La escritora pakistaní y activista política Fatima Bhutto desciende de una familia de poder. Conoce el exilio de la mano de su padre Murtaza Bhutto, luego asesinado. también de intrigas y traiciones. Ahora le preocupa la emergencia climática, sus estragos y las amenazas. Fatima Bhutto conmovida por las brutales inundaciones que han ocurrido en Pakistán, afirma que “no hay mayor causa feminista que la lucha contra el cambio climático”.
Autora de ficción y no ficción, entre sus libros se destacan Songs of Blood and Sword: A Daughter’s Memoir (Nation Books, 2010), que narra la vida y el asesinato de su padre. La novela The Runaways (Viking, 2018), en la que cuenta la radicalización de tres jóvenes musulmanes. Democracy, un cuento electrónico y The Shadow of the Crescent Moon, que figuró en la lista de 2014 para el premio de ficción femenino de Baileys.
En un artículo para The Guardian sobre las terribles inundaciones registradas en Pakistán en el verano pasado, le recuerda al mundo que entonces un tercio de Pakistán estaba bajo el agua.
«Mi país, el quinto más poblado del mundo, quedó sumergido. Se destruyeron dos millones de hogares, se inundaron miles de hectáreas de tierras agrícolas y se dañó el 90% de los cultivos en Sindh, un cinturón alimentario. Miles de kilómetros de carreteras quedaron inutilizados. Murieron un millón de cabezas de ganado. Se destruyeron hospitales y escuelas. Entre 30 millones y 50 millones de personas, tanto como la población de Canadá o España, fueron desplazadas y desposeídas”, recuerda Bhutto.
Inundaciones Pakistán y el cambio climático
Apunta que la crisis climática trajo esta pesadilla a Pakistán, que tiene la segunda cantidad de glaciares después de los polos del Ártico. Debido al calentamiento global se están derritiendo a velocidades incontrolables y sin precedentes. El derretimiento de los glaciares se combinó con otra consecuencia del calentamiento del clima de la Tierra: los patrones erráticos de los monzones, y juntos crearon una superinundación”.
Lo sucedido en Pakistán fue solo un adelanto. El informe del IPCC señala que los fenómenos meteorológicos extremos están “impulsando cada vez más el desplazamiento” de personas en todo el sur global. «Pero la sequía, las inundaciones y el fuego también llegarán al norte, es solo cuestión de tiempo», alerta la escritora.
“Soy de Pakistán, nací en Kabul y soy medio afgana. Mi abuela era de Irán y crecí en Damasco, Siria. Soy una mujer musulmana. Nací y crecí en el mundo musulmán y Asia. No hay lucha más urgente para las mujeres en este momento que la del clima. La crisis afectará a las mujeres más que a cualquier otra cosa en el mundo: más que la reversión del aborto. Más que los gobiernos opresores, más que los salarios más bajos. El 80% de las personas desplazadas mundialmente por la crisis climática son mujeres. La justicia climática es un tema feminista global. No hay mayor causa feminista hoy que salvar al planeta y a los demás», recalca.
Las mujeres, las más afectadas por los desastres
Water Aid, una organización sin ánimo de lucro, estima que si bien las superinundaciones de Pakistán fueron impresionantemente democráticas en los estragos causados por el cambio climático, las mujeres sufrieron más.
Casi 700.000 mujeres embarazadas en Pakistán se vieron privadas de atención médica materna durante las inundaciones. “Ni ellas ni sus recién nacidos tenían alimentos, seguridad ni atención médica básica. Los abortos espontáneos aumentaron drásticamente durante las inundaciones”, recuenta.
Además de la ansiedad y el trauma, las niñas con sus períodos no tenían cuidado menstrual. Se estima que el 70% de las mujeres en las áreas afectadas por las inundaciones sufrieron infecciones urinarias por falta de acceso a los baños y por usar telas sucias en lugar de toallas sanitarias limpias.
«La emergencia climática afectará a los ricos, los pobres, los educados, los analfabetos, los urbanos, los rurales, los bellos, los valientes, los solitarios, pero serán las mujeres y las niñas de todo el sur global quienes soportarán la mayor carga», recapitula.
Las mujeres y los niños tienen 14 veces más probabilidades de morir en cualquier desastre. Una de las razones es que son el grupo con menos recursos disponibles durante una emergencia. Pero además de eso, la amenaza de violencia sexual se dispara durante los fenómenos meteorológicos extremos. Las Naciones Unidas descubrieron que con la sequía en Uganda aumentaron las tasas de violencia doméstica y abuso sexual.
“Las inundaciones en Pakistán impulsadas por el cambio climático y los ciclones en Bangladesh trajeron crisis de salud materna. También un aumento de la violencia hacia las mujeres. Y, sin embargo, apenas el 0,01 % de la financiación global se gasta en iniciativas que afectan a las mujeres y el cambio climático. Me aterra pensar la poca atención que les dedicamos», reclamó.
Defendámonos los unos y los otros
Afganistán, ya devastado por la guerra y la ocupación, también sufrió inundaciones repentinas el verano pasado. Hoy el 95% del país no tiene suficientes alimentos y los afganos se enfrentan a una crisis de hambre de “proporciones sin precedentes”, según representantes de la ONU. Esos mismos representantes señalaron que casi el 100% de los hogares encabezados por mujeres estaban pasando hambre.
El cambio climático es una palabra suave para los horrores que nos esperan, advierte, en alusión a las inundaciones en Pakistán. Lo llamaron cambio climático para quitarle los colmillos, para que pareciera una batalla menos aterradora, menos urgente. Durante 44 años, los científicos han rastreado el hielo marino antártico. Este mes, los niveles del mar en la Antártida han caído a los niveles más bajos jamás registrados.
Sin embargo, mientras el cambio climático avanza con su destrucción aterradora en todo el mundo, la Saudi Aramco, la compañía petrolera más grande del mundo, registró ganancias por 161.000 millones en 2022. La mayor ganancia anual jamás registrada por una compañía de petróleo y gas. La justicia climática no es solo un tema feminista, es existencial. Es literalmente la pelea de nuestras vidas. Y nos estamos quedando sin tiempo.
Bhutto recordó lo que dijo antes de morir el año pasado Mike Davis, el “profeta de la fatalidad”: “La desesperación es inútil. Lo que nos mantiene en marcha, en última instancia, es nuestro amor mutuo. Y nuestra negativa a agachar la cabeza, a aceptar el veredicto, por poderoso que parezca. Es lo que la gente común tiene que hacer. Hay que amarse unos a otros. Hay que defenderse unos a otros. Tienes que pelear.»