Hace poco descubrimos que la estimulación cerebral profunda funciona como tratamiento contra la adicción a las drogas. Ahora, en un nuevo avance de la ciencia la tecnología permite controlar el movimiento corporal y así tratar el Parkinson. La investigación realizada por el equipo de Aryn Gittis, profesora en la Universidad Carnegie Mellon de Estados Unidos, sienta las bases del nuevo enfoque terapéutico.
Los médicos e investigadores probaron finos electrodos implantados en el cerebro para enviar señales eléctricas y poder controlar los movimientos involuntarios del cuerpo. Sin embargo, los pacientes deben recibir constantemente los estímulos para obtener alivio de sus síntomas y de no ser así estos vuelven inmediatamente.
Se necesitaron años de estudio
En 2017 comenzó la investigación de Gittis. En ese momento, identificó clases específicas de neuronas dentro del circuito motor del cerebro a las que podía dirigir la estimulación para proporcionar un alivio duradero de los síntomas motores en modelos de la enfermedad de Parkinson. Utilizó la optogenética, una técnica que utiliza la luz para controlar las neuronas modificadas genéticamente.
Pero la optogenética no podía (y no puede) usarse en humanos. Así que optó por buscar otras alternativas para lograr la misma técnica en humanos y poder emplearlas en pacientes con la enfermedad de Parkinson. Gracias a la estimulación cerebral profunda, la científica y su equipo lograron demostrar que funciona para aliviar los síntomas en ratones. Si demuestra ser efectivo en humanos será un gran avance para tratar la enfermedad.
El estudio se titula “La neuromodulación específica de la población prolonga los beneficios terapéuticos de la estimulación cerebral profunda”. Y se ha publicado en la revista académica Science.
Nuevo protocolo de estimulación cerebral profunda
Una nueva mejora de la estimulación cerebral profunda descubierta por Gittis y su equipo podría proporcionar efectos más duraderos que otros tratamientos similares. Para la investigación, los autores lograron impulsar la neuromodulación específica de la población en una región del cerebro llamada globo pálido externo con breves ráfagas de estimulación eléctrica. Luego, produjo un efecto duradero.
Los síntomas de las enfermedades neurológicas surgen a través de la disfunción de los circuitos neuronales cuyas arquitecturas difusas y entrelazadas plantean serios desafíos para la administración de terapias. «La estimulación cerebral profunda (DBS) mejora los síntomas de la enfermedad de Parkinson de forma aguda, pero no diferencia entre los circuitos neuronales. Sus efectos decaen rápidamente si se interrumpe la estimulación», se lee en el estudio.
Los autores hallaron que la manipulación optogenética de distintas subpoblaciones neuronales en el globo pálido externo (GPe) proporciona efectos terapéuticos duraderos en ratones con deficiencia de dopamina.
Innovador tratamiento para el Parkinson
Hasta ahora, el principal tratamiento para los síntomas de la enfermedad de Parkinson consiste en la terapia de reemplazo de dopamina. No obstante, esta terapia se vuelve ineficaz con el tiempo y los pacientes acaban inevitablemente desarrollando complicaciones motoras.
La estimulación cerebral profunda también ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para reducir las convulsiones en casos de epilepsias difíciles de tratar. Anteriormente, unos investigadores la probaron para controlar la adicción a las drogas y el alcohol y tuvo un resultado tan increíblemente exitoso que ni los médicos lo creen.
Generalmente, este tratamiento se reserva para personas que no pueden controlar sus síntomas con medicamentos. A pesar de que la estimulación cerebral profunda es mínimamente invasiva y se considera segura, cualquier tipo de cirugía tiene riesgo de complicaciones. Además, la estimulación cerebral por sí sola puede provocar efectos secundarios.
El tratamiento, implica la creación de orificios pequeños en el cráneo para implantar los electrodos y la cirugía para implantar el dispositivo que contiene las baterías debajo de la piel del tórax. Las complicaciones de la cirugía pueden ser: colocación incorrecta de la derivación, sangrado cerebral, accidente cerebrovascular, infección, problemas respiratorios, náuseas, problemas cardíacos o convulsiones.
Con más pruebas, los resultados podrían ayudar a mejorar el tratamiento del Parkinson, especialmente porque su método puede administrarse a través de implantes de uso común y con frecuencias de estímulo aprobadas por la FDA.