Un estudio asegura que combinando cuatro políticas que incluyen innovación tecnológica, sistemas de reciclaje eficientes, políticas públicas estrictas y un cambio en la conciencia social se puede reducir casi la totalidad de la contaminación plástica
La contaminación plástica es una amenaza creciente que afecta a todos los rincones del planeta. Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de California ofrece esperanza. Los expertos han trazado un camino para eliminar casi por completo los desechos plásticos. El estudio, publicado en la revista Science, destaca que si se implementan cuatro políticas específicas a lo largo del ciclo de vida del plástico, se podría reducir reducir en un 91% la contaminación plástica a nivel mundial.
Las medidas incluyen la prohibición de plásticos de un solo uso, la promoción de materiales biodegradables, la mejora de los sistemas de reciclaje y la implementación de políticas públicas más estrictas.
La medida más efectiva sería la introducción de una tasa de reciclaje del 40%. Con ella se podría reducir a más de la mitad la cantidad de residuos plásticos que se eliminan incorrectamente. Mejorar los sistemas de reciclaje es la base para gestionar adecuadamente los plásticos existentes. Esto implica no solo la recolección y clasificación eficaces de los residuos plásticos, sino también el desarrollo de tecnologías que permitan reciclar una mayor variedad de plásticos.
El estudio salió a la luz pública poco antes de la ronda final de negociaciones sobre un acuerdo mundial sobre el plástico de la ONU, que pretende detener la creciente contaminación plástica en los mares y en la tierra. En la reunión, prevista para finales de noviembre en Busan, Corea del Sur, se espera que se adopten decisiones de gran impacto.
Políticas claras e incentivos
Con políticas públicas más estrictas se pueden establecer normativas claras y sanciones para las empresas que no cumplan con los estándares de gestión de residuos, con lo que se incentivarían prácticas más sostenibles. A la par de que se hagan inversiones en gestión de residuos, que calculan en 50.000 millones de dólares en todo el mundo, es importante limitar la producción de plástico nuevo al valor de 2020. Señalan que la estrategia se completaría con un impuesto elevado sobre los envases.
La prohibición de plásticos de un solo uso, como bolsas, botellas y utensilios desechables, es una de las acciones que se deben acometer. Estos productos representan una gran parte de los residuos plásticos y, al ser eliminados, se reduciría drásticamente la cantidad de plásticos que terminan en vertederos y océanos. Los materiales biodegradables ofrecen una alternativa viable a los plásticos convencionales, ya que se descomponen más rápidamente y tienen un menor impacto ambiental.
Los investigadores simularon estas políticas con ayuda de la inteligencia artificial. Se desarrolló un modelo basado en aprendizaje automático. Sobre la base de datos históricos y socioeconómicos predijo tendencias en la producción y gestión del plástico hasta 2050. Ellas muestran que de no tomarse medidas para combatir los residuos plásticos, la cantidad de residuos mal procesados podría casi duplicarse para esa fecha.
La amenaza del plástico
El plástico, un material omnipresente en nuestra vida diaria, ha llegado a los rincones más remotos del planeta. Cada año se liberan a los océanos alrededor de 8 millones de toneladas de macroplásticos y 1,5 millones de toneladas adicionales de microplásticos primarios.
La producción y el uso excesivo de plásticos han llevado a una crisis ambiental sin precedentes, que afecta no solo al medio ambiente, sino también la salud humana y la biodiversidad. Los microplásticos, pequeñas partículas que resultan de la degradación de productos plásticos más grandes, se encuentran ahora en el agua potable y en la cadena alimentaria.
Esta omnipresencia del plástico ha tenido consecuencias devastadoras para la vida marina. Animales como las tortugas, los peces y las aves marinas ingieren plástico, confundiéndolo con alimento, lo que puede llevar a la obstrucción de sus sistemas digestivos y, en última instancia, a la muerte.
Además, los plásticos en el océano liberan sustancias químicas tóxicas que pueden afectar la salud de estos animales y, a través de la cadena alimentaria, también la salud humana.
La acumulación de plásticos en vertederos también es un problema significativo. A diferencia de otros materiales, el plástico puede tardar cientos de años en descomponerse. Durante este tiempo, puede liberar metano y etileno, gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. Este ciclo de producción, uso y desecho de plásticos plantea un desafío ambiental que requiere atención y acción inmediata.
