Sea de manera intencional o por negligencia, la introducción de especies foráneas desplaza y destruye hábitats de la fauna y la flora autóctonas
España, que ha sido sometida a numerosas invasiones que han dejado huella en su cultura y territorio, enfrenta en la actualidad una invasión silenciosa y menos visible: especies exóticas que ponen en peligro su rica biodiversidad. Desde el mapache hasta la cotorra argentina, han encontrado un sitio donde vivir y procrearse desplazando especies autóctonas y alterando el equilibrio natural.
La llegada de estas especies animales y vegetales se remonta a varias décadas atrás, cuando animales como el visón americano y el galápago de Florida fueron comercializadas como mascotas. La moda ha derivado en una crisis ecológica. Muchos de estos animales han sido liberados o se han escapado. Al reproducirse sin control y competir con la fauna local. Así, el mapache se ha convertido en un depredador voraz que amenaza a especies en peligro de extinción como nutrias y ginetas. La cotorra argentina ha proliferado en áreas urbanas. En espacios lacustres también replica la situación.
Las autoridades tratan de controlar las poblaciones invasoras mediante programas de captura y erradicación, pero son insuficientes. Se estima que si no se toman medidas efectivas para controlar su entrada y propagación, más de 100 nuevas especies exóticas podrían invadir España en la próxima década. La falta de conciencia de la sociedad agrava aún más la situación.
De mascota a grave amenaza
En Madrid, las especies invasoras como el mapache, la cotorra argentina y el galápago de Florida, representan una grave amenaza para la fauna local. A muchos los trajeron como mascotas y ante la imposibilidad de mantenerlos los liberaron. El mapache, popular tras la película Pocahontas, compite por recursos y causado estragos en la biodiversidad.
El impacto de estos mapaches ha sido devastador para la fauna local. Se alimentan de huevos y pequeños animales de varias especies autóctonas. Desde 2018, han capturado a más de 900 ejemplares en el Parque Regional del Sureste. Para ello se implementan diversas técnicas de control, incluidas trampas. A muchos los han sacrificado debido a las restricciones sobre su venta.
Pero el mapache no es el único problema. El galápago de Florida, otra mascota popular en los años 80 y 90, ha desplazado al galápago leprosa y representa un riesgo para la salud humana al transmitir salmonella. Estas tortugas pueden llegar a pesar entre 3 y 4 kilos y vivir hasta 30 años, lo que ha llevado a muchos dueños a liberarlas cuando ya no pueden cuidarlas.
El cerdo vietnamita y otras especies como la cotorra argentina han seguido un patrón similar. Su vertiginosa proliferación es uno de los mayores problemas. Muchos dueños se deshacen de ellos al darse cuenta de que crecen más de lo esperado y generan problemas. La cotorra argentina ha invadido barrios enteros.
No solo animales
Las especies vegetales invasoras representan igualmente una amenaza significativa para la biodiversidad y los ecosistemas locales. Introducidas de manera intencionada o accidental, las plantas se adaptan rápidamente. Actualmente, el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras calcula cerca de 200 especies registradas afectan gravemente la flora autóctona y los hábitats naturales. Entre las más conocidas se encuentran el eucalipto (Eucalyptus globulus) que, aunque se cultiva por su madera y aceite, tiene un impacto negativo en los ecosistemas locales por consumir grandes cantidades de agua y alterar el suelo. Otro ejemplo es el Ailanthus altissima, un árbol que crece rápidamente y es difícil de erradicar
Las plantas invasoras desplazan a la flora nativa y también afectan la fauna porque alteran hábitats y reducen la disponibilidad de recursos. Por ejemplo, el jacinto de agua (Eichhornia crassipes) forma densas capas en cuerpos de agua, lo que limita el oxígeno y la luz a otras especies acuáticas.
Causas a la vista
- Introducción humana: a lo largo de los años, muchas especies han sido introducidas intencionalmente en nuevos hábitats por motivos económicos, ornamentales o recreativos. Por ejemplo, el comercio de mascotas ha llevado a la liberación de animales como el mapache y la cotorra argentina, que se han adaptado rápidamente a su nuevo entorno. Esta introducción no siempre se realiza con un conocimiento adecuado de las consecuencias que puede acarrear.
- Cambio climático: las alteraciones en el clima pueden modificar los hábitats naturales y permitir que especies que antes no podían sobrevivir en ciertas áreas ahora encuentren condiciones favorables. Esto facilita su establecimiento y reproducción, lo que aumenta su potencial invasor. Por ejemplo, temperaturas más cálidas pueden permitir que especies tropicales se desplacen hacia regiones más templadas.
- Falta de regulaciones efectivas: aunque existen leyes que prohíben la tenencia y liberación de ciertas especies, su implementación es a menudo insuficiente. La falta de recursos y la escasa concienciación pública sobre el problema dificultan la aplicación efectiva de estas normativas.
Impacto económico
Las especies exóticas también tienen un impacto económico significativo. La agricultura y la pesca pueden sufrir pérdidas considerables debido a la competencia y depredación. Por ejemplo, el mejillón cebra ha causado estragos en las infraestructuras de riego y en los ecosistemas acuáticos, que se traducen en costos adicionales para agricultores y pescadores.
