En la última década, Estados Unidos ha duplicado su producción de petróleo para llegar a 12,3 millones de barriles por día. Al convertirse en el mayor productor mundial y empezar a consolidarse como un mayor exportador, comienza a jugar un papel cada vez más dominante en el mercado mundial.
A mediados de septiembre, Oriente Próximo se vio impactado al conocerse la noticia de que una serie de ataques con drones provocaron incendios en dos instalaciones de la compañía saudí Aramco en los distritos de Abqaiq y Khurais, en el este de Arabia Saudí.
El mercado petrolero reaccionó de inmediato y las cotizaciones del crudo se elevaron hasta un 20% en las primeras operaciones financieras luego de los ataques.
Pero los primeros incrementos fueron seguidos por un ligero declive de las cotizaciones. Ello ocurrió después de los anuncios del Departamento de Energía de Estados Unidos y del propio presidente Donald Trump acerca del uso de la reserva estratégica. También hablaban de la posibilidad de enfrentar una eventual reducción de las importaciones de crudo saudí.
La relativa calma del principal consumidor mundial de crudo es la consecuencia de que haya logrado, en los últimos años, incrementar su capacidad de producción a niveles históricos. Ello le está permitiendo reducir significativamente su dependencia de los suministros de los exportadores tradicionales, con lo que Estados Unidos se ve menos expuesto a los vaivenes geopolíticos en Oriente Próximo y otras zonas conflictivas.
Primer consumidor y ¿primer exportador?
En junio de este año, Estados Unidos superó brevemente a Arabia Saudita como el primer exportador mundial de petróleo bruto. Así se desprende de un informe dado a conocer en septiembre por la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Si bien el gigante americano solo sobrepasó a los saudíes de manera momentánea, este hito es un recordatorio para los productores de que la competencia por la participación en el mercado se está volviendo más dura, apunta la AIE.
Y es que Estados Unidos dejó atrás a los dos grandes exportadores (teniendo en cuenta que también se colocó por encima de Rusia). Además, este hecho tiene un impacto geopolítico importante. Después de todo, mientras Arabia Saudí es el líder de facto de la OPEP, Rusia está al frente de los aliados del cártel. Juntos, han impulsado un plan de recortes para tratar de apuntalar los alicaídos precios, lastrados por una mayor oferta y un descenso en la demanda.
Crecimiento lento, pero sostenido
Aunque el crecimiento del esquisto de Estados Unidos ha tocado un techo en los últimos meses, la producción en general continúa creciendo año tras año, lo que se suma al excedente actual en el mercado.
En la última perspectiva de energía a corto plazo, publicada en septiembre por la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA), se informa que hasta mediados de 2019 el crecimiento de la producción de petróleo crudo de EEUU se ha estancado. En junio fue solo de 45.000 barriles por día (bpd), más alta que la producción en diciembre de 2018.
La mayoría de los pronosticadores de petróleo esperaban que el crecimiento explosivo de la producción continuara durante este año y hasta 2020. El incremento ha sido bastante lento este año.
Sin embargo, de acuerdo a la agencia, incluso a un menor ritmo de crecimiento de la producción, se espera que las exportaciones de petróleo de EEUU aumenten en el futuro cercano, debido a la reducción de las restricciones para llevar el crudo desde la Cuenca Pérmica a la Costa del Golfo.
El esquisto como punta de lanza
La EIA asegura en su informe que la producción de petróleo crudo de Estados Unidos alcanzará un promedio de 12,2 millones de barriles por día (bd) en 2019. La cifra representa un aumento de 1,2 millones, en comparación con los niveles de 2018.
Además, y de acuerdo al documento, la producción prevista de petróleo aumentará en un millón de bpd en 2020, para alcanzar un promedio anual de 13,2 millones de bpd.
Y es que el aumento de la producción de petróleo y gas de esquisto bituminoso ha convertido a Estados Unidos en el mayor productor mundial de petróleo y gas, lo que a su vez ha cambiado todo el panorama energético tanto en el país como en el extranjero.
El esquisto es una formación sedimentaria que contiene gas y petróleo, que no tiene la suficiente permeabilidad para que los hidrocarburos puedan ser extraídos con los métodos convencionales.
Ello hace necesario la aplicación de nuevas tecnologías. Estas consisten en inyectar agua a alta presión conjuntamente con la aplicación de arenas especiales, lo que permite que los hidrocarburos atrapados en la formación fluyan hacia la superficie.
Efectos ambientales
Según un análisis en profundidad de las políticas energéticas de los Estados Unidos, dado a conocer por la AIE a mediados de septiembre, la revolución del esquisto bituminoso y el consiguiente aumento de la producción de petróleo y gas ha cambiado la visión de EEUU de una mentalidad de escasez a un enfoque que busca maximizar la creciente producción a través del aumento de las exportaciones y el desarrollo de nuevas tecnologías.
Por otro lado, un informe de la Administración de Información Energética publicado el mismo mes pronostica que la producción de petróleo crudo de las siete mayores formaciones de esquisto aumentará en 74.000 bpd, para ubicarse en octubre en 8,843 millones de bpd.
De esa producción petrolera de 74.000 bpd, casi su totalidad provendrá de la Cuenca Pérmica, que cubre partes del oeste de Texas y el sureste de Nuevo México.
Sin embargo, se proyecta que la extracción de crudo de esquisto de las regiones de Anadarko y Eagle Ford experimente un ligero descenso mensual, según el informe.
