La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos anuló una serie de disposiciones destinadas a regular los niveles del perclorato en el agua potable, un contaminante relacionado con el daño cerebral en los bebés.
La EPA rechazó las advertencias de que la medida significará un coeficiente intelectual más bajo para un número desconocido de recién nacidos estadounidenses.
El anuncio del director Andrew Wheeler fue la más reciente de una serie de medidas del gobierno de Donald Trump para eliminar protecciones sanitarias y ambientales que representan una carga para los negocios y que considera innecesarias.
Wheeler dijo que la decisión de eliminar la incorporación de límites federales al perclorato, “cumple la promesa del presidente Trump de reducir molestos controles exagerados ‘iguales para todos’ para el pueblo estadounidense”.
Contaminante del agua
El perclorato es un componente del combustible para cohetes, municiones y fuegos artificiales. La contaminación ocurre como resultado de la actividades del Departamento de Defensa o de sus contratistas. Puede causar daños en el desarrollo del feto y un declive perceptible en el coeficiente intelectual de recién nacidos.
La Academia Estadounidense de Pediatría en agosto del año pasado exhortó a implementar los límites federales “más severos posibles”. Entre los estudios citados por el grupo de médicos se encuentra uno que concluye que 9 de cada 13 bebés que son amamantados consumían niveles altos del químico.
Una orden judicial
El perclorato es el primer contaminante del agua potable que la EPA ha propuesto regular en casi 24 años bajo las disposiciones de las Enmiendas de la Ley de Agua Potable Segura de 1996. En 2011, la EPA determinó que se necesitaba un estándar de agua potable con perclorato para proteger la salud, especialmente de los fetos vulnerables y los niños pequeños.
La EPA tardó en emitir estándares después de ese hallazgo. Por ello, el Consejo de Defensa de Recursos Naturales demandó. Un juez federal determinó que la Agencia debía responder con urgencia. En respuesta, la EPA acordó proponer un estándar de agua potable con perclorato. El proceso se inició en octubre de 2018 y debía estar listo para fines de 2019. La Agencia buscó extensiones, citando la necesidad de más estudios, por lo que el estándar ahora debía presentarse en junio 2020.
La decisión de la EPA
La Agencia dijo el año pasado que estaba buscando cuatro opciones. Entre ellas se incluía un límite para el perclorato en el agua potable mucho más alto que los que California y Massachusetts. Dijo que una alternativa era abandonar la propuesta de regular el perclorato por completo. Se basaba en la afirmación de que «el perclorato no ocurre en los sistemas públicos de agua con una frecuencia y en un nivel de preocupación de salud pública».
Wheeler llegó a esa posición final el jueves. Dijo que algunos estados y sistemas públicos de agua potable ya han tomado medidas para reducir la contaminación por perclorato. Por ello, la regulación federal no estaba justificada.
Erik Olson, representante del Consejo de Defensa de Recursos Naturales, dijo que la decisión de la EPA «de desafiar una orden judicial y la ley, e ignorar la ciencia es una violación profundamente inquietante de la misión de la Agencia. Debe ser revertida».
La EPA requirió algunas pruebas a nivel nacional para el perclorato en el agua potable solo entre 2001 y 2005. Por ello, es imposible determinar qué tan grave sigue siendo el problema a nivel nacional.
Durante la administración Trump, la EPA analizó algunas de las pruebas locales limitadas realizadas para el perclorato. En ellas se incluyeron 15 sistemas de agua en un total de 12 estados. Según el reporte, el monitoreo encontró niveles más bajos del químico de combustible de cohete en algunos de ellos.
Trump y el medioambiente
Durante su mandato, Donald Trump ha sido muy polémico al manejar el tema medioambiental. A principios de año, anunció un plan para acelerar los permisos para grandes obras de fomento de infraestructuras de agua, mineras, carreteras u oleoductos, dejando de lado su posible impacto sobre el cambio climático.
Así mismo, ha defendido sus políticas nacionalistas y proteccionistas, criticando los acuerdos sobre cambio climático. Asegura que estas iniciativas impiden el crecimiento económico, la generación de empleos y el desarrollo tecnológico y empresarial.
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