Parte de la pandemia transcurrió en la búsqueda incesante de una vacuna, efectiva y en tiempo récord, que inmunizara a la población global. La otra parte, actualmente en tránsito, está orientada en conocer sus efectos en el corto y largo plazo. Robert Malone, conocido en el mundo científico por ser pionero de la vacuna de ARNm, denunció a los fabricantes de la vacuna contra la COVID-19. Argumentó que estos laboratorios sabían de los riesgos para la salud y no lo informaron a los pacientes.
Malone es un médico y bioquímico estadounidense. Lleva meses emitiendo opiniones contundentes sobre el proceso de inmunización y las mismas le han valido críticas muy duras. E incluso Twitter y LinkedIn le bloquearon sus respectivas cuentas.
El polémico experto reveló la evidencia de cardiotoxicidad, defectos de nacimiento y otros efectos colaterales de esas inmunizaciones. Y destacó que los fabricantes de la vacuna anticovid “conocían de estos riesgos y eventos adversos. Sin embargo, nunca se los revelaron formalmente a los pacientes”, dijo en entrevista a The Epoch Times en español.
A Malone se les han cerrado las puertas en muchas tribunas y ha sido acusado de antivacuna y de liderar teorías conspirativas.
“Creo que hay muchos en la profesión legal que están analizando esto” (la actuación de los fabricantes de las vacunas). “Y están planteando dudas sobre si, de hecho, cumple con los criterios de fraude en términos de retención de información”, confió el investigador.
Malone ha criticado las normas de la vacunación obligatoria contra el virus, así como las políticas de mitigación. “Hay muchas personas ahora que tienen daños por vacunas y no pueden ser compensadas. No se invierte dinero en tratar de comprender su enfermedad y encontrar formas de mitigarla”, resaltó el cofundador de la Alianza Internacional de Médicos.
Críticas a fabricantes de vacunas contra la COVID-19
Gobiernos, industria farmacéutica y expertos han fomentado la tercera y hasta la cuarta dosis de estas vacunas. Consideran que la masificación de ese tratamiento ha protegido a las sociedades y ha debilitado el ciclo de contagios por el virus. Hasta el punto de flexibilizar las medidas biosanitarias y recobrar la normalidad en casi todos los países.
Al respecto, Robert Malone carga una vez más contra esa versión y los fabricantes de la vacuna contra la COVID-19. Sostuvo que “la mayoría de las personas que están ahora hospitalizadas por la COVID-19 fueron vacunadas”. Además, manifestó que “cuantas más dosis de estos productos reciba, mayor será su riesgo de infección, enfermedad y muerte. En comparación con aquellos que permanecen sin vacunar”.
Asimismo advirtió que la mayoría de los que no están vacunados “probablemente tengan inmunidad natural”.
Los laboratorios informaron, en su momento, de algunas secuelas tras la colocación de las vacunas. Como enrojecimiento, dolor o hinchazón en el lugar del pinchazo. O, de malestares como fatiga, dolor de cabeza y otros síntomas similares al resfriados o cuadros gripales.
Sin embargo, no se tienen registros de efectos mayores y de gravedad. Sin embargo The New York Times reseñó en febrero de 2021, que “algunos pacientes desarrollaron un trastorno en la sangre tras recibir la vacuna contra la COVID-19”. Citó el caso de Luz Legaspi, de 72 años, que despertó con moretones en brazos y piernas, y úlceras dentro de la boca que sangraban. Fue hospitalizada en Nueva York con una grave trombocitopenia inmune. Una enfermedad producida por la falta de plaquetas, las células sanguíneas que son primordiales para la coagulación.
Ese mismo padecimiento provocó la muerte de Gregory Michael, médico obstetra de 56 años de Miami Beach. Cuyos síntomas aparecieron tres días después de recibir la vacuna de Pfizer-BioNTech.
Casos de trombosis
Aunque de las 31 millones de personas que habían sido vacunadas en EE UU, para entonces, solo se habían reportado 36 casos similares a los de Legaspi y Michael al Sistema de Reportes de Eventos Adversos Provocados por las Vacunas. Los casos estaban relacionados con la vacuna de Pfizer-BioNTech o con la de Moderna, las únicas autorizadas en ese momento en el país. No obstante, indicó The New York Times, este sistema de reportes solo presenta los problemas descritos por los profesionales de la salud. O por los pacientes después de la vacuna y no especifica si en realidad las vacunas contra la COVID-19 provocaron esos problemas.
Pfizer señaló entonces que toma “muy en serio los informes de las reacciones adversas”. Y añadió que estaba al tanto de los casos de trombocitopenia de las personas que recibieron las vacunas.
Entretanto, Robert Malone insistió a The Epoch Times en los riesgos para la salud de esas dosis y que los fabricantes de las vacunas COVID-19 no advirtieron ni informaron. “Los CDC recientemente fueron atrapados ocultando datos críticos de la vacuna”. Dijo también que luego de recibir la vacuna anticovid podría aumentar el riesgo de infección por ómicron”.
Según la Asociación Española de Pediatría, Malone “no es el único personaje embarcado en esta cruzada. Otros, como la mexicana Karina Acebedo y el español Fernando López-Mirones participan de la desinformación. Las redes sociales, con su inmensa capacidad de penetración social, son las plataformas de difusión y redifusión de las informaciones falsas“.