La madera es un material noble, útil y gran aliado del hombre. También es biodegradable, por lo que no contamina. Es renovable, porque se puede regenerar plantando nuevos árboles. Además, es reciclable, ya que se pueden volver a fabricar productos con la ya utilizada. Pero, también tiene un lado adverso que impacta al medioambiente. Luego de cálculos y recálculos se espera que las cosechas de madera para satisfacer la demanda mundial traerán emisiones vertiginosas.
Las bondades de la madera tienen sus límites a la luz de nuevas investigaciones. Después de la agricultura, la extracción de madera es la que más ha reducido el almacenamiento de carbono en la vegetación y los suelos. Aunque la madera talada libera carbono a la atmósfera en varios pasos, el hecho de que los árboles en crecimiento absorban carbono ha llevado a diferentes enfoques de contabilidad. Y, a estimaciones muy diversas de los costos del carbono.
Muchos enfoques dan la impresión de emisiones bajas, nulas o incluso negativas de gases de efecto invernadero de las cosechas de madera. Porque, de diferentes maneras, compensan las pérdidas de carbono de las nuevas cosechas con el secuestro de carbono del crecimiento de amplias áreas forestales, señala un estudio realizado por científicos del Instituto de Recursos Mundiales y publicado en Nature.
Atribuir este secuestro a las nuevas cosechas es inapropiado porque este otro crecimiento forestal ocurriría independientemente de las nuevas recolectas. Y, por lo general, resulta del abandono agrícola, la recuperación de cosechas anteriores y el propio cambio climático.
Sin embargo, algunos documentos cuentan las emisiones brutas anualmente. Lo que no asigna ningún valor a la capacidad de los bosques recién explotados para volver a crecer y acercarse a las reservas de carbono de los bosques no explotados.
Cosechas de madera y las emisiones
Revela el estudio que las cosechas de madera para satisfacer la creciente demanda mundial de productos madereros representarían más del 10% de las emisiones globales totales de carbono en las próximas décadas.
Esta explosión de emisiones, tres veces superior a las emisiones de la aviación, llega en un momento crucial de la crisis climática. Justo cuando las descargas de carbono deben disminuir para frenar el aumento de las temperaturas récord. Y reducir el empeoramiento de las catástrofes climáticas, que nutren de malas noticias casi a diario.
En números reales, precisan los científicos, las cosechas de madera probablemente enviarán entre 3,5 y 4,2 gigatoneladas adicionales de dióxido de carbono a la atmósfera anualmente durante los próximos años. Las emisiones globales en 2022 fueron un récord de 38,8 gigatoneladas.
Los investigadores señalan que los estudios tienden a estimar correctamente las cantidades de carbono liberado. Pero «el problema ha sido no tener en cuenta el carbono adicional que los bosques en general almacenarían si muchos no se cosecharan».
El estudio sugiere que el consumo mundial de madera «probablemente crecerá un 54 % entre 2010 y 2050». Y que las cosechas de madera durante ese período cubrirán «equivalentes claros» de un área total aproximada al tamaño de Estados Unidos continental.
Esta asombrosa cantidad de madera y pérdida de árboles será necesaria para satisfacer un crecimiento esperado del 90 % en la demanda de todos los productos de madera. Con un crecimiento del papel y el cartón del 130 %, y el combustible de madera. Incluida la biomasa forestal para energía, un crecimiento del 20 %. para 2050.
“Estas pérdidas (de árboles) socavan los objetivos del Acuerdo de París y contradicen los compromisos justificables que muchos gobiernos han hecho para lograr la neutralidad de carbono”, escriben los científicos.
Las naciones se engañan así mismas
Tim Searchinger, uno de los coautores del WRI confirmó que la enorme pérdida de la cubierta arbórea para producir cosechas de madera se suma a la deforestación y al dispare de las emisiones. Cada vez mayor de los bosques tropicales y la tala de las sabanas del planeta para la agricultura, la extracción y desarrollo. Todo lo cual también se combina para disminuir la capacidad de almacenamiento de carbono.
Este doble golpe continuo de pérdida global de árboles se produce cuando los líderes mundiales se comprometen infructuosamente a frenar la deforestación. Al tiempo que reconocen repetidamente que los bosques intactos y biodiversos son el medio más eficiente para absorber las emisiones de la contaminación global por carbono.
“La tala de bosques arroja la mayor parte del carbono almacenado a la atmósfera. Y durante al menos una década (después de la tala de árboles) los desmontes actúan como zonas muertas de carbono. Por cuanto los árboles recién plantados tardan en reactivar la fotosíntesis y la absorción de carbono”, explicó Dominick DellaSala. Ecologista forestal de la ONG de Oregón Wild Heritage, que no estaba involucrado en el estudio, pero estuvo de acuerdo con sus hallazgos.
“El lujo del tiempo para que los bosques talados alcancen la deuda de carbono creada por la tala de bosques más antiguos ya no es posible. Ya que la arena del reloj se está acabando para frustrar los impactos climáticos cada vez más severos en la naturaleza y la sociedad”, dijo.
El estudio hace todo lo posible para explicar cómo las naciones se engañan a sí mismas. Al pensar que las cosechas de madera de los bosques naturales son «neutrales en carbono» si se realizan de manera sostenible.
Algunos enfoques e imprecisiones
Los autores indicaron en una publicación de blog adjunta que “generalmente se quiere decir que la cantidad de madera cosechada cada año solo coincide con el crecimiento en una gran área forestal. A veces (tan grande como) un país entero. Este enfoque se basa en la lógica de que si la extracción de madera y el crecimiento de los árboles se anulan entre sí, las reservas de carbono existentes permanecen estables”.
Pero esa lógica nacional es defectuosa. Ignora el hecho de que, en ausencia de nuevas cosechas de madera, los bosques naturales seguirían creciendo, eliminando más carbono del aire, agregaron. “La cosecha de madera de manera similar nos hace más pobres en emisiones porque evita que los bosques crezcan y almacenen más carbono que de otro modo terminaría en la atmósfera”.
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