En las aguas residuales podrían estar las respuestas a todas las preguntas sobre la COVID-19. En la red de alcantarillado se vierten todos los desechos industriales, las necesidades fisiológicas, alimentos, medicamentos, sustancias legales e ilegales, y las bacterias de los virus como el SARS-CoV-2.
Todos estos desechos van a parar a estaciones de depuración. En este sentido, es viable que el punto de partida de las nuevas investigaciones sobre el coronavirus sean los centros de depuración como el de Bens, La Coruña.
Un grupo de investigadores, comandados por Margarita Poza, profesora asociada de la Universidad de la Coruña e investigadora senior del INIBIC (Grupo de Microbiología del Instituto de Investigación Biomédica), comenzará un proyecto de detección de análisis en aguas y lodos durante seis meses.
Poza detalló al diario ABC que recogerán un volumen de información muy superior al pueden proporcionar los test. «Monitorizando el estado de estas aguas podemos saber el estado epidemiológico en general», dijo.
En la estación depuradora de Bens llegan residuos de cinco concellos: La Coruña, Arteixo, Cambre, Culleredo y Oleiros, un universo muestral será de 450.000 personas.
La investigación de desechos genéticos
En el estudio participarán expertos del INIBIC, del Servicio de Microbiología del CHUAC, del grupo de microbiología de la Universidad de la Coruña y de la Universidad de Viena.
Los investigadores ya determinaron que han llegado desechos genéticos de la COVID-19 a la planta depuradora de Bens y comenzarán a realizar el estudio en los próximos días.
Ante el riesgo de que el material genético del virus llegue al mar, los expertos aseguraron que se había eliminado. Queda descartada su diseminación ambiental en la costa coruñesa.
«Está confirmada la presencia de material genético de SARS-CoV-2 en el sumidero de nuestra comarca. Queda por determinar la integridad del virus y su capacidad infecciosa en estas aguas residuales. En todo caso, podemos estar tranquilos. Nuestra depuradora retiene el material viral detectado y las aguas regresan estériles al mar, lo cual resulta tranquilizador para los ciudadanos», explicó Poza.
Una mirada al futuro
Poza apunta que la investigación que llevará a cabo no solo determinará el estado del virus actual, sino que también podrá determinar la evolución de la pandemia. «Incluso predecir futuros incrementos o brotes», agregó.
El objetivo principal del estudio es «monitorizar lo que está sucediendo», mientras se avanza en la consecución de la vacuna que pueda servir para el tratamiento efectivo del virus. El estudio irá segregando tipos de población y ofrecerá un mapa de la situación epidemiológica
«Deberíamos estar alerta en todos los sentidos. Los microbiólogos lo estamos en nuestro micromundo, pero la población en general, a raíz de esto, va a estar más informada», concluyó Pozas.
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