Activistas ambientales y diversos movimientos sociales se han activado en Europa y Estados Unidos para repudiar las instalaciones de equipos de tecnología 5G, por su aparente daño a la salud. Pero, una nueva investigación, publicada en la revista Health Physics, asegura que tienen “poco o ningún riesgo”.
En Bruselas e Inglaterra se han presenciado protestas e incluso, se han reportado quemas y derribos de estas torres. Los grupos que abanderan esas críticas atribuyen a esta quinta generación de tecnologías, mayor radiofrecuencia (RF)y su relación directa con la salud, al exponerse una persona o una comunidad a esa señal.
Señala el estudio que dentro de los límites de exposición actuales, parece haber «poco o ningún riesgo» adverso para la salud.
«Reconocemos las lagunas en la literatura científica, particularmente para las exposiciones a frecuencias de ondas milimétricas. Juzgamos que la probabilidad de peligros para la salud aún desconocidos a niveles de exposición dentro de los límites actuales es muy baja. Si es que existen», dijo el Comité sobre el Hombre y la Radiación (Comar) del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Estados Unidos (IEEE).
La declaración de consenso trata de contrarrestar el aumento de mensajes alarmantes sobre los misteriosos efectos en la salud de la tecnología 5G.
«Esta desinformación se une a los sitios web de activistas que expresan consecuencias aún más ominosas de la 5G. Desde que induce el cáncer hasta ser responsables de la actual pandemia de coronavirus. Todo esto ha creado una ansiedad pública sustancial e innecesaria», lamenta Jerrold T. Bushberg. Especialista de la la Facultad de Medicina Davis de la Universidad de California (Estados Unidos) y vicepresidente de la Comar.
Ven “muy bajos” los riesgos para la salud de la tecnología 5G
Los sistemas inalámbricos de quinta generación se están expandiendo en el mundo para satisfacer la demanda creciente de conectividad inalámbrica.
La nueva tecnología puede transmitir cantidades mucho mayores de datos a velocidades más altas, en comparación con los anteriores sistemas de 2G a 4G. Esto se debe en parte a que 5G utiliza el mayor ancho de banda disponible en frecuencias más altas. Incluyendo la llamada banda de ondas milimétricas (MMW).
Los países más activos en el despliegue de redes 5G comerciales hasta finales de julio de 2019 son Estados Unidos, con cuatro operadores, y Corea del Sur, con tres operadores. Suiza también cuenta con el despliegue de amplias redes 5G en su territorio por parte de Swisscom y Sunrise.
Otro país muy activo es Australia, con los operadores Optus y Telstra, y diversos países de Oriente Medio, especialmente Kuwait con Ooredoo, Viva y Zain. Los Emiratos Árabes Unidos con Du y Etisalat; Arabia Saudí con STC; Qatar con Vodafone y Ooredoo y Bahrain con Batelco y Viva.
La expansión de 5G «producirá una presencia más ubicua de MMW en el ambiente», según el informe. Debido a que las MMW no penetran en los materiales de construcción. Así como en las señales de baja frecuencia, se necesitarán muchos transmisores de «células pequeñas» de baja potencia para proporcionar una cobertura efectiva en interiores.
Algunos sistemas 5G tendrán antenas «formadoras de haces» que transmitirán señales a los usuarios a medida que se desplazan, lo que significa que los no usuarios tendrán menos exposición.
Calentamiento y sus efectos nocivos
El calentamiento de los tejidos es el principal efecto nocivo potencial de la exposición a los campos de radiofrecuencia.
La mayoría de los países han adoptado límites de exposición similares a los recomendados por las normas recientes (2019) publicadas por el Comité Internacional de Seguridad Electromagnética (CIES) del IEEE. También de la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP).
Estas directrices tratan de evitar los efectos nocivos. Y establecen límites de exposición muy por debajo del umbral en el que se esperaría que se produjese cualquier efecto adverso para la salud humana.
Según estos expertos, a diferencia de los campos de baja frecuencia, los MMW no penetran más allá de la capa exterior de la piel. Por lo tanto no producen calentamiento de los tejidos más profundos.
«Es poco probable que la introducción de 5G modifique los niveles generales de exposición a la RF. Como sucede actualmente, la mayor parte de la exposición se deberá principalmente al ‘uplink’ del propio teléfono celular u otros dispositivos. No a la transmisión desde las estaciones base», aclaran.
¿En juego la seguridad nacional y personal?
Los motores de búsqueda en internet están abarrotados de información en pro y en contra de estos equipos. Además, del aparente riesgo a la salud, se encuentran las teorías conspirativas, de que la 5G comprometería la seguridad nacional de los países. Y la privacidad de las personas
La Comisión Europea publicó en 2017 un informe en el que hacía referencia a las consideraciones de ciberseguridad que debería afrontar el nuevo estándar 5G. Allí se incluía la necesidad de una arquitectura lógica que estaría basada en el concepto de redes virtualizadas. Sobre infraestructuras compartidas, o redes basadas en software, que plantean el paradigma de la eliminación de las conexiones físicas interconectando equipos y servicios a través de la red móvil de comunicaciones.
Los verdaderos problemas con la ciberseguridad vendrían, según algunos analistas, de las facilidades que tendrían los ciberdelincuentes. Por un lado, para desplegar redes de bots, o dispositivos hackeados. O para atacar a cualquier sistema, como lo haría un ejército.
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