Por Jesús Travieso | Ilustraciones Luis Moreno
06/11/2016
Elegir 11 futbolistas para simular una competición en un juego aparentemente gratuito al que se accede con una simple conexión a internet ya mueve millones. Esta realidad es incontestable desde que la red empezó a acoger uno de los portales más conocidos del mundo: Comunio. Se trata de una web en la que varios amigos crean su propia liga y cada semana se disputan el liderazgo con equipos confeccionados con jugadores de distintos clubes. El rendimiento de estos futbolistas virtuales, que se materializa en los puntos que se les van dando cada día, depende de su efectividad en el juego real, cada jornada de liga, de forma que son los puntos que les otorgan en los periódicos deportivos de mayor tirada los que determinan los que se les asignan en el juego.
El germen y los herederos
Comunio surgió a principios del año 2000 de la mano de un grupo de jóvenes alemanes que desarrollaron una beta para jugar entre ellos. El líder fue Fabian Loschek, que mientras estudiaba en Estados Unidos vio como algunos de sus compañeros de clase jugaban a un fantasy game –que permite al jugador convertirse en seleccionador y entrenador– dedicado al béisbol. Pensó adaptarlo al fútbol con el propósito de lograr un rédito económico. Pero la crisis de internet que estalló en 2001 le impidió avanzar en sus pretensiones al verse reducidas sus posibilidades de financiarse a través de la publicidad. Una vez superada esa coyuntura a la compañía que creó junto a varios socios le fue yendo mejor. Y entonces empezaron a ofrecer sus versiones de pago Pro Player y, más tarde, la Plus Player. Hoy supone un negocio millonario del que, sin embargo, no hay números disponibles debido a la opacidad con la que trabaja.
Las diferencias entre las opciones Pro Player y Plus Player no radican sólo en el precio. La primera, más cara, centra el juego en aquellos usuarios que la han contratado. Esto implica que, con ellos, no podrán enfrentarse en una liga quienes únicamente dispongan de la versión gratuita. La Plus, en cambio, facilita que interactúen todos los usuarios, paguen o no. Las versiones de pago también permiten hacer intercambios directos de futbolistas con otros participantes y hasta contar suplentes que se quedarían con los puntos si uno de los titulares alineados no recibe ninguno.
Los también conocidos como fantasy sports existen desde hace más de 30 años. El precursor fue un restaurante francés de Estados Unidos llamado La Rotisserie. Allí los asistentes podían conformar sus propios equipos ficticios de béisbol. Esta liga, bautizada como Rotisserie League Baseball y que surgió en 1980, se popularizó gracias a unos cuantos periodistas que acudían al local.
Los inicios de estos juegos no difieren mucho de los del presente. El sistema para repartir los puntos era muy parecido al actual: se asignaban en base a la temporada en curso. Es decir, antes de que se disputase el partido, los participantes tenían que elegir a los jugadores pensando en cuáles podrían tener mejor rendimiento. Así ocurre con los fantasy actuales. No obstante, las estadísticas del béisbol alumbraban puntuaciones más justas. Para elegir al ganador y asignarle los puntos se tenían en cuenta los datos de los jugadores reales que se publicaban en los periódicos diarios o en función de la compilación semanal que hacía el periódico USA Today. Este diario fue el que más se implicó en detallar los números de cada partido, después de que uno de sus periodistas mostrase a sus jefes la importancia que estaba adquiriendo el juego. Su apuesta fue tal que hasta sacó un suplemento especial con las estadísticas, destinado a los jugadores de la Rotisserie League Baseball.
A partir de ahí la fiebre por este tipo de entretenimiento deportivo no ha dejado de crecer. Algo de lo que han querido aprovecharse algunas publicaciones especializadas o portales que buscaban un reclamo para aumentar sus ingresos y visitas. En América se benefició Yahoo, que se hizo con varios fantasy games e impulsó otros cuantos. Además de los del fútbol, como Comunio, existen otros dedicados a la NBA o la NFL.
El papel del cronista
En España Comunio es el líder absoluto en usuarios, a pesar de que sus servidores vayan fatal, de que su interfaz sea mala y de que el sistema de juego, ya sea para fichar o para modificar alineaciones, no se haya modernizado en absoluto. Actualmente, las puntuaciones de cada jugador se basan en las de los futbolistas que han decidido alinear bien sea de forma aleatoria o bien por haberlos fichado. Esos puntos los reciben de los cronistas del diario AS. Es decir, la satisfacción de un participante en una liga de Comunio depende del criterio subjetivo de un periodista que escribe sobre un deporte donde las estadísticas no son tan determinantes salvo por una excepción: la del gol.
