El complejo Bor cuenta con 200 millones de toneladas de mineral de cobre, opera en el cinturón metalogénico euroasiático, en el extremo este de Serbia. Uno de los depósitos más grandes del mundo. Su propietario es el gigante empresarial chino Zijin Mining Group. A pesar de que asegura que su trabajo extractivo lo hace en condiciones medioambientales óptimas, los habitantes de Bor viven en protesta permanente.
Los 856 km2 de Bor recorren la línea fronteriza compartida con Rumania y Bulgaria. Sus potencialidades mineras la maneja Zijin, una multinacional china que se dedica a la prospección, exploración y extracción de oro, cobre, zinc y otros minerales con operaciones en 11 países. Cotiza en las Bolsas de Shanghai y Hong Kong.
La demanda del cobre se ha disparado y también su precio. Es materia prima en la fabricación de teléfonos inteligentes, tecnología de energía verde y una multiplicidad manufactura china. Zijin Mining absorbió la antigua mina estatal hace cinco años y el año pasado registró las mayores ganancias de todas las empresas que operan en Serbia. Actualmente, Zijin está ampliando sus operaciones. Como contraparte, Bor es una de las ciudades más contaminadas de Serbia. Sus ciudadanos protestan por la contaminación del aire y del agua, y por el ruido de la actividad minera.
La asamblea municipal de Bor y el director de Zijin afirman que el nuevo complejo de Novo Cerovo cumplirá los estándares medioambientales. La empresa minera afirma dice que ha invertido 142 millones de dólares en mejorar el medioambiente y la ecología. «Mucho más que los 70 millones acordados en el convenio de cooperación estratégica en la eliminación de residuos de operaciones anteriores y plantando miles árboles», asienta.
Contaminación en la gran mina de cobre de Serbia
El Ministerio de Minería y Energía de Serbia declaró que la empresa ha cumplido todos los requisitos al tratar mecánicamente sus aguas residuales y limpiar el río Pek. Sin embargo, los inspectores ordenaron a Zijin Mining que construyera canales adicionales y piscinas de tratamiento de aguas residuales para evitar la contaminación. Las partes aseguran que tales exigencias se han completado.
Las organizaciones ecologistas y muchos ciudadanos de Bor dudan de que mejore significativamente el medio ambiente de Bor, una de las ciudades más contaminadas de Serbia. El agua del río principal de la zona se ha vuelto de un color rojizo y huele mal. La protestas y quejas no han sido escuchadas y los ánimos se han caldeado. La contaminación ha empeorado en los últimos dos años y los vecinos de Bor están hastiados de las secuelas de la explotación de cobre.
«Hay explosiones todos los días», comenta Milan, de 31 años, que trabaja como camionero en Zijin y salió a apoyar la protesta. «¡Están poniendo toda la tabla periódica en el aire!», indica con alarma al portal británico UnHerd. En la región se han repetido los casos de envenenamiento por plomo, arsénico y mercurio. Los niveles de dióxido de azufre son 15 veces superiores al límite legal.
La mina es lo suficientemente grande como para tragarse 1.000 aldeas serbias. Las tuberías que salen de la mina están llenas de espuma de poliestireno sucia. Mientras, el paisaje real no se parece en nada a los cientos de carteles que presentan una exuberante reforestación y alardean de los “objetivos estratégicos verdes” de Zijin.
Colonialismo y explotación
Bor tiene más de 40.00 habitantes. La rodea un gran cinturón montañas rocosas que constituyen el gigantesco yacimiento de cobre. En sus restaurantes, los mandos intermedios chinos beben y comen estofados, mientras que los trabajadores locales y chinos importados trabajan en almacenes y plantas de gestión de residuos.
A la entrada de la ciudad cuelga un cartel pintado a mano que dice “la vida antes que las ganancias”. Un claro mensaje para Zijin Mining, que pretende construir una carretera. Las mujeres han mantenido un bloqueo permanente de 24 horas durante los últimos 2 meses contra la inminente destrucción de su hogar, Krivelj. No obstante, la evacuación de Krivelj parece un trato cerrado. Algunos vecinos han sido comprados y otros se han visto obligados a abandonar sus casas ocupadas y tragadas por la mina sin recibir un centavo de compensación.
En una reunión de cientos de aldeanos, mineros y activistas ecológicos de Serbia comparan su situación con la “lucha contra el colonialismo” en el Congo. «No estamos en contra de ninguna industria ni de ninguna nación, estamos en contra de una empresa china que nos explota», dijo un aldeano. Los lugareños dicen que creen que Zijin está haciendo que la aldea sea inhabitable para obligarlos a salir uno por uno.
La protesta ahora se centra en asegurar un convenio colectivo que garantice que las edificaciones reciban un pago igual en efectivo y la reubicación de los propietarios en un nuevo sitio más cercano a la ciudad.
¿Poderío chino y debilidad del gobierno serbio?
La plaza del pueblo está llena de jubilados bebiendo cerveza o durmiendo las secuelas de las tinas compartidas de gulash. Es difícil escapar de la sensación de un Hobbiton bajo amenaza por parte de una industria invasora y extractiva de cobre en esa región de Serbia.
Jasna Tomic, miembro del consejo que ha encabezado las protestas, sostiene que su principal preocupación es mantener el espíritu comunitario del pueblo. Incluso en las nuevas casas de cemento de la empresa donde terminarán si consiguen su ansiada reubicación. “Mi familia lleva 170 años aquí, viviendo en esa casa de la plaza. Nuestras tradiciones deben continuar y esperamos que el Estado se dé cuenta de la importancia», dijo.
Como muchos lugareños, Tomic pertenece a la minoría valaca, una etnia de pastores que deambuló por las montañas de los Balcanes durante siglos. Pero hay más en juego que la tradición. Tomic dice que el Estado serbio está ausente de las negociaciones, protege a Zijin y le permite que presione a los aldeanos individuales para que abandonen sus tierras sin una compensación adecuada.