Las extensiones de cabello humano, tan de moda entre las mujeres, representan otra forma de castigo para los prisioneros uigures en China. Autoridades aduanales de Estados Unidos confiscaron esta semana un cargamento de 13 toneladas de estos accesorios, valorado en unos 800.000 dólares. Sospechan que fueron elaborados con cabello de personas detenidas en campos de concentración y trabajo forzado en la provincia de Xinjiang.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) se incautó del cargamento en el Puerto de Nueva York/Newark. Es la segunda vez que la CBP decomisa productos de este tipo provenientes de China, el mayor exportador e importador de cabello humano del mundo.
Cifras del Observatorio de Complejidad Económica señalan que el comercio mundial de cabello humano alcanzó la suma de $111 millones en 2018. Los principales exportadores fueron Hong Kong ($32 millones), la India ($22,1 millones), Singapur ($11,2 millones), Birmania ($8,89 millones) y Malasia ($8,81 millones).
“Es absolutamente esencial que los importadores estadounidenses se aseguren de que la integridad de su cadena de suministro cumpla con los estándares humanos y éticos esperados por el gobierno y por los consumidores estadounidenses”, señaló Brenda Smith, de la Oficina de Comercio de CBP.
Prácticas inhumanas
Insistió en que la producción de estos bienes constituye una violación muy grave a los derechos humanos. «La intención es enviar un mensaje claro y directo. Estados Unidos no tolerará prácticas ilícitas e inhumanas en la cadena de suministros”, agregó
Se refería a la orden que emitió la CBP el 1 de mayo de incautar cualquier producto capilar de cuya elaboración se tengan dudas. Poco después, el 18 de junio, el presidente Donald Trump firmó una ley para imponer sanciones a funcionarios chinos por la represión de Pekín contra el grupo étnico minoritario musulmán uigur.
“El Partido Comunista Chino ha caído hasta sus cotas más bajas si este envío altamente sospechoso estuviera vinculado a los campos de concentración uigures”. Así dijo, por su parte, John Ullyot, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Las extensiones de cabello humano y otros productos capilares confiscados esta semana fueron elaborados por la compañía Meixin Hair Product Co, del condado de Lop. Ltd. El cargamento de mayo era de Hetian Haolin Hair Accessories Co. Ambas empresas son de Xinjiang. En este caso, la agencia aduanera certificó que los postizos eran sintéticos y no humanos, informó la agencia Associated Press.
Extensiones de cabello desde campos de concentración
La ley firmada por Trump pretende sancionar a los autores de violaciones y abusos de los derechos humanos: “El uso sistemático de campos de adoctrinamiento, trabajos forzados y vigilancia intrusiva pretende erradicar la identidad étnica y las creencias religiosas de los uigures y otras minorías en China».
Un video divulgado por CNN sugiere que las denuncias tienen asidero. El documento audiovisual muestra a hombres con las cabezas afeitadas, maniatados y ojos vendados en una estación de trenes. No obstante, aclaró que no pudo confirmar dónde ni cuándo grabaron el video. Pero dos víctimas aseguraron al canal de noticias que los trataron de esa manera cuando estuvieron en el campo de reclusión de Xinjiang.
En noviembre pasado, el diario The New York Times publicó más de 400 documentos que obtuvo de una fuente secreta del gobierno chino. En ellos reveló detalles sobre los orígenes y la práctica de reclusión masiva que viene realizando China contra uigures, kazajos y otras minorías predominantemente musulmanas en la región de Xinjiang.
La Casa Blanca ha denunciado que el régimen chino los ha obligado a trabajos forzados a gran escala como un método para subyugarlos. Mujeres revelaron que les afeitan la cabellera al recluirlas en esos centros, presuntamente para fabricar las extensiones de cabello y pelucas. Al liberarlos, los envían a trabajar forzosamente en fábricas.
No hay cifras precisas sobre la cantidad uigures detenidos en campos de concentración en Xinjiang. Las estimaciones van desde un millón hasta dos millones de personas.
El gobierno chino ha negado todas estas denuncias. Sus voceros llaman Centros de Educación Vocacional a los lugares en los que aíslan a los musulmanes asentados en Xinjiang. Aseguran que allí les enseñan el idioma chino y los entrenan en diversas especialidades para que ingresen al mercado de trabajo.
La respuesta de la Eurocámara
El Parlamento Europeo también puso de relieve la “represión sin precedentes” por parte del Gobierno chino contra los uigures, al conceder, en 2019, el premio Sájarov a la libertad de conciencia 2019 al intelectual chino de etnia uigur Ilham Tohti, de 49 años de edad.
Defensor de los derechos de esta minoría, Tohti cumple desde 2014 cadena perpetua. Lo acusaron y condenaron por «separatismo».
«Pese a ser una voz de moderación y reconciliación, lo condenaron a cadena perpetua tras un simulacro de juicio en 2014», denunció el Parlamento Europeo.
«Al concederle este premio, instamos urgentemente al Gobierno chino a que ponga a Tohti en libertad. Le pedimos que respete los derechos de las minorías en China», declaró.
“La población uigur ha sido objeto de una represión sin precedentes por parte del Gobierno chino en los últimos años debido a su identidad étnica y a sus creencias religiosas singulares. Desde abril de 2017, más de un millón de uigures inocentes han sido detenidos arbitrariamente y recluidos en una red de campos de internamiento donde son obligados a renunciar a su identidad étnica y a sus creencias religiosas y a jurar fidelidad al Gobierno chino”, denunció la Eurocámara.
Las denuncias de HWW
Las primeras denuncias sobre la situación de los uigures las hizo la ONG Human Rights Watch en 2005.
“El gobierno chino está dirigiendo una campaña aplastante de represión religiosa contra los musulmanes uigur chinos, en nombre del antiseparatismo y el antiterrorismo”, denunciaron Human Rights Watch y Human Rights in China en un informe divulgado el 12 de abril de 2005.
Los uigures son una minoría de habla turca de unos ocho millones de personas. Sus territorios tradicionales se encuentran en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, una zona rica en petróleo al noroeste de China.
Entre ellos ha aumentado el temor por su supervivencia cultural y el mantenimiento de su modo de vida tradicional. Una intensa campaña de migración interna permitió la llegada de más de 1,2 millones de colonos de origen chino entre 1995-2005, según la ONG de derechos humanos.
“Muchos uigures desean una mayor autonomía de la que tienen actualmente. Algunos quieren un estado independiente, aunque ha habido muy pocas manifestaciones de rebelión violenta”, aseguró HRW.
El informe también explica que China ha utilizado los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y la subsiguiente “guerra contra el terrorismo” para encubrir su persecución de los uigures. “Aunque las políticas de represión religiosa en Xinjiang son anteriores al 11 de septiembre, el gobierno afirma que se enfrenta a un movimiento separatista de inspiración islámica con conexiones con grupos terroristas internacionales y Al Qaeda”, dijo HRW.
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