Cansados de la omnipresencia del plástico en todos los espacios de la Tierra, de sus excesos y sus repercusiones para el ambiente y la salud de las personas, académicos australianos e industriales perfilaron una idea fuera de lo común: desviar el plástico de los vertederos y darle una utilidad primaria en la construcción de viviendas de impresión 3D.
La intromisión del plástico en la vida del planeta o, en su muerte, exige una atención urgente. Cada minuto se compran un millón de botellas de plástico en el mundo y cada año se eliminan en vertederos o se liberan al medio ambiente alrededor de 300 millones de toneladas de residuos plásticos. Es un problema global difícil de atajar.
Southern Cross University, una universidad regional en la costa este de Australia, está trabajando con la industria local para sentar las bases de viviendas innovadoras y asequibles. Evitando al mismo tiempo que el plástico acabe en los mares, aires, tierras y en nuestros estómagos. Investigadores especializados en economía circular de la SCU están forjando nuevas soluciones a través de asociaciones industriales que invierten el enfoque convencional sobre los residuos.
«La idea es que no haya desperdicios. Solo diferentes materiales con diferentes propósitos. Al desbloquear el valor de un material de una fase de uso a otra, permite un modelo de recursos regenerativos. Además de la comercialización sostenible», señaló el profesor Andrew Rose.
Este es el principio detrás del Acelerador Regional de Economía Circular (ReCirculator) de Northern Rivers de la citada universidad. Un programa de 2 millones de dólares australianos financiado por el gobierno de ese país. Todos los conocimientos volcados en una solución.
Toneladas de plástico para construir viviendas
Países del sudeste asiático, especialmente Indonesia, son receptores de toneladas y toneladas de residuos plásticos de naciones más grandes y poderosas que desean deshacerse de esos desperdicios.
El problema podría reducirse sustancialmente al aprobarse el Tratado Mundial de Plásticos, debatido en varias sesiones, a finales de este año.
Sin embargo, las iniciativas de la universidad australiana son bienvenidas para atender los volúmenes gigantescos de residuos de plástico y su nuevo uso en la confección de viviendas. ReCirculator posiciona a esa casa de estudios como un intermediario de información, conectando empresas con tecnología de punta para ahorrar costos, mejorar la productividad y adoptar principios de economía circular.
Una de estas empresas es Studio Kite, dedicada a la fabricación de modelos y utilería, que busca emplear su impresora 3D gigante para producir viviendas. Ya está en marcha un prototipo que puede transportarse y construirse fácilmente.
Es un esfuerzo oportuno, ya que Australia enfrenta una escasez crítica de viviendas y la tasa de desocupación nacional alcanzó un mínimo histórico del 0,7 por ciento en febrero de 2024.
“Tenemos acceso a muchos materiales diferentes de plástico que actualmente se desechan. Y si, en cambio, se puede utilizar para crear estos materiales impresos en 3D, entonces será una verdadera victoria para la economía circular regional”, afirmó Rose.
Para el director de Studio Kite, Steve Rosewell, asociarse con la universidad ha permitido a la empresa obtener residuos plásticos locales en lugar de transportarlos desde otras regiones. El centro de estudios también está probando la integridad estructural de las casas impresas en 3D de 32 metros cuadrados para asegurarse de que no se pueda derribar.
«Estamos determinando qué tan bien funcionan los materiales, no sólo con respecto a la integridad estructural sino también cuánto durarán a lo largo de los años», comentó Rosewell.
Recuperar y reutilizar mediante impresion 3D
En forma conjunta están ideando desviar el plástico de los vertederos a la edificación de viviendas, bajo el formato de tercera dimensión.
“Viniendo de un proceso de construcción teatral y de utilería y experiencia en escultura, queríamos perfeccionar el sistema de construcción pero también hacerlo atractivo”, dijo. “No tenemos que hacer cajas cuadradas; Podemos hacer formas interesantes. Todo el mundo dice que son realmente espaciosas; eso es porque no hay rincones”.
El profesor Dirk Erler, investigador jefe de ReCirculator de la Universidad Southern Cross señaló que Australia enviaba una gran cantidad de residuos plásticos al extranjero, especialmente a China. Luego, China cambió su política con respecto a la aceptación de plásticos de otros países, por lo que los desechos acaban de almacenarse en Australia. Hay almacenes por todo el país llenos de montones de plástico.
Las soluciones al problema de los desechos plásticos están firmemente en la mira del Clúster de Investigación ZeroWaste de la citada universidad, que reúne experiencia en geoquímica, ciencias ambientales, ingeniería, negocios y educación.
“Tenemos una importante colaboración en marcha con Plastics Pirate que implica pirólisis, que consiste en calentar el plástico en diferentes cantidades de oxígeno. Podemos convertir ese plástico en una fuente de combustible, es decir, nuevamente en un producto diésel. El combustible se puede utilizar para hacer funcionar máquinas como automóviles y tractores”, confió Erler.
Otro proyecto en mente implica el uso de plásticos para fabricar un agregado que reemplace el concreto tradicional. “Es mucho más ligero y tiene mejores propiedades de aislamiento térmico”, precisó. “Fabricamos estos hormigones y probamos su integridad estructural”.
Ideas, ideas
El proyecto de agregados de concreto se realiza en asociación con CRDC Global, una empresa global de materiales de construcción.
“Estamos trabajando con la industria para desarrollar y probar tecnologías que den un segundo uso al plástico en la construcción de viviendas. Hemos aceptado el hecho de que queremos intermediar tecnologías y asociarnos con industrias”, especificó Erler. “No lo haremos solos. Este es un panorama mucho más amplio”.
Southern Cross está clasificada entre las 400 mejores universidades en Ciencias de la Tierra en el Ranking Global de Materias Académicas (Ranking de Shanghai) 2023, así como entre las 450 mejores en Ciencias Ambientales en el QS World University Rankings 2024.