De este a oeste, de norte a sur, la ira agrícola envuelve a Europa. La causa: las regulaciones que minimizan sus ganancias. Todos lo dedos apuntan a Bruselas. Pero los puños se blanden frente a sus gobiernos. La oleada que ha llevado los tractores de los campos a las autopistas, amenaza con extenderse a España y Portugal.
Aunque no se menciona abiertamente el cambio climático es un detonante. Los costos de la energía, especialmente en el combustible; a lo que se suman los de la transición a energías limpias, con todo el entramado regulatorio de la UE; aderezado por los demoledores efectos de la sequía y la inflación, se han combinado en un cóctel explosivo que ha hecho estallar la ira agrícola en Europa.
Los productores agrícolas franceses ocupan las primeras planas de la prensa internacional desde el 18 de enero cuando iniciaron sus protestas y bloqueos a las vías de acceso a París. Pero no son los únicos. Sus colegas españoles y lusos podrían sumárseles en el corto plazo. Tampoco fueron los primeros. Protestas similares se registraron previamente en otros países de la Unión Europea, como Italia, Alemania, Polonia, Rumanía, Bélgica y los Países Bajos.
“Las consecuencias de la agresión de Rusia contra Ucrania, el cambio climático, que conlleva sequías, incendios forestales e inundaciones, y las nuevas obligaciones [como el Pacto Verde] están teniendo un impacto cada vez mayor en el trabajo y los ingresos de los agricultores”.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
El germen
Los agricultores de la Unión Europea (UE), incluyendo a los franceses, están solicitando a las autoridades soluciones ante la crisis que atraviesa el sector. Piden una revisión de las políticas medioambientales recientes y solucionar otros problemas más generales. Como el alto costo del diésel agrícola, retrasos en los pagos de subsidios de la UE y la competencia de las importaciones. A lo que se suma la inflación, que ha disminuido significativamente el valor de sus pagos directos.
El malestar de los agricultores europeos se alimenta de la frustración con las políticas de la UE. El sector agrícola está preocupado por las medidas para renovar su Política Agrícola Común (PAC) de 59.750 millones de dólares y hacerla más sostenible. Más del 70% de este fondo se destina a pagos directos a los agricultores. Funciona como una red de seguridad.
La reforma impone que al menos el 4% de la tierra cultivable se dedique a características no productivas. Además del requisito de rotar los cultivos y reducir el uso de fertilizantes en, al menos, un 20%. Muchos agricultores argumentan que las medidas harán que la agricultura europea sea aún menos competitiva frente a las importaciones.
Otros detonantes
Otro factor ha sido la guerra en Ucrania que ha tenido un efecto dominó. La invasión rusa en febrero de 2022 bloqueó casi todas las rutas comerciales en el mar Negro. La UE respondió levantando temporalmente las restricciones a las importaciones de Ucrania. Lo que permitió que sus productos agrícolas, cuyo principal mercado era Asia y África, inundaran los mercados europeos.
La competencia nunca fue equitativa: una granja orgánica ucraniana promedio tiene alrededor de 1.000 hectáreas. Sus equivalentes europeos miden en promedio sólo 41 hectáreas. Los precios en países vecinos como Hungría, Polonia y Rumania, dejaron a los agricultores locales sin poder vender sus cosechas.
Para complicar aún más el panorama la sequía redujo las cosechas e impactó la disponibilidad de alimentos. Los países afectados por la reciente sequía incluyen a Francia, España, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Italia y Polonia. Sus agricultores han experimentado pérdidas significativas debido a las condiciones climáticas adversas.
Furia agrícola en Europa
- Francia 2022-actual: múltiples protestas por inflación, burocracia, normas nacionales y regulación de transición ecológica de la UE.
- Países Bajos 2019-actual: manifestaciones desde 2019 por exigencia del gobierno de bajar la producción ganadera 50% para cumplir con la reducción de emisiones de nitrógeno en el 2030.
- Polonia 2022-2023: en 2022 recibían refugiados ucranianos, en 2023 bloquearon carreteras para protestar exigiendo a la UE restricciones a exportaciones ucranianas.
- Alemania 2022: protestas de agricultores en Hamburgo contra la eliminación gradual de exenciones al diésel agrícola desde 2022, que según los llevará a la quiebra. Piden renuncia del canciller Olaf Scholz.
- Bélgica (constante): agricultores belgas suelen protestar en Bruselas rociando edificios con leche o dejando ganado en las calles para oponerse a regulaciones agrícolas de la UE.
- Rumania 2022: protestas por precios de diésel, seguros, medidas UE y competencia de productos ucranianos, a los que critican por «ahogar» a agricultores rumanos.
- Polonia enero 2022: manifestaciones nacionales contra importaciones agrícolas ucranianas.
- Italia verano 2022: bloqueos en Sicilia por falta de compensación tras sequía y acusan a UE de favorecer a corporaciones.
El caso francés
El sector agrícola de Francia, que representó el 18,1% del PIB del país en 1949, ha caído drásticamente al 2,1% en 2022. En los últimos 50 años, Francia perdió tres cuartas partes de sus agricultores y ganaderos. Cada vez depende más de las importaciones. Uno de cada dos pollos y el 60% de las frutas provenien del extranjero.
