Por Juan Salinas Quevedo
23/9/2017
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Jóvenes sin libertad es un cortometraje inspirado en el caso de Alan, un chico transexual de Barcelona, víctima de acoso escolar, que con diecisiete años decidió acabar con su vida. Su historia suscitó una gran repercusión y recibió el apoyo de muchas personas y colectivos que declaraban el suicidio como un “asesinato social”. El corto nace con la intención de dar luz al asunto y denunciar la discriminación, acoso y exclusión que hoy en día sufren -según datos del Ministerio de Educación de 2017- un 4% de los alumnos en España.
El proyecto -protagonizado por el ganador del Goya Francesc Colomer y el exitoso actor argentino Franco Masini- está avalado por la Obra Social La Caixa y la Consejería de Educación del cabildo de Gran Canaria y se exhibirá en distintos centros escolares como medida de concienciación a los jóvenes, además ha sido apoyado por ACAELP (Asociación contra el acoso escolar de Las Palmas) y AEPAE (Asociación española de prevención del acoso escolar). Su joven director, Fabrizio Santana, nos cuenta qué hemos de cambiar para evitar que casos como el de Alan sigan ocurriendo cada día.
Jóvenes sin libertad
¿De dónde nace la idea de Jóvenes sin libertad?
Yo tenía un guion escrito sobre acoso escolar pero era más genérico, y hace como dos años leí en la prensa un artículo sobre Alan, un chaval transexual que se había suicidado en Barcelona. Era una noticia muy impactante que tuvo mucho alcance mediático lo que me llevó a querer contar este caso en particular. Trabajé mucho en ese argumento porque quería mostrar cómo una víctima de bullying puede llegar a verse en una situación tan extrema que por ello decida acabar con su vida.
Sin embargo, a pesar de lo dramático de la historia, sí que es esperanzador en el mensaje que se transmite, supongo que para hacer entender a los jóvenes que existe salida.
Desde el principio mi idea era buscar algo positivo en todo esto porque no quería hurgar en la herida, sino hacer ver que realmente hay esperanza para acabar con este tipo de situaciones y que los jóvenes que lo sufren no se deben sentir avergonzados. Y esto resultó complicado porque no es sencillo mostrar la realidad de un caso que desemboca en suicidio y al mismo tiempo no caer en el derrotismo, debíamos ser fieles a la realidad y un caso como el de Alan sin duda provocaría un mayor impacto y ayudaría a generar conciencia.
Víctimas de Bullying
La emoción que transmite juega también un papel fundamental para comprender el caso y empatizar con las víctimas.
La emoción es un lenguaje que conecta directamente con nosotros y nos potencia ese nivel de empatía necesario para comprender este tipo de historias que emergen precisamente de la incomprensión. He intentado acercarme lo máximo posible no ya a los hechos ocurridos, sino a las emociones que se generan cuando una persona es víctima de acoso escolar. A través de voces en off y otros recursos que el cine nos da es muy sencillo conectar con la gente, y por las reacciones del público que lo ha podido ver parece ser que ese objetivo queda cumplido.
Y aparte de la historia real en la que se basa, ¿viviste o fuiste testigo de algún episodio similar a lo largo de tu infancia?
Recuerdo que en el colegio sí que ocurrían casos cercanos al bullying, o la marginación de algún compañero… Pero creo que por desgracia, en mayor o menor medida, es algo que alguna vez todos hemos presenciado. A mí personalmente por el mero hecho de que con doce años ya me dedicase a esto del cine, siempre alguien te miraba como el raro, se burlaba, no lo entendía…
Y hay veces que el grado de acoso puede ser tan elevado que eso lleve a que un chaval no pueda superar ese nivel de presión social al que se ve sometido y no encuentre salida ni apoyos en los que salvaguardarse, y además los padres normalmente desconocen por completo que su hijo es una víctima o un agresor. Es un conflicto hermético que se enquista dentro de las aulas y que las consecuencias pueden ser fatales como hemos visto.
Los personajes
¿Tuviste alguna referencia en particular de algún compañero a la hora de construir los personajes?
No tanto una referencia, pero sí que los personajes nacen con una intención muy clara para que nos permitan contar esta historia de la manera más sencilla y verosímil posible. Quizá el personaje del amigo (Franco Masini) pueda parecer idealizado, porque es ese que muchas veces no existe en la realidad: el amigo perfecto que te apoya por encima de todo. Pero ese personaje había que dibujarlo porque parte de la necesidad de comprender a la víctima, un poco la función y la postura que ha de tomar el espectador para involucrarse y denunciar el caso.
¿Y qué te llevó, en un primer momento, a abordar un proyecto que tratase sobre acoso escolar?
En cada proyecto siempre he querido contar algo cercano a mi generación, a la gente joven, y el bullying es un gran problema que existe en nuestra juventud actual. Además, cuando comencé hace años con la escritura de guion, no era un tema que se tratase tanto como ahora, a pesar de que las estadísticas revelaban que casos así ocurrían. En ese sentido hemos avanzado y se denuncia a nivel mediático mucho más que antes, con campañas de televisión que dan visibilidad a las víctimas y a los casos.
En mi escuela recuerdo que los profesores no sabían cómo actuar, decidían reunir a toda la clase para que delatásemos a los agresores, con lo cual el problema se agrava al generarse un odio mayor hacia los “chivatos”. Pienso que mostrar lo que es el bullying ayuda a que se tomen otro tipo de medidas que puedan resultar más efectivas.
Concienciar
Aparte de exhibir cortos como el tuyo en los centros escolares, ¿qué piensas que se debe hacer a nivel pedagógico para concienciar a los alumnos?
De lo que he aprendido documentándome y hablando con asociaciones de acoso escolar es que a través de charlas y conferencias hay que hacer comprender a los alumnos que si en una clase de treinta chicos hay cinco acosadores y una víctima, los demás no deben mirar hacia otro lado; se deben involucrar y rechazar ese tipo de actos para así marginar y desaprobar de forma general a los acosadores, y no a las acosados como suele suceder.
Un error que se comete, además, es cambiar a la víctima a otro centro, cuando realmente no es a las víctimas a las que hay que trasladar sino a los acosadores, ya que de esta manera ellos seguirán buscando a otros chavales para hacerles la vida imposible. Y a los propios acosadores dispersarlos en distintos centros y tratarlos con educadores y psicólogos, muchos de ellos también tienen problemas, sobre todo a nivel familiar, y se refugian en la violencia.
Marcar la diferencia
Según datos actuales, un 9,3% de los alumnos en alguna ocasión ha sufrido acoso escolar de forma continuada. ¿Crees que existe un patrón a seguir por parte de los acosadores a la hora de escoger a un chico y no a otro?
Normalmente es una cuestión de marcar la diferencia sobre el resto, “no eres igual que ellos”. Eso conlleva que muchas veces las agresiones sean de carácter homófobo o xenófobo. Alan, por ejemplo, era acosado por el hecho de ser transexual.
¿Cómo lo ha recibido la gente tras su estreno en cines y su paso por El Festivalito de Las Palmas?
El estreno en Gran Canaria fue genial, hubo un lleno absoluto en la sala, parecía que estrenábamos un largometraje. La gente se volcó mucho y hubo una reacción muy buena por parte del público. En principio se podrá ver también en Madrid y Barcelona, y esperamos que pueda ser seleccionado en próximos festivales.