Las especies invasoras son una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad en el mundo. Suelen proceder de otras zonas o continentes, pero entran a España de forma intencionada, accidental o artificial. Pasado un tiempo consiguen adaptarse y desplazan e incluso acaban con las autóctonas o endógenas. Al principio el ser humano las rechaza, pero termina cohabitando con ellas.
El problema de las especies invasoras es similar al problema del cambio climático. «Hemos alcanzado un punto de ‘no retorno’ en el que convivimos con ellas sin que nos parezca raro», dijo Javier Diéguez, el vicedirector de investigación del Real Jardín Botánico.
«Hemos llegado a convivir normalmente con cotorras en el Parque de El Retiro. Con cangrejos rojos en cualquier río o con siluros en el Tajo o el Guadiana». Las especies invasoras causan un daño muy importante al ecosistema, afirmó el científico a Efe.
Con su adaptación, muchas especies autóctonas entran en peligro de extinción. No pueden competir con las invasoras por no haber crecido junto a ella. El Fondo Mundial para la Naturaleza calcula que es un problema medioambiental y de salud pública que requiere de la Unión Europea una inversión de 12.500 millones de euros al año.
Entre las especies más perjudiciales se encuentran algunas muy conocidas, como la cotorra Argentina. Esta especie fue introducida en España a través del comercio legal en 1980. Una vez dentro, comenzaron a escaparse de las jaulas e incluso fueron puestas en libertad debido al ruido que hacían en las casas. Actualmente constituyen una plaga y son un peligro para la agricultura.
También están los mejillones cebra, que entraron de manera accidental, pegados a los cascos de los barcos en la cuenca del Ebro.
Especies invasoras en España
El Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras recoge 197 especies de plantas, flores, hongos y animales. De estas, 112 son aves, mamíferos, peces, reptiles o anfibios, entre otros. Así, destacan algunas especies como el erizo egipcio, el mapache, el ganso del Nilo, la perca americana o la codorniz japonesa.
Las autoridades están llevando a cabo algunos planes y estrategias para controlarlas y erradicarlas. Pero algunas de estas especies, como la trucha o el cangrejo rojo están volviendo a ser cazadas o pescadas, que causan daños mayores y favorecen su reproducción. Por este motivo, es fundamental pensar qué animal estamos adquiriendo y las posibles consecuencias para el medioambiente.
«Si nuestros abuelos fuesen ahora a los ríos no conocerían lo que hay. Se encontrarían un panorama muy distinto al de hace 60 años porque ahora solo aproximadamente el 30% de las especies de peces son autóctonas. El resto vienen de fuera de España», indicó Diéguez.
Recordó que el equilibrio del ecosistema es el fruto de miles de años de evolución y cuando se altera tiene un efecto terrible. Las especies invasoras suponen un peligro grave de simplificación de toda la cadena evolutiva. Además de «un empobrecimiento brutal» del medio ambiente. «Al final acabaremos por encontrar solo cangrejos rojos, carpas, tortugas de Florida, caracoles manzana, siluros, truchas arco iris y poco más especies invasoras que ponen en peligro el ecosistema», alertó.
Los terribles cangrejos rojos
Diéguez se refirió a los cangrejos, en especial al rojo norteamericano, «el que se vende en las pescaderías». Sus efectos sobre el medioambiente pueden ser devastadores. Hasta el punto de que «en los arrozales del Delta del Ebro han tirado diques y postes de electricidad al remover tierras para cavar galerías subterráneas».
Todas las especies invasoras de cangrejos norteamericanos (rojo, señal y marmolado) son portadoras de una enfermedad denominada afanomicosis, responsable de la desaparición de los cangrejos autóctonos españoles y europeos. «Una de las peores, si no la peor, pandemia conocida en animales», apuntó.
Es complicado exterminar estas y cualquier otra especie invasora, pero la ciencia está para investigar y combatir los problemas.
Visones asociados a la COVID-19
Otro caso, ya no asociado a especies invasoras, sino a las autóctonas, tiene en alerta a las autoridades fitosanitarias. El Gobierno danés anunció una nueva serie de restricciones regionales tras detectarse una mutación del Sars-CoV2 ligada a visones, después de decidir el sacrificio de hasta 17 millones de ejemplares.
Informaron de doce casos de coronavirus con una mutación en humanos. Y que el mismo virus mutado fue hallado en cinco casos de granjas de cría de visones.
La primera ministra Mette Frederiksen dijo que el Gobierno tiene datos sobre esa mutación que indican que debilitan la capacidad del cuerpo humano para crear anticuerpos. Esto podría poner en entredicho la efectividad de las vacunas que actualmente se desarrollan contra la COVID-19.
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