No es que Fernando Ojeda (Madrid, 1980), empresario de éxito, modelo e instagramer con más de 100.000 seguidores, sintiera un vacío, como si le faltase algo, precisamente a él, que lo tenía todo y que había levantado con esfuerzo emprendedor y riesgo calculado tiendas de moda, restaurantes y locales nocturnos, el dueño de la noche de Madrid. Era más bien un pellizco en el estómago, como si todo lo conseguido hasta ese momento no bastara para que se sintiese realizado, satisfecho consigo mismo. El éxito, que hasta entonces le había acompañado en todo lo que emprendía, sonriéndole en los negocios y pagando las facturas, parecía poco bagaje para dejar en herencia a sus hijas.
A la postre, se preguntaba qué contarían de él cuando ya no estuviera, cuestión puramente machadiana: “Alguien dirá: ¿Qué dejaste? Yo pregunto: ¿Qué llevaste al mundo donde hoy estás?” Y es precisamente esa aceptación ética de la responsabilidad individual lo que le hace asumir en conciencia que su legado no puede reducirse únicamente a una cuenta de resultados. Que la ambición y la vanidad no transforman el mundo.
(R)Forest Project cumple 2 años luchando contra la desertización. Al finalizar 2021, se habrán plantado 20.000 árboles
La certeza de que cada voluntad cuenta y cada acto impulsa el cambio, proyecta una imagen y un ejemplo. Sus hijas sabrán que hacer dinero o cuidar el aspecto interior es importante, pero que lo es aún más aquello que permanece y deja huella. Su proyecto de reforestación –(R)Forest Project–, el empeño de un grupo de amigos que en 2019 se constituye en asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo es la preservación del medio ambiente, cumple 2 años luchando contra la desertización. Al finalizar 2021 habrán plantado 20.000 árboles.
De empresario de éxito en hostelería y ocio nocturno ha pasado a reforestar espacios urbanos en terrenos que gana al hormigón. ¿Cómo fue?
Todos tenemos en la vida un punto de inflexión y yo tuve la suerte de poder hacer una transición sin miedo al cambio.
Ambición, codicia y vanidad en alguien que lo tenía todo. ¿Por qué sentía entonces ese enorme vacío?
Esas tres palabras efectivamente describían mi vida profesional. Fue duro ponerles nombres y aceptarlas, pero eran exactamente esas tres. Si las analizas en profundidad, son cualidades vacías del alma, sin principios espirituales, y las tres son efímeras. Decidí librarme de ellas para sustituirlas por crecimiento, generosidad e iluminación. Hice un upgrade: las tres nuevas cualidades son eternas.
Su paternidad influyó sobremanera en su cambio de actitud. ¿Qué valores pretende proyectar a las nuevas generaciones?
Un valor fundamental que hoy en día lo están mutilando: creer en uno mismo. El fondo de (R)Forest Project, en un nivel paralelo a su función para luchar contra el cambio climático, es ensalzar la individualidad: cada uno de nosotros podemos cambiar el mundo y, al mismo tiempo, nuestro mundo interior.
¿Son los mismos valores que aprendió en su infancia en Vega del Genil, Granada? ¿Ha vuelto a reconectar con el campo y la naturaleza?
Pues no, la verdad. Los valores de mi infancia fueron diferentes, más bien estereotipados, robóticos. Fue pasada la treintena cuando empecé a desarrollar mi espíritu y a descartar valores adquiridos que no tenían sentido espiritual sólido. La Vega de Granada me enseñó el campo y la naturaleza, la base ideal para formar mi propia espiritualidad.
Fundó (R)Forest Project con fondos propios, pero usted no se conforma con esparcir semillas o plantar una maceta, quiere árboles de “al menos tres primaveras”. ¿Por qué?
La desertización avanza en la península ibérica. Para los que no han analizado la palabra: se está convirtiendo en un desierto. Para conseguir contener este implacable avance del Sahara lo que necesitamos es plantar árboles que tengan las mayores probabilidades de enraizar: árboles de más de tres años. Las semillas y plantar árboles pequeños resulta lamentablemente insuficiente en el territorio ibérico. Hay que gastar más en cada árbol, plantar alta densidad forestal, mezclar con arbustivas, plantar sin patrones lineales. En definitiva, ¡hay que imitar a la naturaleza si de verdad queremos ser efectivos!