“La gente se volvía loca tras ver las puntuaciones. Una cosa es discrepar sobre lo que decidía, pero es que muchos hasta insultaban a mi familia”, cuenta Iñako Díaz-Guerra, actual subdirector del suplemento Papel de El Mundo, que hasta hace unos meses se encargaba de hacer las crónicas de los partidos del Atlético de Madrid en el AS.
Uno de los días en los que la ira se apoderó de los jugadores de Comunio fue el posterior al empate del Atlético de Madrid en el Camp Nou ante el Barça, lo que supuso que el equipo rojiblanco ganara el título de Liga. “Ya que ganaron, pusimos la máxima puntuación a todos los jugadores del Atleti. Y se me llenaron las menciones de insultos. Fue una locura. No entendían que AS no tiene nada que ver con Comunio, a pesar de que éste utilice al periódico para alimentar su juego”, señala.
Otro de los que ha sufrido las consecuencias de poner las famosas picas del AS es José María López, que escribe las crónicas de los partidos del Sevilla y decide las puntuaciones de cada jugador. “Ya no hay que esperar ni al día siguiente. Desde que se suben a la web las picas, empiezan a llegarte comentarios”. También hay usuarios que le presionan antes de escribir su texto para que dé unos valores u otros a los futbolistas: “Mis favoritos son los tuits que me llegan al descanso del partido o al final haciendo un análisis de cómo han visto ellos el partido, y cómo puntuarían a los jugadores. Curiosamente, los suyos siempre están bien y los de sus rivales no tanto”. Por su experiencia, “por cada comentario educado o sugerencia, llegan unos cinco insultos”.
Tanto Díaz-Guerra como López reconocen que ya piensan cuáles van a ser las consecuencias de sus puntuaciones. “No me condicionaba, pero a veces creía que me iban a matar por esto”, revela el periodista de Papel; “Alguna vez me he sorprendido pensando “verás la que me va a caer por cómo voy a puntuar a éste. Y demasiado tengo con puntuar a tantos tíos, con cambios incluidos”, apunta López.
Que les lleguen insultos o reproches por su labor como periodistas es una consecuencia de que “la gente se lo toma demasiado en serio, y es un simple juego”, señala López. Para Díaz-Guerra, estas picas antes “sólo les importaban a los futbolistas. A mí se me quejaban diciendo que perdían cenas. ¡Macho, te invito yo si hace falta, pero no me insultes!”, destaca.
La relación entre Comunio y ‘AS’
Actualmente, los caminos de Comunio y AS siguen separados. Pero el diario de Prisa sí quiso tener algo que ver con el fantasy game alemán. Directivos del grupo de comunicación y del periódico viajaron a Colonia para negociar con los dueños del juego una posible colaboración o incluso compra de su versión española.
Fuentes conocedoras de la operación han relatado a Cambio16 que las pretensiones económicas de Comunio eran tan altas que AS decidió echarse atrás. Todo después de varias reuniones y de tener sobre la mesa un acuerdo listo para ser firmado. Una de estas fuentes resume la postura del juego para no rebajar sus exigencias en que “no necesitaban a AS para ganar más”.
Hasta el desembarco de la compañía alemana, en torno a 2010, la más exitosa en España fue la liga fantástica de Marca. El periódico, antes propiedad de Recoletos y ahora de Unidad Editorial, ofrecía un fantasy como los que conocemos ahora, pero mucho más limitado a la hora de hacer cambios y fichajes. Fueron las facilidades que ofrecía la plataforma alemana las que hicieron que perdiera el liderazgo. La bautizada como LaLiga Fantasy Marca es actualmente la oficial de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que reconociéndola como tal quiso desbancar a Comunio del primer puesto. Ofrece premios, como entradas para los partidos, que van a parar a los ganadores al final de cada temporada.
La competencia en España
Ésta no es la única. Además de la de Comunio y la de Marca, existen otras ligas como Comuniame, Hattrick, TopEleven o LigaProManager. Todas ofrecen prácticamente lo mismo que la alemana, aunque sus sistemas de puntuación, fichajes, premios o ventajas tras pagar una cuota difieran. La experiencia, al fin y al cabo, es casi la misma, ya que, por ahora, nadie ha innovado lo suficiente como para diferenciarse del resto.