Auge de la Cuenca Pérmica
Los aumentos de producción en la Cuenca Pérmica, la más grande del país, han estado a la vanguardia de un auge del esquisto bituminoso que ayudó a que Estados Unidos sea el mayor productor de petróleo del mundo, por delante de Arabia Saudí y Rusia.
La Cuenca Pérmica es una gran cuenca sedimentaria de aproximadamente 250 millas de ancho y 300 millas de largo, que abarca partes del oeste de Texas y el sureste de Nuevo México. Incluye las subcuencas altamente prolíficas de Delaware y Midland. Destaca por sus ricos depósitos de petróleo, gas natural y potasio.
La perforación en la Cuenca Pérmica comenzó en la década de 1920. Desde entonces, ha habido muchos picos y valles con respecto a los niveles de producción.
Recientemente, varios factores, incluidos los elevados precios del petróleo y las nuevas tecnologías, han llevado a una gran actividad de perforación en el área.
Las compañías de exploración y producción ahora están perforando a mayor profundidad para agregar nuevas zonas, colocar fracturas más grandes, reducir el espacio e incluso perforar horizontalmente.
También se han beneficiado de nuevas tecnologías.
Fracturación hidráulica: cuestión de costos
En este sentido, el incremento en la producción de petróleo de EEUU –y particularmente en la Cuenca Pérmica– ha contado con un aliado tecnológico: la revolución de la fracturación hidráulica (o fracking) de la última década.
El fracking es el proceso de extracción de gas natural y petróleo atrapado en capas de esquisto, que generalmente están a más de una milla debajo de la superficie terrestre.
Desafortunadamente, el fracking ha sido denunciado por sus supuestos efectos negativos para la salud y la seguridad. Si bien los defensores de esta tecnología aseguran que tales afirmaciones son completamente falsas, los formuladores de políticas públicas en varios estados han impuesto restricciones onerosas al fracking. Algunos estados incluso lo han prohibido. Ello aumenta los costes y retrasa el crecimiento de la producción.
Pero, a pesar de la oposición, el fracking ha transformado la perspectiva energética a largo plazo de Estados Unidos y ha ayudado a convertir a esta nación en el mayor productor de energía del mundo.
La fracturación hidráulica ha permitido a las compañías energéticas estadounidenses producir cantidades abundantes de petróleo y gas natural.
Impacto en el mercado global
En este contexto, el mercado petrolero ya está luchando con demasiada oferta, y Estados Unidos está a punto de inundar el mundo con mucho más.
En la última década, Estados Unidos ha duplicado su producción de petróleo para alcanzar 12,3 millones de bpd. Ello lo convierte en el mayor productor mundial. Pero hasta ahora le ha faltado la infraestructura necesaria para transportar el crudo desde los campos petroleros –especialmente de Texas– al mercado mundial.
En este sentido, agosto marcó un gran cambio para la industria con el inicio del Cactus II de Plains All American Pipeline, un oleoducto de 670.000 bpd, que conecta la Cuenca Pérmica con Corpus Christi (Texas) y de allí al mundo. Esa tubería, y otra llamada Epic Midstream, que contribuyó con 400.000 bpd, son solo el comienzo de lo que está por venir. Ya en la primera semana de septiembre, gracias a Cactus II y EPIC, los envíos salientes de petróleo crudo desde Corpus Christi alcanzaron un récord.
Se espera que los nuevos oleoductos lleven más crudo de Texas a la costa del Golfo, y desde allí se pueda enviar al mundo. Más petróleo de EEUU podría ayudar a bajar los precios, especialmente si las guerras comerciales de China y Estados Unidos continúan suprimiendo la demanda.
Más y mejor infraestructura
El aumento en la capacidad de la tubería ayudará a desbloquear un cuello de botella de petróleo en la Cuenca Pérmica. Citigroup pronosticó que esta área podría duplicar su producción a alrededor de ocho millones de bpd para 2023.
A medida que se construyan las tuberías, será necesario aumentar la capacidad de exportación. Las instalaciones de envío se están ampliando a lo largo de la costa del Golfo, en Texas y en Luisiana. Estados Unidos pronto tendrá una capacidad promedio de exportación de 6 millones de bpd, y se planea aún más.
Todo este nuevo petróleo crea un dilema para la OPEP. Arabia Saudí, líder de facto de la organización, y su socio Rusia han reducido la producción para ayudar a estabilizar los precios. Incluso con la pérdida de gran parte del petróleo de Venezuela y 2 millones de bpd de Irán, hay un enorme volumen de crudo.
Es cierto que el crecimiento de la producción de Estados Unidos se ha estabilizado a mediados de 2019. Especialmente después de aumentar de 11 millones de bpd hace un año. Pero, a pesar de ello, este país avanza hacia un papel más dominante en el mercado mundial del petróleo. Es así con cada barril que sale de la costa del Golfo.
Un nuevo líder está surgiendo
En este contexto, Estados Unidos está en camino de convertirse en un exportador neto. Ya exporta diésel, gasolina y otros combustibles. Según datos semanales del Gobierno, Estados Unidos exportó a principios de septiembre 5,3 millones de barriles de productos refinados y 2,8 millones de bpd de petróleo.
Corea del Sur se ha convertido en el mayor comprador de crudo estadounidense, con 650.000 bpd, según Citigroup. Le siguen Europa, Canadá, India y China.
Estados Unidos cuenta con una mayor oferta en camino y una infraestructura de exportación adicional en construcción. Gracias a ello, está emergiendo como una fuerza dominante en el mercado petrolero.
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