Por Javier Montes de Oca
26/07/2018
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Festival Cruïlla de Barcelona 2018. Cápsula musical intensiva de tres días consecutivos. Su principal atractivo es la diversidad de propuestas musicales que puede condensar en tan poco tiempo. La edición de este año llevada a cabo el fin de semana del 12 al 14 de julio en el Parc del Fórum de la ciudad condal, no podía ser la excepción.
Festival Cruïlla de Barcelona: ecléctico espectáculo
La palabra cruïlla en catalán puede ser traducida como encrucijada o cruce. Por eso, desde el principio la línea editorial de este festival relativamente reciente (se celebraba su décima edición) es una declaración de intenciones.
En este festival ecléctico es posible encontrar desde pop, EDM, hip-hop y folk; hasta metal, rock alternativo, reggae, worldmusic con preferencia en Brasil, Latinoamérica, África y los Balcanes, hasta la electrónica más vanguardista.
Otros de los grandes aciertos de este festival son sus horarios. Están bien diseñados para que los asistentes no se pierdan de nada. Los precios son asequibles. También por apostar al talento local multidisciplinar.
Primer día
Tres conciertos potentes para la apertura
En su edición de 2018, el Cruïlla abrió en su jornada inaugural con tres conciertos potentes y apasionados. En primer lugar, Seasick Steve, un sesentón que recorrió a pie todo Estados Unidos y Europa. Además, fabrica sus propios instrumentos de cuerda. Este artista transportó a la audiencia más tempranera al corazón de la América profunda. Lo hizo con todo su blues y country tradicional. Un recorrido entrañable a través de la Route 66 sin salir del Fórum de Barcelona.
Plato fuerte: Jack White
Luego, el turno fue para el plato fuerte de la noche. Uno de los mayores reclamos de la presente cita. Jack White, el chico de Detroit. Hace unos 15 años sonó en todo el mundo. Fue con su himno Seven nation army de la mano de los White Stripes. Había llegado a Barcelona para mostrarnos tanto su nuevo trabajo en solista. También hizo un breve repaso por el grupo que lo diera a conocer.
White llegó enfundado todo en azul. Se trata del color de su más reciente producción Boarding house reach. White ejecutó con gran carisma un amplio repertorio. Tocó sus temas más conocidos como solista. Desde Over and over hasta Lazaretto o Corporation. Siguió con las canciones de los White Stripes. Hotel Yorba, The hardest buttom to buttom. Y cerró con la pieza más esperada y coreada de la noche: Seven nation army.
Bumbury para el final
Después de un cierre tan eufórico la escena estaba servida para que el más teatral de los artistas españoles. Enrique Bunbury entró en juego. Es uno de los favoritos del público nacional. Eso ocurre tanto por su época en Héroes del silencio como por su dilatada trayectoria de solista. El zaragozano recorrió sus más de 30 años de carrera a lo largo de hora y media de presentación.
Temas más recientes como La actitud correcta, El extranjero o Lady blue fueron interpretados magistralmente por Bunbury. A la par, hizo sentir clásicos como Mar adentro o Maldito duende. Sea como sea, este viejo rockero es una apuesta segura de cualquier festival español.
Segundo día
Camille y N.E.R.D para el comienzo
El segundo día del festival se presentaba mucho más multicultural, sello de fábrica de la casa. Abriendo con Camille, melodramática cantante parisina con una puesta en escena que combinaba teatro, danzas étnicas, vestuario y un amplísimo registro vocal con temas en francés e inglés, hacía prever una noche de viaje alrededor del mundo.
Continuamos el recorrido con N.E.R.D., la banda original del reconocido cantante y productor estadounidense, Pharrell Williams, que puso a bailar a todos los asistentes a La Catedral del Mar, colosal escenario principal del festival, diseñado y construido por el escenógrafo catalán Lluís Danés. Con una sobredosis de hip-hop y bailes urbanos, estos afroamericanos liderados por Pharrell iban calentando la entrada de la noche.
Toque tropical con Gilberto Gil
Con el crepúsculo ya empezando a caer sobre el Mediterráneo, el maestro de Salvador de Bahia, Gilberto Gil, con casi sesenta años de carrera artística, nos transportó al otro lado del Atlántico con lo mejor de su bossa, samba y tropicalismo. Este icónico artista, quien fuera también ministro de Cultura de Brasil, dialogando con el público en un castellano más que correcto presentó al público su proyecto Refavela40 para mostrarle a los europeos como se baila en Brasil.
Prophets of Rage: lo más esperado del día
Pero el plato fuerte de la noche aún estaba por llegar. Prophets of Rage, el supergrupo creado por los tres miembros restantes de los combativos Rage Against the Machine, por dos de Public Enemy y por B-Real de Cypress Hill, estaban por literalmente tomar el escenario. Con la maestría de las guitarras de Tom Morello, los californianos interpretaron temas de este nuevo proyecto, así como una abundante selección de clásicos de las tres bandas que integran el proyecto.
