El hombre siempre ha sido pretencioso respecto al medioambiente que lo sustenta. Se cree superior e inteligente y se aísla de los montes, ríos y aves, para anidarse en las urbes de concreto. Desconociendo que los espacios de mayor diversidad, en flora y fauna, auguran una mejor salud mental.
Durante el confinamiento por la pandemia, surgieron situaciones contrarias e inexploradas. El ser humano se retuvo en casa a buen resguardo y algunos animales se animaron a burlar los espacios urbanos. Zorros, patos, jabalíes, cervatillos y hasta un oso, se dejaron ver en plazas y bulevares. Ante el asombro y la aceptación de millones de personas que difundieron jubilosos en las redes, la osada incursión de esas especies.
Un estudio realizado por el Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv). Y el Centro de Investigación sobre la Biodiversidad y el Clima de Senckenberg (SBiK-F), junto a la Universidad de Kiel da fundamento científico a esa empatía entre personas y animales.
“Una persona que viva en una región con muchas especies diferentes de plantas y pájaros se siente mejor que una que viva en una región con menor diversidad de especies”, dice Joel Methorst, autor principal del estudio publicado en la revista Landscape and Urban Planning.
Diversidad y salud mental
La investigación alemana tiene por finalidad profundizar sobre la relación entre la diversidad ambiental y la salud mental. El estudio se llevó a cabo con una muestra de unas 30.000 personas.
Se analizaron sus datos de salud física y mental, así como la diversidad de especies animales y vegetales de sus entornos. “Los resultados muestran que la conservación de la naturaleza puede, de hecho, entenderse como un medio para promover la salud humana”, afirma la profesora de economía ambiental Katrin Rehdanz, de la Universidad de Kiel.
Los científicos subrayan un efecto positivo en la abundancia de flora y fauna. Aunque no han podido establecer un vínculo directo de causalidad con la salud física. Pero sí un nexo indirecto. Vivir cerca de espacios verdes predispone más al paseo, al ejercicio, a la sensación de bienestar.
Asimismo, han estudiado su efecto respecto al surgimiento de enfermedades. ”Hoy sabemos que la destrucción de biodiversidad fomenta las epidemias. Frenar esta devastación, sería cien veces más barato que enfrentar brotes como el de la COVID-19”, señala el estudio.
Sugieren los investigadores que los responsables de la formulación de políticas y los planificadores de paisajes. Así como los administradores de espacios verdes deberían considerar el apoyo a los entornos biodiversos para promover la salud mental. Para ello, proponemos utilizar medidas de diversidad de especies como indicadores de las características salutogénicas (promotoras de la salud) de la naturaleza, el paisaje y los espacios verdes urbanos.
Los pájaros y el bienestar de las personas
La investigación alemana enfatiza en la diversidad de aves más que en su abundancia, y su beneficio en la salud mental. Aseguran que ver pájaros no es beneficioso per se. Lo bueno es ver muchos y de muchas variedades. “Esto podría deberse al hecho de que las especies más abundantes son las palomas, las gaviotas y los cuervos. Y no son especies muy populares”, sugiere Joel Methorst.
Entretanto, Katrin Rehdanz agrega que los pájaros, ya sea por su número o por su clase, son un claro síntoma de salud medioambiental. Respetar sus entornos redunda en un beneficio hacia los seres humanos. “La gestión de los espacios verdes es particularmente relevante en la planificación de las ciudades. Invirtiendo en biodiversidad podemos promover la salud de la población urbana”, adiciona.
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