Más allá de los millones de contagiados y las cientos de miles de fallecidos, la pandemia de la COVID-19 ha generado estrés y ansiedad en millones de personas que han sufrido el confinamiento. Uno de los daños colaterales del coronavirus ha sido el estrés en la sociedad. Muchas personas padecen algún tipo de trastorno emocional. A pesar de que varios países ya están aliviando el confinamiento, el estrés y la angustia no se ha ido con la fase de desecalada.
Los expertos afirman que en el transitar de la «nueva normalidad» va a ser necesario continuar atendiendo las consecuencias psicológicas que ha generado la emergencia sanitaria.
Sin embargo, los psicólogos destacan que en la mayoría de los casos se trata de reacciones transitorias y no tienen por qué derivar en problemas crónicos.
«Será importante dedicar mayor atención a los pacientes con patologías previas de carácter emocional. La sintomatología ansiosa y depresiva aumentará, debido a la situación excepcional actual y también por la incertidumbre futura», expone el doctor Francisco Lara, jefe de servicio de Psicología Clínica del Hospital Quirónsalud Córdoba.
La incertidumbre de una nueva normalidad
La incertidumbre genera ansiedad y estrés. Y el camino hacia una «nueva normalidad» está cargado de dudas. Muchas personas se están preguntando si volverán a su antiguo trabajo, qué pasará si la empresa donde trabajaban cerró definitivamente, y si podrían hacer su vida normal.
“Tenemos que trabajar para mantener bajo control los pensamientos negativos y alarmantes derivados del miedo. De esta manera, conseguiremos calmar muchos pensamientos que aparecen a consecuencia de la agitación, la confusión y el temor”, explicó Lara.
Sin embargo, el especialista destaca que todos los seres humanos poseen la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas.
¿Cómo frenar el estrés y la ansiedad?
Todas las recomendaciones llegan al mismo sitio: «no dejar que la situación nos afecte». No obstante, es fácil decirlo y difícil hacerlo. Una de las recomendaciones más adecuadas para frenar la ansiedad y el estrés es centrarnos en la realización de tareas. También hay que mantenerse en un nivel de actividad óptimo. Asimismo, es conveniente mantener un cuidado físico y emocional.
Lara también recomienda a las personas que no lleguen al extremo de estar obsesionadas con el miedo al contagio ni excesivamente preocupadas con la higiene.
“Estamos en una nueva realidad con cambios que modificarán nuestro estilo de vida. La normalidad se vuelve distinta y esta adaptación se producirá de manera más fácil en unas personas que en otras. Esta situación nos sugiere que aprendamos a situar en el lugar correcto la línea diferenciadora entre el miedo al contagio y nuestra vida social. También entre un hábito adecuado de higiene y una obsesión por la limpieza”, explicó el doctor Lara.
Lee también: