportunidades de estos coches dependen del establecimiento de una cadena de suministro de baterías en la UE: momento y probabilidad aún inciertos. Los países de Europa occidental parecen estar en la mejor posición para ser baluartes en la producción de sistemas de propulsión de coches eléctricos. Mientras que el empleo en los países de Europa central y oriental seguirá dependiendo en gran medida del motor de vehículos de combustión interna.
“Si bien, por un lado, la electrificación pone en riesgo el empleo del sistema de propulsión, en el futuro se necesitarán otras habilidades de la fuerza laboral en áreas como software o infraestructura. El valor añadido futuro y la creación de empleo en las tecnologías de propulsión dependen de la producción local de baterías en Europa», dijo Henning Rennert, socio de PwC Strategy Alemania.
Una investigación anterior ilustró que la producción de baterías proporciona relativamente más puestos de trabajo para empleados con formación académica. Y menos para los trabajadores mecánicos que ahora producen piezas relacionadas con el motor de combustión interna.
Entretanto, la secretaria general de Clepa, comentó que “las innovaciones de los proveedores automotrices han hecho que la movilidad eléctrica sea cada vez más accesible para los consumidores. Y un instrumento esencial para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones. Pero las necesidades de la sociedad son demasiado diversas para un enfoque único para todos”.
Sugirió entonces Sigrid de Vries, un marco regulatorio que esté abierto a todas las soluciones disponibles, como el uso de tecnologías híbridas e hidrógeno verde. Así como combustibles renovables que permitan la innovación a medida que se redefine la movilidad en próximas décadas.