Evidentemente, con los temas de Rage Against the Machine, como Killing in the name of, Know your enemy, Guerrilla radio o Sleep now in the fire, la adrenalina de los asistentes rozó casi la locura.
Cóctel musical para el cierre
La segunda jornada, la del viernes 13, la cerrarían por todo lo alto artistas destacados de géneros tan diversos como Damian Marley, el vástago de la leyenda del reggae, los sorpresivos rockeros de fuerte carga social The Last Internationale y los colombianos Bomba Estéreo, que con su fusión de cumbia y demás ritmos latinos con fina electrónica, dieron por concluida la velada musical.
Tercer día
Soldiers of Jah Army: el primero en escena
El día de clausura de la edición 2018 del Cruïlla depararía otra tanda de destacados artistas internacionales. Una afluencia de público ligeramente menor a la del día anterior recibió a la banda estadounidense de reggae Soldiers of Jah Army (S.O.J.A.), que descargó sus buenas vibraciones durante hora y media, elogiando las vistas al mar que tenían desde el escenario. No faltaron temas conocidos de su discografía rastafariana como I don’t wanna wait o Rest of my life.
David Byrne: lo mejor de la jornada
Sin embargo, aún se preparaba el terreno para lo mejor de la noche. David Byrne, el fundador de la mítica banda de los 80s Talking Heads, estaría a punto de irrumpir en escena. Sentado en una pequeña mesa hablando con un cerebro de plástico tal cual Hamlet, el genio escocés nacionalizado estadounidense, muy pronto mostraría por qué era el concierto a no perderse del festival.
Rodeados de una escenografía de cortinas metálicas que ocasionaban un marcado efecto moiré, una banda compuesta por 12 músicos marchantes realizó coreografías con sus respectivos instrumentos a cuestas durante los 70 minutos que duró el performance.
Dirigidos por Byrne, la orquesta ambulante tocó temas del amplísimo repertorio del músico, desde su más reciente larga duración American utopia hasta temas icónicos de Talking heads como Once in a lifetime o Burning down the house.
Albert Hammond Jr.: potente sonido sin artificios
Justo solapándose al mismo tiempo, en el escenario más remoto y pequeño del Parc del Fórum, el guitarrista principal de The Strokes, Albert Hammond Jr., presentaba al público sus potentes temas como solista.
Con los acostumbrados riffs de guitarra tan típicos de la banda neoyorquina, y con una voz y una presencia que nada tiene que envidiarle a la de Julián Casablancas, Hammond Jr. demostró quién es uno de los líderes en The Strokes. En un concierto íntimo, sin grandes pantallas ni potente iluminación, el guitarrista interpretó temas de sus cinco placas, si bien más centrado en Francis trouble, recién publicado en marzo de este año.
The Roots: ejecución magistral
De vuelta al escenario principal, The Roots, la agrupación afroamericana de hip-hop, funk, R&B y soul, más conocida últimamente por su trabajo como banda residente del programa de TV del célebre humorista y actor Jimmy Fallon, puso a bailar hasta al asistente más circunspecto.
The Roots, con su dominio total de los escenarios y la ejecución magistral de sus instrumentos, ya estuvo presente en su día, en uno de los festivales más importantes de las últimas décadas, Woodstock 1999. En La Catedral del Mar del Cruïlla 2018, casi veinte años después, no podían dejar de ser menos espectaculares y repasar tanto temas propios como versiones al más puro estilo de The Roots.
Justice dejó sin aliento al público
Para cerrar la presente edición, ya no quedaba sino coser y bailar. El dueto parisino de electrónica, house y dance, Justice, conformado por Gaspard Augé y Xavier de Rosnay, dejaron sin aliento a los miles de asistentes que a las dos de la mañana solo aguardaban por el potente directo de los franceses.
Decibelios a más no poder, iluminación de punta y escenografía móvil, fueron parte del decorado con el que Augé y De Rosnay ensamblaron sus pistas más coreadas como Safe and sound, D.A.N.C.E., Civilization o We are your friends.
Orbital: el broche de oro
El broche definitivo, sin embargo, lo pondrían los británicos Orbital, referentes de la movida acid house londinense de finales de los noventa. Los hermanos Hartnoll, ya en sus cincuenta, demostraron cómo se debe de cerrar un festival tan ecléctico como el Cruïlla, como no podía ser de otra manera: bailando hasta las 5 am.
El telón quedó bajado para la presente edición de un festival musical y cultural que ya se ha robado el corazón de barceloneses y visitantes y que, a fin de cuentas, no parará de crecer en los próximos veranos.
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