por SANDRA MARTÍN
Un mes más España tiene un nivel de IPC negativo y ya son seis. La tasa de variación anual del IPC en diciembre es del -1,0%, seis décimas por debajo de la registrada el mes anterior, según los datos publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística.
Según informa la institución, esta bajada se debe al descenso de los precios de las gasolinas y los carburantes de cara al transporte; de algunos alimentos y bebidas no alcohólicas y de la vivienda en consecuencia de la bajada de los precios del gasóleo para la calefacción. El resto de sectores se han mantenido más o menos estables, mientras que el ocio y la cultura moderaron su descenso hasta el 0,2 %, debido al mayor encarecimiento de los viajes organizados.
Aunque esta cifra mejora el dato adelantado de diciembre, un -1,1%, es la primera vez en la historia que se registra una tasa interanual negativa de los precios en dicho mes y marca la tasa más baja desde julio de 2009.
Desde el pasado mes de julio, el IPC ha tenido un valor negativo. La teoría dice que un país entra en deflación cuando se cumplen seis meses de IPC negativo. Algo que ha negado el Gobierno. A su vez, José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu i Fabra asegura que la caída debe ser continuada durante un año. “La deflación es una caída general y prolongada en el tiempo de los precios y tiene que afectar a todos los productos, no sólo el petróleo». Así niega la teoría de que España esté en deflación, como han asegurado otras voces.
Valentí Pich, presidente del Consejo general de colegios de economistas, refleja un pensamiento parecido. “No podemos afirmar que estemos en deflación pero sí que hay una reducción permanente de los precios”. No obstante, Pich añade: “Actualmente en España estamos en una situación un poco especial porque es en una época de crecimiento bajo”.
¿Cómo afecta a los consumidores la deflación?
- Deuda. La deflación provoca que las deudas puedan ser mayores. En términos reales, la deuda se hace cada vez más grande.
- Inversión. Las decisiones de inversión se alargan. “Si quiero un piso, me lo voy a pensar, no tengo prisa en comprarlo. Cada mes va bajando el precio y se van dejando las decisiones de compra para más adelante”, comenta Pich, “la deflación no fomenta la inversión. Siempre ante bienes no fungibles”.
- Salarios. El salario mínimo va a aumentar este año un 0,5%. “En un período de deflación podría aumentar hasta un 1,5%”, apunta García Montalvo. No obstante, “si no suben los precios se complican los préstamos y los servicios. Esto implica que nos tenemos que olvidar de subidas de salario por parte de las empresas”, explica Valentí Pich.
- Empresas. Si las empresas ven que los precios descienden y sus márgenes se comprimen, tenderán a bajar los salarios a sus empleados o incluso hacer despidos.
- Alerta en la sociedad. “La expectativa cuando se cae en deflación es que los precios bajen y se entra en una espiral a la baja que alarma los salarios, los márgenes caen, las empresas expulsan a los trabajadores. Es un ciclo muy peligroso”, explica García.