Por PATRICIA MATEY
Forman parte de la creencia popular y siguen arraigados en buena parte de la población mundial. Los falsos mitos en Medicina persisten pese a que voces autorizadas han tratado de desterrarlos en los últimos años.
Lo intentaron Rachel C. Vreeman, del Servicio de Investigación de Salud Infantil en la Universidad de Medicina de Indianápolis (EEUU) y Aaeron E. Carroll, del Instituto Regensrtief de Indianápolis con la publicación en el British Medical Journal de un artículo titulado Mitos médicos.
“Los médicos entienden que para practicar una buena medicina se requiere de una constante adquisición de nuevos conocimientos, aunque a menudo asumen que sus creencias no necesitan revisarse. Estos mitos son un recordatorio de que pueden existir conceptos erróneos expuestos por profesionales sanitarios o el público en general basados en comentarios que se dan por sentado”, recuerdan las autoras del trabajo.
Así, mencionan entre ellos: “Hay que beber al menos ocho vasos de agua al día”. Las doctoras Vreeman y Carroll rastrearon todas las evidencias científicas relacionadas con esta recomendación y no hallaron datos probados algunos. Según sus pesquisas, la recomendación puede datar “de 1945, aunque posteriormente Frederick Stare recomendó, sin referencias, el consumo de «alrededor de 6 a 8 vasos por 24 horas,» que podría ser «en forma de café, té, leche, refrescos, cerveza, etc. Sin embargo, una revisión realizada por Heinz Valtin en el American Journal of Physiology echó por tierra el mito.
Otra referencia del estudios es: “Sólo empleamos el 10% de nuestro cerebro”. En otra extensa revisión de la literatura científica el neurocientífico, Barry Beyerstein estableció que este concepto se originó a finales del siglo XIX tras unas primeras pruebas científicas en las que se pudo ver la actividad cerebral de las personas, “pero era un método rudimentario por el cual sólo quedaba a la vista la funcionalidad de unas determinadas estructuras, las cuales, venían a ser un total de un 10% de nuestro cerebro”, declaró el científico.
A estos mitos se suman muchos otros:
-El lifting facial estira la piel. Como aclara, Moisés Martín Anaya, miembro de la Sociedad Española de Cirugía plástica Reparadora y Estética (SECPRE). “El lifting facial no consiste solamente en estirar la piel, sino en reestructurar las distintas partes del rostro que se han deteriorado o descolgado con el paso de los años. Hoy en día, esta intervención puede realizarse de manera aislada o asociada a otros procedimientos como la blefaroplastia o la rinoplastia, o con otras técnicas como la lipoescultura (rellenos con grasa propia)”.
-Los resultados de una liposucción desaparecen al cabo de un año. “Es una una técnica quirúrgica que trata de eliminar los acúmulos de grasa localizados en muslos, abdomen, caderas, brazos, tobillos, pantorrillas, cuello y bajo el mentón, mediante pequeñas incisiones. Puede usarse con una finalidad puramente estética o puede asociarse a métodos reconstructivos. La liposucción no es un método de adelgazamiento, sino una operación que remodela la silueta de su cuerpo y cuyos resultados son permanentes”, insiste el experto.
-Las prótesis mamarias explotan en los aviones. Es uno de esos mitos que nadie “sabe de dónde han salido pero que se perpetúan en el tiempo. Las prótesis de mamas han pasado por decenas de controles médicos antes de aprobarse, entre ellos están los de resistencia a la presión. Así que si se ponen se puede realizar una vida normal con ellas, y uno de los aspectos de la vida normal es, claro, montar en avión”.
-Se puede retirar una costilla para reducir y afinar la cintura. Un mito ligado a la cirugía plástica es el que plantea la posibilidad de extirparse costillas para parecer más delgado. “Es cierto que existen casos en los que se requiere cartílago costal para reconstruir una nariz o una oreja, pero ésta no es una opción para lograr reducir la cintura. Las costillas no ensanchan la cintura. Para lograr este efecto se acostumbra a quitar una fracción de grasa y piel de la parte inferior del ombligo con el fin de crear una figura más delgada, pero nunca se extirpan las costillas”.
-La sal es mala. Un estudio reciente publicado en American Journal of Hypertension asegura que reducir la ingesta de sal no aporta tantos beneficios. «A esta conclusión se ha llegado después de comparar dietas altas y bajas en sodio. Además, y aquí está la novedad, éstas últimas incrementan la renina y la aldosterona, dos hormonas responsables de la subida de la tensión», recuerda Ata Pouramini, experto en nutrición y miembro de la Asociación Española de Quiropráctica, además de autor del libro Tú eres tu medicina.
-El huevo es el gran enemigo del colesterol. Los grandes enemigos del colesterol son las grasas saturadas. El huevo contiene lecitina, que ayuda a regular los niveles de colesterol en sangre, apostilla el experto en nutrición.
-Leer con poca luz daña la vista. Como aclara Enrique Santos Bueso de la Unidad de Neuroftalmología del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid) “no hay ninguna evidencia que respalde esta afirmación. Antes de la invención de la luz eléctrica, la lectura se practicaba mayoritariamente por la noche y no hay indicios de que perjudicara la vista”.
-Ponerse demasiado cerca del televisor es malo para los ojos. Según Kidshealth.org, “aunque los padres llevan años afirmando esta conclusión, no hay ninguna prueba de que el hecho de ver la televisión acercándose mucho a la pantalla sea perjudicial para la vista”. Como insiste el doctor Bueso, “la propia Academia Americana de Oftalmología (AAO) afirma que, en realidad, los niños pueden enfocar de cerca sin desarrollar cansancio ocular, de ahí que a menudo adquieran el hábito de colocarse cerca del televisor o de sostener lo que están leyendo más cerca de los ojos. De todos modos, el hecho de que una persona se ponga muy cerca del televisor puede indicar a lo mejor que es miope”.
La lista de falsos mitos puede ser interminable… Pregúntese en cuáles cree usted.