Por Andrés Tovar
19/06/2018
La Constitución española promete garantizar la calidad de vida para todos los españoles. Solo hay un problema: algunas mujeres se sienten excluidas por el lenguaje de la Carta Magna. Por ende, la vicepresidenta Carmen Calvo se ha embarcado en una polémica misión para hacer que la constitución «sea más inclusiva de género».
Este miércoles (18 de julio), en una entrevista a la Cadena Ser, recogida por Europa Press, Calvo aseguró que el proceso de «adecuación» de la Constitución española a un lenguaje «inclusivo» se hará, haya o no asesoramiento de la RAE. «El masculino universal no engloba al femenino, hay que ir cambiando cosas. Hay una parte de esta polémica que se me escapa. He pedido por carta a la RAE que nos asesore. Si no hay asesoramiento de la RAE, evidentemente continuaré con el proceso. Es ‘el momento’ de que la Constitución española tenga un lenguaje respetuoso a ambos géneros».
La postura de Calvo puede considerarse una tendencia entre los políticos de izquierda de criticar el masculino universal del castellano. Bajo su argumento, si usa trabajadoras, por ejemplo, se sabe que no hay hombres involucrados. Pero con los trabajadores, las mujeres pueden sentirse parte del grupo o no. Entonces se ha convertido en una regla general entre los políticos españoles y latinoamericanos de izquierda usar ambos, refiriéndose por ejemplo a trabajadores y trabajadoras.
La RAE y la Constitución inclusiva
Pero el giro de 180 grados no convence a la RAE. Y no se trata de llevarle la contraria al gobierno socialista. Su informe de 2012 dijo que los cambios sugeridos que incluían el género eran inconsistentes y «no se podría hablar». Esto es cierto para algunas opciones, como usar una palabra combinada como trabajadores/as .
Más recientemente, el director de la RAE, Darío Villanueva, desestimó la idea de Calvo. En una entrevista con El País, sostuvo que el problema es «confundir la gramática con el machismo«. Y el novelista y miembro de la Academia, Arturo Pérez-Reverte, ha dicho que dimitirá de la organización si acepta realizar algún cambio sobre la base de la neutralidad de género.
Vale destacar que el diario ha declarado que la RAE es «una de las instituciones que más irrita a las feministas». Y solo ocho de los 44 miembros de la RAE son mujeres. Algunos de ellos han expresado su simpatía con la idea de actualizar la constitución. «En los textos administrativos, es posible dejar clara la presencia de la población femenina, de manera sensata», dijo la filóloga Inés Fernández-Ordóñez.
La Constitución inclusiva y el problema de los «sustantivos colectivos»
Ambas posiciones, Gobierno y RAE, conforman los pilares de este controvertido debate sobre la «Constitución inclusiva». Pero, lo que no se ha tomado en cuenta en él, es la realidad social de los sustantivos colectivos. Por lo general, los cambios declarados de arriba hacia abajo tienden a no tomarse. En contraposición, son los oradores cotidianos los que comienzan a adoptar una nueva convención que, luego de ser estudiada, puede ser solidificada por un diccionario o la RAE, como lo ha hecho con decenas de convenciones linguísticas a lo largo del tiempo.
Algunas de las soluciones propuestas quizá no deberían ser tan controvertidas. Por un lado, los defensores de la Constitución inclusiva, como Calvo, proponen que la constitución use la población española en lugar de todos los españoles. Pero la solución general propuesta para los sustantivos colectivos -para usar las formas masculina y femenina- es desafortunada. Villanueva, para referirnos a lo que piensa la RAE, criticó el uso de términos duplicados como trabajadores y trabajadores. Principalmente, porque «destruye la esencia de la economía» que «gobierna los idiomas».
Finalmente, tomándole la palabra a la vicepresidenta sobre «el momento» para el debate, quizá la resistencia de la RAE y el hecho de que su nuevo gobierno tiene que lidiar con problemas más apremiantes, como apaciguar a los nacionalistas catalanes o a la extrema izquierda de Podemos, no hace tan idóneo ‘el momento’.
Quizá sea mejor que, si hay apoyo para la neutralidad de género en el idioma español, los cambios surjan de abajo hacia arriba. La RAE seguro no se negará, como lo ha hecho antes, a hacer ajustes si es justo y no distorsiona la esencia. Y que sean los españoles la que diga que tan «inclusiva» sea su Carta Magna.
Visita: España