Con miras a hallar civilizaciones fuera de la Tierra, investigadores de Australia inciaron un estudio de búsqueda de señales de tecnologías alienígenas en medio de al menos 10.000.000 de estrellas. Aunque no lo lograron, no se desaniman. Esperan mejores resultados más adelante: saben que tienen que seguir buscando.
Pese a que esta pudiera ser una noticia desalentadora tanto para ellos como para los amantes de la astronomía, hacen varias consideraciones. Primero: de algún modo, era un resultado que se preveía; el Universo es un campo vastísimo, y ellos se concentraron en una región, digamos, pequeña.
Segundo: gracias a la tecnología, esperan que un nuevo radiotelescopio, superpotente, ayude mucho más. Aun así, reconocen la potencia del radiotelescopio de baja frecuencia que usan en este momento: el Murchison Widefield Array (MWA).
Los resultados del estudio, que llevaron a cabo, se dieron a conocer recientemente en las Publicaciones de la Sociedad Astronómica de Australia. En esta se detalla la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) mediante el MWA, que consta de 4.096 antenas instaladas en un campo de Australia occidental para determinar las señales de radio del espacio.
Esas antenas tienen forma de araña y se encuentran en 256 cuadrículas llamadas “mosaicos”. Están distribuidas a lo largo de varios kilómetros del Observatorio de Radioastronomía de Murchison (MRO).
Los investigadores fueron Chenoa Tremblay y Steven Tingay. Tremblay es astrofísica de la Organización de la Investigación Científica e Industrial de la Mancomunidad (Sciro, por sus siglas en inglés), de Australia. Tingay, por su parte, es miembro del Centro Nacional de Investigación de Radioastronomía (ICRAR).
Ambos —de acuerdo con CNET— usaron el MWA para oír “tecnofirmas”, también denominadas “firmas tecnológicas”, alrededor de la constelación de Vela, región en la que concentraron su atención.
Dichas “tecnofirmas” son vistas como emisiones de radio dentro de frecuencias similares a las de la radio FM. Así, esperaban oír señales de esas emisiones para saber si había vida en esa región. Para ello, pasaron 17 horas tratando de captar señales.
A juicio de Tremblay, esta región es, desde el punto de vista científico, muy interesante. En vista de que una gran cantidad de estrellas han explotado y muerto, ha habido las condiciones ideales para que se formen otras.
Por otro lado, la investigadora, queriendo ejemplificar cómo serían dichas señales, explicó: “Piense en la alarma de un coche cuando deje las luces encendidas, en la que hay una serie de sonidos de ‘ping’, que se están repitiendo de manera espaciada”.
No obstante, se hace la salvedad de que quizás esas señales, si existen, no se han hecho como en la Tierra o son de otro modo.
A su vez, aunque hallaron 10,3 millones de fuentes estelares y 6 exoplanetas conocidos, dijeron que la búsqueda fue como tratar de encontrar algo en los océanos de la Tierra, pero solo, aseguraron, “estudiando un volumen de agua equivalente a la piscina del patio de la casa”.
Otra posibilidad en esta misión
“El 2 de septiembre, investigadores publicaron un ‘gran avance’ que podría ayudar a disminuir la búsqueda de vida inteligente en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Los astrónomos, miembros de la Universidad de Manchester, y gracias a la colaboración del Breakthrough Listen, volvieron a analizar los datos y vieron otras restricciones en las transmisiones de radio provenientes de la Vía Láctea.
Esas restricciones nos ayudan a saber con más claridad en dónde deberíamos estar oyendo: estos datos señalan que menos del 0,04% de los sistemas estelares pudieran albergar una civilización alienígena con tecnología que pudiésemos detectar”, agregó CNET.
El Breakthrough Listen es un programa de observación astronómica que se dedica a la búsqueda de vida inteligente fuera de la Tierra. Se autodefine como la búsqueda más completa y jamás hecha de señales ópticas y de radio artificiales.
Hay que seguir el estudio de búsqueda de alienígenas en las estrellas
Para Steven Tingay, el resultado de la investigación con el MWA no fue sorprendente. Afirmó que, a pesar de que esta búsqueda ha sido la más amplia hasta el momento, esperaba un resultado semejante en vista del tamaño del Universo.
Sin embargo, “dado que, en realidad, no podemos asumir cómo las posibles civilizaciones alienígenas pudiesen usar la tecnología, tenemos que buscar de muchas maneras diferentes. Usando radiotelescopios, podemos explorar un espacio de búsqueda de ocho dimensiones”, dijo, de acuerdo con el ICRAR.
El MWA es el precursor del Square Kilometer Array (SKA), un próximo observatorio de 1.700 millones de euros con telescopios en Australia occidental y Sudáfrica.
Tingay afirmó que con el SKA podrán estudiar miles de millones de sistemas estelares mediante la búsqueda de “firmas tecnológicas” en ese gran océano que es el Universo.
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