Al frente de la LigaProManager está Jesús Vélez-Bracho, que junto a su socio Fidel Suárez preparó un fantasy a su gusto para disfrutarlo junto a sus amigos. Lo que les impulsó a crearlo fue la lentitud de los servidores de Comunio. Y eso si estaban operativos, ya que muchas veces el site ni cargaba. “Hicimos una web desde cero. Mi socio era el programador y yo me encargaba de la gestión. Para hacerlo diferente, decidimos coger las puntuaciones de Marca”, cuenta. El germen de su juego comenzó con 16 amigos. Actualmente, y gracias al boca a boca y las redes sociales, tienen casi 150.000 usuarios. Para puntuar a los futbolistas que eligen los jugadores hacen una media de las notas que reciben en AS, Marca o portales como FotMob.
Vélez-Bracho –36 años– y su socio Fidel Suárez –32– dedican “muchas horas” a la semana a su proyecto. Pero eso no quiere decir que les dé para vivir. “Tenemos otros trabajos. Soy economista y llevo la gestión de unas tiendas. Pero nuestro objetivo es acabar dedicándonos sólo a lo que hemos montado. Contamos con la estructura, pero aún tenemos que esperar”, señala. Entre sus objetivos está diferenciarse. “Otros han copiado a Comunio, y nosotros queríamos hacer algo que fuese distinto”, asegura. En sus inicios tuvieron que suprimir un apartado al que llamaron “bote”, donde recogían las apuestas que hacían ellos mismos y los usuarios a los que invitaban a jugar. “Tuvimos que hacerlo para no incitar al juego”, destaca Vélez-Bracho. Además, asegura que la LFP nunca les ha pedido un canon por utilizar a los futbolistas profesionales en su fantasy. “Siempre decimos de dónde viene la información, por lo que no hemos tenido problemas”, subraya.
Antonio González utiliza LaLiga Fantasy Marca para entretenerse con algunos conocidos. Decidió darle una oportunidad por lo “desastrosos que eran los servidores” de otros como Comunio. “Éramos 14 jugando. Creé la liga, la anuncié por Twitter y se quiso apuntar bastante gente. Está mejor hecha, y también se pueden conseguir premios”, señala. Sobre el tiempo que dedica a la misma, asegura que entra “a diario, sobre todo para ver lo que hay en el mercado”. Pero puntualiza que esto ocurre “a principio de temporada, cuando hay más oferta de jugadores”. Algo que comparten otros jugadores consultados por Cambio16 son el hartazgo o aburrimiento pasados los meses del juego. Sobre todo, cuando ya no tienen posibilidades de ganar.
La periodista Lucía Taboada, que ahora juega en Comuniame junto a los amigos de las dos ligas en las que participaba por los fallos de Comunio, considera que “la base está en la competitividad amistosa y el pique sano”, Señala que algunos de sus amigos se han convertido “en verdaderos fenicios, comerciantes de primera, que compran un jugador y lo venden al día siguiente si ha subido de valor”. Ella de momento no llega a tanto, lo que impide su éxito como jugadora: “Termino pecando de sentimentalismo y a final de año la mitad de mi plantilla es del Celta, lo que provoca que viva los partidos del fin de semana con el doble de intensidad”, revela. Según Taboada, una de las ventajas de estos juegos está en que ha llegado a conocer “el once del Leganés, por lo que es una herramienta hasta didáctica”. Pero también ha visto partidos “lamentables, sólo porque participaban un par de jugadores de mi equipo”.
También en baloncesto
Otro usuario, Juanan Salmerón, prefiere un fantasy dedicado al baloncesto. “Me resulta entretenido y gracias a esto sigo el deporte que me gusta. Además, conozco mejor las plantillas, los entrenadores o las promesas”. El que él utiliza es Supermanager, un juego adscrito a la liga ACB de baloncesto. Cuenta con “entre 100 y 150 jugadores” cada temporada y en este caso no hay apuestas de por medio. Salmeron considera que las puntuaciones que se dan a cada jugador en el baloncesto son mucho más “justas” que en el fútbol, por la cantidad de estadísticas diferentes que se destacan en un partido. “Pero aunque sea un sistema objetivo, hay muchas veces que genera polémica porque hay pases, canastas o robos que se contabilizan mal y son puntos que te quitan o que se dan al rival”. Además, en Supermanager “varios usuarios pueden compartir los jugadores, mientras que en Comunio te los quedas en exclusiva hasta que decides venderlos”.