El control implica gastos en recursos humanos y materiales para las administraciones locales y regionales. Las campañas de captura, erradicación y educación requieren financiamiento que podría destinarse a otras áreas críticas, como la conservación de especies autóctonas o el desarrollo sostenible. Además, la presencia de especies invasoras puede afectar la calidad de los productos agrícolas y pesqueros y la reputación de los productos españoles en el mercado internacional.
La gestión de las especies invasoras requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a biólogos, ecologistas, autoridades y ciudadanos. Las estrategias de control evitar daños colaterales a las especies nativas y al medio ambiente.
La educación pública es vital. Concienciar a la población sobre los riesgos asociados con tener mascotas exóticas es fundamental. Campañas informativas pueden ayudar a cambiar la percepción sobre estas especies al conocer las muchas responsabilidades que conlleva su tenencia.
Difícil tarea, pero posible
A pesar de los obstáculos, existen ejemplos de control y erradicación de especies invasoras en el mundo que podrían servir como modelo para España. En Nueva Zelanda, por ejemplo, se han llevado a cabo exitosas campañas para erradicar ratas y otros mamíferos invasores en islas específicas, lo que ha permitido la recuperación de varias especies nativas en peligro. En Australia se han implementado medidas efectivas para controlar la chinche apestosa. También en España hay ejemplos, como las carpas en la laguna de Zoñar y la reducción de la población avispa asiática en Baleares
Con un enfoque adecuado, es posible revertir el daño causado por las especies invasoras. Los programas de monitoreo continuo permiten detectar nuevas invasiones antes de que se conviertan en problemas. La creación de áreas protegidas donde se puedan implementar medidas estrictas contra las especies exóticas podría ser importante para la recuperación del equilibrio ecológico.
La biodiversidad local es un recurso invaluable que proporciona numerosos beneficios ecosistémicos, desde la polinización hasta la regulación del clima. Las especies autóctonas están adaptadas a su entorno y desempeñan roles específicos en el ecosistema. La pérdida de estas especies debido a la competencia con animales invasores afectan toda la comunidad biológica.
Muchas comunidades dependen directamente de la biodiversidad local para su sustento. Protegerlas es esencial para mantener el equilibrio ecológico y asegurar medios de vida sosteniblesa las generaciones futuras. La pérdida de biodiversidad también tiene implicaciones culturales. Muchas comunidades tienen vínculos profundos con su entorno natural. Su desaparición puede llevar a una pérdida irreversible del patrimonio cultural asociado con ellas.
Educar es parte de la solución
La educación ambiental aumenta la concienciación sobre los riesgos asociados con las especies invasoras. Informa al público cómo identificarlas y sus efectos negativos en los ecosistemas locales. Incorporar la educación ambiental en los programas escolares es fundamental para formar una generación más consciente y responsable. Los estudiantes pueden aprender sobre las especies nativas e invasoras a través de actividades prácticas que además de educar también fomentan un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia el medioambiente.
Fomentar la participación activa de la comunidad en proyectos de conservación puede ser muy efectivo, al igual que jornadas de limpieza en ríos o áreas naturales. Asimismo, los programas de «adopción» de espacios naturales permiten a los ciudadanos involucrarse directamente en la protección del medioambiente.
El Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras es una herramienta fundamental para gestionar y controlar las especies que amenazan la biodiversidad en España. Incluye una lista de especies identificadas como invasoras que requieren medidas específicas para su control o erradicación.
Los «criminales» más buscados
- Mapache (Procyon lotor): originario de América del Norte, el mapache ha sido introducido en varias regiones de España. Es un competidor voraz que afecta en especial a pequeños mamíferos y aves.
- Cotorra argentina (Myiopsitta monachus): esta ave, popular como mascota, ha proliferado en áreas urbanas y rurales. Causando molestias por su estruendoso ruido. Compite con aves locales por recursos alimenticios.
- Galápago de Florida (Trachemys scripta elegans): conocido por su adaptabilidad a ambientes contaminados, esta tortuga ha desplazado a las especies autóctonas de galápagos y es un depredador de invertebrados, peces y anfibios.
- Visón americano (Neovison vison): introducido para la cría en granjas peleteras, este visón ha afectado gravemente a la población del visón europeo, que está al borde de la extinción debido a la competencia y depredación.
- Cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii): ha alterado los ecosistemas acuáticos, al competir con especies nativas y causar daños en la vegetación ribereña.
- Perca americana (Micropterus salmoides): este pez depredador ha sido introducido en ríos y embalses, donde compite con especies nativas y puede llevar a la extinción local de algunas de ellas.
- Escarabajo japonés (Popillia japonica): el insecto es conocido por causar daños significativos en cultivos agrícolas y prados, lo que representa una amenaza tanto para la agricultura como para la biodiversidad.
- Halophila stipulacea: una planta marina originaria de los trópicos que ha colonizado el litoral del Mediterráneo. Daña el ecosistema marino local.