Desde que Nicolás Maduro decidió incrementar el salario mínimo en Venezuela casi 60 veces por encima del anterior, el descontento laboral solo se ha incrementado.
El quinto aumento del ingreso salarial pasó de 3 millones, a 180 millones de bolívares, el equivalente de 30 dólares mensuales a la tasa de cambio oficial.
Previo al excesivo incremento, Yusbell Arcaya, una analista de Recursos Humanos con 19 años de experiencia percibía un salario siete veces superior al mínimo. Actualmente, la empleada en una universidad al occidente del país reclama que su preparación académica no se ve reflejada en sus ingresos.
«Este mes que está corriendo todos estamos ganando 1.800 bolívares -expresión modificada tras la reconversión monetaria-«, apuntó Arcaya. «Estoy ganando igual que la muchacha que pisa el botón para abrir la puerta. No la denigro porque empecé así, pero yo luché, estudié y trabajé duro. Ahora resulta que no vale nada», agregó.
Desaparecen las escalas salariales
En septiembre entró en vigencia el nuevo salario que devengó la mayoría de la población trabajadora en el país. Obreros, profesionales, profesores con doctorados y secretarías pasaron a cobrar el mínimo. El motivo de esta unificación de pagos se debe a la incapacidad de las empresas, públicas y privadas, de aplicar diferencias salariales entre sus empleados.
El descontento entre los ciudadanos del país latinoamericano se ha hecho sentir, en medio de una recesión económica que ha alcanzado niveles hiperinflacionarios. Maestros, médicos y empleados públicos salen a las calles para rechazar cómo se vieron pulverizadas las escalas obtenidas en los convenios colectivos, tras años de discusión con los patronos.
A pesar de que el salario mínimo había rondado un nivel bajo, alrededor de 2 dólares mensuales, profesionales con trayectoria o especializaciones no esperaban que los sueldos se vieran igualados de tal forma.
«Todos cobran igual»
«Ahora estamos peor (…) porque antes nos pagaban por años de servicio y por especialidad. Ahora en un hospital todos cobran igual, desde el que limpia los pasillos hasta el que salva vidas», dijo una enfermera de 48 años de edad, durante una protesta frente al Ministerio del Trabajo en el estado Zulia.
La misma situación aplica en el sector financiero. En varias compañías de seguros, la mayoría privadas, todo el personal cobró el mismo sueldo sin importar el cargo. «Se aplicó una tarifa plana por este mes y, dependiendo de las condiciones, se fijarían diferencias entre salarios en octubre o noviembre», sostuvo una de las fuentes en declaraciones a Reuters.
Por otra parte, el presidente de la federación de sindicatos del sector bancario, Carlos Rivas, agregó que las escalas salariales se aplanaron para hacer frente al elevado ajuste. Explicó que un cajero gana casi un salario mínimo, mientras que en algunas excepciones hay una diferencia de un 5 por ciento entre un cargo y otro.
Continúa la incertidumbre
A un mes de la aplicación del decreto, varias organizaciones estatales aún no informan a su personal el monto en que quedará establecido el ingreso mensual. Días antes del anuncio del Ejecutivo, el ministro para la Defensa, Vladimir Padrino López, adelantó que debido a un ajuste salarial se modificarían las escalas de los militares. Asimismo, advirtió la posibilidad de que sean más pequeñas las diferencias en los ingresos de los soldados y funcionarios de alto mando.
En la estatal de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), los empleados desconocen la cifra en que quedará fijado su salario. Algunos consultados, temen correr la misma suerte que el personal del Ministerio del área, al que se le estableció el mínimo más bonificaciones.
«Hasta ahora hemos cobrado nada más que bonos y no nos han dicho en cuánto va a quedar el salario», dijo José Bodas, secretario general de la federación de trabajadores petroleros, Futpv. Sin embargo, el portavoz hace referencia al subsidio que anunció el mandatario izquierdista, que se comprometió a asumir el pago de las nóminas de todas las empresas del país por 90 días.
«Hoy los trabajadores petroleros, los asalariados en Venezuela, tienen un salario de hambre, de semiesclavitud», concluyó Bodas.
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