Su trabajo en la actualidad es muy creativo, pero también depende de que alguien ponga el dinero. ¿Estamos siempre ante el mismo callejón sin salida?
Creo que por fin estamos abriendo una salida al callejón. Una calle al fondo que lleva a la solución. Espero que todas las empresas entiendan lo fundamentales que son y la responsabilidad corporativa que tienen para luchar contra el cambio climático. Las personas tienen una responsabilidad individual, pero en las corporaciones, la responsabilidad es corporativa.
¿Qué sale más caro crear un bosque o destruirlo?
En términos económicos, sin duda crearlo. En términos conceptuales, destruirlo. No se puede negar que fueron los hombres quienes establecieron la noción de propiedad e hicieron de ella la base para el comercio y las leyes. La naturaleza jamás ha vendido al hombre ninguna cosa puesto que siempre da sin recibir nada a cambio. En este sentido, la deuda que tenemos con la naturaleza jamás podrá ser pagada.
Se atribuye al geógrafo griego Estrabón la afirmación de que en el siglo I a.C. una ardilla podía recorrer España de árbol en árbol. ¿Hemos llegado a un punto de no retorno?
Creo que podríamos volver a ese escenario. Solo es cuestión de que nos involucremos todos.
Lo verde es necesario, afirma. ¿Transformar cualquier zona de la ciudad en un refugio verde es un lujo?
El mayor de los lujos es lo que la naturaleza te da. Tener santuarios de naturaleza dentro de los espacios sin valor de asfalto y hormigón (comúnmente llamados ciudades) es los más valioso que tenemos.
Ha plantado árboles con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. ¿Qué le diría al responsable de construir una ciudad más habitable, respirable y sostenible?
Que me siento orgulloso de vivir en Madrid en estos tiempos. Madrid está siendo ejemplo en muchos sentidos.
“La naturaleza jamás ha vendido al hombre ninguna cosa puesto que siempre da sin recibir nada a cambio. La deuda que tenemos con la naturaleza jamás podrá ser pagada”
El Mediterráneo se muere y su ONG no es ajena a esta emergencia. ¿En qué consiste (R)Forest Ocean, su proyecto de reforestación de los fondos marinos?
El 50% del oxígeno que respiramos proviene de las plantas y algas marinas. El proyecto es básicamente darle la misma importancia a reforestar en tierra que bajo el agua.
¿Qué consecuencias se pueden extraer de la tragedia que vive el Mar Menor?
Es inevitable que las personas y corporaciones dejemos residuos a nuestro paso. Las personas tenemos que reducir drásticamente los residuos que generamos, y en ningún caso liberar nuestros residuos de forma irresponsable. Empresas: hacer un copy/paste de esta reflexión y ponerla bien grande en vuestras sedes.
Si se produce un tsunami, poblaciones como Cádiz y Huelva tendrían tan solo una hora para evacuar la zona de riesgo. ¿Estamos a tiempo de evitar la hecatombe?
Estamos a tiempo de evitarla. Es cuestión de creer que cada uno de nosotros puede cambiar el mundo.
Para cambiar el mundo, propone salir de la inercia del rebaño apoyándose en la responsabilidad individual. ¿Cómo hacer frente a los poderosos solo con el respaldo de nuestra conciencia?
Cuando tres de cada 10 personas se decantan por un mensaje, ese núcleo de 10 empieza a virar hacia ese mensaje. Tres de 10. Puedes cambiar el mundo con dos amigos. Es cuestión de creer en ti, juntarte con gente que crea en ti y en sí mismas, y el efecto dominó llegará hasta lo más alto de la pirámide.
¿Ha conseguido soltar todo el lastre que le impedía realizarse o la batalla contra el ego dura toda la vida?
Toda la vida, siempre es tres pasos hacia adelante, uno hacia atrás… Y así hasta que nos morimos. Lo importante es que cuando estamos en el paso hacia atrás hay que apretar con más fuerza.