En su primer discurso de política general ante la Asamblea, intentando apaciguar las protestas, el primer ministro Gabriel Attal pidió una “excepción agrícola francesa” indefinida. Attal anunció nuevas medidas, incluyendo el pago de las subvenciones de la PAC para el 15 de marzo, un aumento de las ayudas fiscales para los ganaderos y un plan para controlar la trazabilidad de los productos. Attal previamente se comprometió a eliminar el aumento del diésel agrícola. Pero las medidas anunciadas no han logrado convencer a los agricultores, movilizados desde el 18 de enero, con el bloqueo de las principales autopistas de acceso a París.
Españoles a punto
Las principales asociaciones agrarias españolas (Asaja, COAG y UPA), que representan a cientos de miles de agricultores y ganaderos, anunciaron su intención de manifestarse en febrero. Para mostrar su malestar ante las regulaciones medioambientales de la UE y la falta de apoyo del gobierno. Alegan que las normativas están mermando la rentabilidad de sus cultivos.Lo que se ha agravado por la sequía que azota el sur del país desde hace dos años y ha reducido cosechas de arroz y aceitunas.
Los agricultores españoles también denuncian la desleal competencia de terceros países que importan a menores precios. Exigen a la UE frenar acuerdos comerciales como el de Mercosur o los pactos con países como Chile, Kenia o Australia. El presidente de Asaja lamenta la situación y presiona por movilizaciones «lo antes posible».
Distintas convocatorias de tractoradas se suceden de forma espontánea por toda España, empezando por León, para reclamar cambios. La protesta coincide con un aumento de la conflictividad en el sector agrícola europeo. Que en el caso de los bloqueos de Francia están causando importantes pérdidas a los transportistas españoles que cruzan diariamente la frontera. La asociación española de transportistas, Fenadismer, calcula que los bloqueos causan pérdidas diarias de 10,84 millones de dólares a las empresas españolas.
El Ministerio de Agricultura recibirá a las organizaciones el viernes. El Gobierno español mantiene que es el ejecutivo que más ha apoyado al campo en décadas. Sin embargo, unos 20.000 camiones españoles que cruzan a diario la frontera a Francia tienen dificultades para transportar frutas, verduras y otros productos.
Efecto contagio
Las movilizaciones del sector agrícola amenazan con extenderse a Portugal y Bruselas en un nuevo día de presión sobre las instituciones europeas. Los agricultores lusos amenazan con cortar carreteras el jueves cerca de la frontera con España para protestar por recortes en la PAC y altos costos de producción. Lo que podría dificultar aún más el tránsito de camioneros españoles, que ya enfrentan problemas al cruzar a Francia.
Paralelamente, en Bélgica, la Coordinadora Europea Vía Campesina ha convocado otra manifestación con tractores en Bruselas para el jueves, con presencia de organizaciones agrarias españolas. El martes hubo protestas de agricultores belgas por los menores ingresos, normas ambientales y acuerdos comerciales. Se anuncia una nueva manifestación con tractores en Bruselas el jueves. Coincide con una cumbre de líderes de la UE.
Gobiernos ceden
La presión de las recientes protestas agrícolas en la UE está empezando a surtir efecto en las normativas comunitarias. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, admitió que «hay una creciente división y polarización» y lanzó un «diálogo estratégico» entre agrícultores y responsables de la UE. Una respuesta ambigua que no fue del agrado de los manifestantes.
Ante la presión ejercida desde la calle, la Comisión Europea propone derogar hasta 2024 la obligación de mantener parte de las tierras en barbecho. Una de las demandas de los manifestantes. No obstante, mantendrá la exención a las importaciones agroucranianas, aunque matizado con salvaguardas para los mercados nacionales de la UE.
El primer ministro belga reaccionó declarando que muchas de las reivindicaciones de los agricultores que llevan semanas protestando en el país son «legítimas». Se comprometió a tomar medidas concretas junto a sus socios europeos. Bélgica ostenta la presidencia de la UE.
Emmanuel Macron, por su parte, criticó a quienes culpan exclusivamente a la UE. Advirtió que sin la PAC muchos agricultores franceses no tendrían ingresos. Pese a lo cual, plantea regular mejor las importaciones agrícolas procedentes de Ucrania. Paralelamente su Gobierno anunció 231 millones de dólares en ayudas adicionales y presionará por frenar las negociaciones UE-Mercosur. Además, el gobierno galo controlará que los grupos distribuidores respeten los precios que cubran los costes de los agricultores.
Uvas de la ira
En el horizonte, las próximas elecciones europeas que se celebrarán en junio. En este contexto lo partidos políticos populistas y euroescépticos podrían ganar fuerza en varios estados miembros, aprovechando el descontento rural para sus discursos. Como ya hizo hecho el partido de Marie LePen en Francia y el ultraderechista AfD apoyando las movilizaciones en Alemania. Según un estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), los partidos populistas y antieuropeos podrían imponerse en nueve países.
Sin dejar de lado el impacto que la furia agrícola pueden tener a lo interno de los países miembros de la UE que atraviesan sus propias crisis internas. Como Macron cuyas leyes de inmigración y jubilación han enterrado su popularidad, u Olaf Scholz en Alemania, cuya coalición tiene los peores niveles de aceptación en décadas. Incluso en España con el endeble equilibrio del Gobierno de Pedro Sánchez producto de su ley de anmistía.
Las protestas aumentan la presión sobre políticas comunitarias como el Pacto Verde, de transición ecológica. También pueden fortalecer a las corrientes euroescépticas y debilitar a la mismísma Unión Europeo. La ira agrícola puede tener razones válidas y legítimas. Pero de las uvas de la ira, solo salen vinos agrios.