La recogida de combustible de sus aguas se ha desplegado durante más de treinta y cinco días. Funcionarios, voluntarios y ambientalistas se han dedicado a rescatar los mares y las costas de Lima, luego del gigantesco derrame de crudo a mediados de enero en Perú. Algunos expertos aseguran que el país no estaba preparado para un desastre de esa magnitud. Y otros, afirman que además de la fauna marina, las aves serán afectadas en su totalidad, tarde o temprano, por el vertido de petróleo.
La gran inquietud que permanece en los investigadores, ecologistas e instituciones, incluyendo a la ONU, es el impacto medioambiental. Seguramente llevará tiempo detectar los daños a futuro.
“Nos quedamos asombrados”, dijo Deyvis Huamán tras observar las primeras oleadas negras de mar, luego del derrame. El aceite cubrió todo: rocas, algas, cangrejos, creando una escena diferente a todo lo que había, comentó el biólogo conservacionista. Perteneciente al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) en Lima.
Aunque Perú no es ajeno a los derrames de petróleo, que se han producido principalmente frente a su costa norte y en su selva amazónica, este es el más dañino. Es además el más grande que se produce cerca de su capital densamente poblada.
Los científicos se han unido a las autoridades para evaluar el alcance del deterioro ambiental y están ayudando a limpiar. Según los informes, la mancha de petróleo se ha extendido a más de 20 playas, bañando más de 41 kilómetros de costa. Investigadores que estaban monitoreando la vida silvestre a lo largo de la costa, están consternados por la destrucción que están viendo, reseñó Nature.
“Las tragedias nunca son buenas”, señaló Héctor Aponte, investigador de humedales de la Universidad Científica del Sur en Lima. “Pero a veces provocan cambios”.
Secuelas del derrame de crudo en Perú
El derrame masivo ocurrió cuando un camión cisterna bombeaba crudo a una refinería, operada por Repsol, en las costas del norte de Perú. Días después, la petrolera española negó su responsabilidad en el hecho, citando fuertes olas que sacudieron el barco tras la poderosa erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai. El gobierno de Perú suspendió la mayoría de las operaciones en la refinería para evitar futuros derrames. Y su Autoridad Marítima Nacional está investigando la afirmación de Repsol de que el derrame se debió a marejadas inducidas por erupciones.
Según la Agencia de Evaluación y Fiscalización Ambiental de Perú, Repsol no pudo contener de inmediato el derrame. También informó que el sistema de detección temprana de fugas de la compañía no estaba funcionando correctamente. Y que Repsol no contaba con los equipos y materiales, ni con el personal adecuadamente equipado y capacitado, para mitigar un derrame de tales dimensiones. Repsol ha respondido que su compromiso con las labores de limpieza “es absoluta”. Y asegura que, al 14 de febrero, las obras están completadas en más del 70%.
Nadie en Perú estaba preparado para tal desastre, indicó Carmen Heck, abogada ambientalista y directora de políticas de la organización sin fines de lucro Oceana Perú en Lima. Perú es un país pesquero “con uno de los mares más productivos del planeta. Aprender de la situación podría ayudar a evitar que vuelva a suceder”, agregó.
El 28 de enero, el Ministerio del Medio Ambiente de Perú anunció que se habían filtrado al mar 11.900 barriles de petróleo. Frente a la estimación original de Repsol de unos 6.000, que luego se revisó a 10.400 barriles. Si la cifra oficial resulta ser exacta, el derrame es el más grande del país.
Fauna marina y aves, las más afectadas
La mayoría de los derrames anteriores ocurrieron tan lejos de la capital de Perú que no fueron monitoreados adecuadamente, dijo la bióloga marina Joanna Alfaro, directora de ProDelphinus, una organización conservacionista. En 2014, un grupo de expertos en conservación marina y pesca evaluó las amenazas a los mares y costas del Perú. Calificaron el impacto de los derrames de petróleo como mínimo. Pero con este incidente, el panorama se ve diferente, refirió Alfaro. La amenaza “realmente ha llamado a nuestra puerta”.
Ya se están realizando esfuerzos para comprender la propagación del derrame de crudo y su efecto en la vida silvestre de Perú. Investigadores del Instituto del Mar del Perú han recolectado muestras de agua. Usar drones para rastrear los movimientos del petróleo y documentar el daño a los ecosistemas afectados. Piero Villegas, biólogo marino de IMARPE ha ayudado a explorar cómo las comunidades microbianas han respondido al derrame y cómo se han alterado las redes alimentarias.
El petróleo ha invadido hasta el momento tres áreas marinas protegidas: la Zona Reservada de Ancón, las Isletas Pescadores y Punta Salinas. Al 7 de febrero, el SERNANP había rescatado 51 aves, encontrado 193 muertos y registrado 953 cubiertos de petróleo. Mientras tanto, el IMARPE utiliza dos de sus barcos de investigación. Un buque oceanográfico para tomar muestras del fondo del océano y un crucero hidroacústico para monitorear bancos de peces usando el sonido, reseñó Nature.
Alfaro rastrea a la nutria marina (Lontra felina), un mamífero en peligro de extinción que vive en pequeñas manadas en la costa de Perú, Chile y Argentina. Con parte de su hábitat cubierto de petróleo, se espera que mueran muchos animales, añadió. Al menos una familia de nutrias ha muerto. “Ya era difícil identificar dónde están las colonias de nutrias”.
En busca de alternativas energéticas
A medida que las corrientes oceánicas transportan el petróleo hacia el norte, las aves también sufren. Un censo rápido del gobierno a principios de febrero mostró que la mancha ha rodeado islas e islotes. Donde se reproducen y alimentan colonias de aves masivas, amenazando a casi 180.000 aves. Esto incluye especies que ya estaban en peligro, como el amenazado pingüino de Humboldt. Pero el daño podría ser mayor.
“Las aves que estudiamos no son estáticas”, señaló Carlos Zavalaga, ornitólogo de la Universidad Científica del Sur. Él y sus estudiantes monitorean 200 aves marinas, cada una con una pequeña cámara con un sistema GPS. Para registrar sus viajes mar adentro y cuantificar cómo compiten con las pesquerías comerciales por alimentos. El equipo ha centrado su investigación en La Libertad, una región a más de 400 kilómetros al norte de Lima y alejada de la mancha de petróleo. Pero los animales viajan constantemente entre regiones y pueden beber agua y comer pescado que ha sido contaminado.
“Tarde o temprano, las aves de la costa peruana, todas, se van a ver afectadas por este derrame”, pronosticó Zavalaga.
Para Heck, documentar la destrucción es crucial. Pero aún más importante es que Perú considere fuentes de energía alternativas en el futuro. En 2019, más del 71 % de la energía de Perú provino de combustibles fósiles. En comparación con alrededor del 27 % de fuentes bajas en carbono, de acuerdo con el proyecto Our World in Data de la Universidad de Oxford, Reino Unido.
Pero si este cambio se produce, no llegará lo suficientemente pronto como para evitar que el petróleo se filtre en los ecosistemas costeros de Perú. “El daño ya está hecho”, asentó Zavalaga.
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