Por regiones
Los investigadores dividieron el mundo en cuatro regiones para llevar a cabo su investigación. América del Norte (Canadá, Estados Unidos y México), UE 30 países (Unión Europea más Gran Bretaña, Suiza y Noruega), China y Resto del Mundo fueron los grupos con los que trabajaron. Las previsiones para cada región fueron muy diferentes. En términos de consumo anual per cápita, América del Norte con 195 kilogramos y la UE con 187 kilogramos estaban por delante de China con 138 kilogramos. El resto del mundo registró apenas 29 kilogramos.
Esperan que en la UE 30 países dentro de poco se revierta la tendencia hacia un menor consumo de plástico, y en China alrededor del 2030. El pronóstico para América del Norte y el Resto del Mundo es que el consumo podría seguir creciendo hasta 2050. El consumo mundial de plástico ascendió a 547 millones de toneladas en 2020, de lo cual solo se recicló el 14%. Para 2050, esperan que el consumo total se ubique en 749 millones de toneladas. Indican que de esta cantidad, 121 millones de toneladas podrían procesarse incorrectamente.
Se trata de residuos plásticos que acaban en el medioambiente, se vierten a cielo abierto o se queman también el aire libre. La mala gestión podría ser superior al 90% en la mayor parte del mundo. Lo más recomendable para contrarrestarla es con una alta tasa de reciclaje.
La importancia de la acción global
El estudio concluye que es posible reducir drásticamente los desechos plásticos mal gestionados mediante políticas adecuadas. Sin embargo, esto requiere una fuerte voluntad política y colaboración internacional. La implementación efectiva de estas medidas es crucial para enfrentar la crisis ambiental actual.
Un tratado internacional de las Naciones Unidas, que se completará en la reunión de Busan, podría ser el primer paso hacia la eliminación práctica de la contaminación plástica para el año 2050. Este tratado serviría para coordinar esfuerzos a nivel mundial y asegurar que todas las naciones adopten medidas efectivas.
La acción global es esencial porque la contaminación plástica no conoce fronteras. Los plásticos desechados en un país pueden viajar a través de océanos y ríos, afectando a regiones distantes. Por ello, las soluciones locales deben complementarse con iniciativas internacionales que aseguren una gestión coherente y coordinada de los residuos plásticos.
Además, un esfuerzo global puede promover la transferencia de tecnología y conocimiento entre países. Los países desarrollados, con más recursos y capacidades tecnológicas, pueden apoyar a las naciones en desarrollo en la implementación de sistemas de gestión de residuos más eficientes y sostenibles. Este tipo de colaboración es fundamental para enfrentar la magnitud del problema y garantizar que todos los países puedan contribuir efectivamente a la solución.
Trabajo mancomunado
No solo los gobiernos tienen protagonismo en esta lucha; también la sociedad y la industria deben unirse para lograr un cambio significativo. Campañas de concienciación pública, incentivos a la innovación y la adopción de un estilo de vida sostenible son esenciales para reducir el consumo de plásticos. Las empresas también deben asumir su responsabilidad y buscar alternativas sostenibles a los plásticos convencionales.
La educación y la concienciación pública pueden cambiar comportamientos y fomentar prácticas más sostenibles. Informar a la sociedad sobre los impactos ambientales y de salud del plástico puede motivar a las personas a reducir su uso y a reciclar más. Además, las iniciativas comunitarias, como los proyectos de limpieza de playas y parques, pueden involucrar a las personas directamente en la solución del problema.
Las empresas son motor de la transición. Adoptar prácticas sostenibles no solo puede mejorar su reputación, sino que también puede ser beneficioso económicamente. La demanda de productos ecológicos está en aumento, y las empresas que lideran la reducción de plásticos pueden atraer a consumidores conscientes del medio ambiente. Además, la innovación en este campo puede abrir oportunidades de mercado y generar ventajas competitivas.
Horizonte verde
Imaginemos un mundo donde las calles, los ríos y los océanos estén libres de residuos plásticos. Un mundo donde la naturaleza ha comenzado a sanar, los ecosistemas se han restaurado y la biodiversidad ha florecido.
Este futuro es posible si todos trabajamos juntos para implementar las soluciones propuestas por los expertos pero de manera efectiva. Un esfuerzo conjunto entre gobiernos, empresas y ciudadanos puede hacer realidad esta visión de un mundo más limpio y saludable.
La reducción de la contaminación plástica no solo beneficiará al medio ambiente, sino también a nuestra salud y bienestar. Menos plásticos en los océanos significa menos riesgo de que los microplásticos dañen la vida marina y, en última instancia, la de los seres humanos.
Los beneficios económicos también son significativos. La creación de nuevos mercados para productos reciclados, la innovación en materiales sostenibles y la mejora de los sistemas de gestión de residuos pueden generar empleos y estimular el crecimiento económico.