Por Cambio16
14/04/2017
Las concertinas de Ceuta y Melilla le aportaron este jueves (14 de junio) el toque filoso al efervecente debate sobre los inmigrantes en España. Ésto, una vez que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció que entre sus «principales voluntades» está retirar las concertinas de las vallas de ambos enclaves. Y que además piensa pedir para ello un «informe complementario».
«Si estamos hablando de solidaridad. De respeto a las personas. Controlando los flujos migratorios. Ayudando en origen colaborando con las autoridades de esos países. Pero si esas personas ya están al lado de la valla… vamos a mirarlo, creo que es algo razonable», señaló Marlaska en una entrevista en Onda Cero. «Haré todo para que las concertinas de Ceuta y Melilla puedan ser retiradas».
La posición del titular de Interior despertó la inmediata reacción del Gobierno de Ceuta que preside Juan Vivas (PP). «Las fronteras tienen que ser seguras y respetadas. Sobre todo la de la ciudad autónoma. Si se produjera la situación de que todo inmigrante que llegara a la frontera pasara a territorio ceutí, cabe pensar que alcanzaríamos una situación tal que nuestra capacidad de acogida quedaría desbordada. En esa situación la ciudad ni siquiera tendría capacidad para la atención temporal que existe en la actualidad porque no tenemos instalaciones suficientes», han advertido fuentes del Ejecutivo autónomico a Europa Press.
Así, ambas posiciones ejemplifican las dos posturas del filo de la navaja del debate migratorio. Una navaja que tiene mucha tela para cortar.
Las concertinas de Ceuta y Melilla tienen su historia sangrienta
Las polémicas concertinas de Ceuta y Melilla se introdujeron por primera vez en 2005. Pero se eliminaron dos años más tarde debido a las heridas sufridas cuando las personas intentaron escalarlas. Fue en 2013 cuando el jefe del Gobierno Mariano Rajoy revivió el alambrado después de oleadas de inmigrantes que trataron de romper la frontera del país. Enfrentando además la oposición de sectores políticos, activistas y hasta eclesiásticos que calificaron la medida como inhumana.
Según datos de la Cruz Roja Española, tan sólo en éste 2018 se han atendido a 25 migrantes por cortes. Diez de ellos necesitaron tratamiento hospitalario.
Las concertinas incluso han formado parte de la oferta política. Pedro Sánchez se comprometió a eliminar la barrera durante las elecciones generales españolas de 2015 y 2016. Ahora, en la jefatura del Gobierno, parece estar encaminado a cumplir aquella promesa.
Pero no la tendrá fácil ni en la oposición ni con el gobierno autonómico. El Gobierno de Ceuta ha rechazado entrar en «consideraciones o debates sobre las concertinas propiamente dichas» porque «eso corresponde a los profesionales». A su juicio lo que debe haber es «elementos de protección y disuasorios, tanto personales como materiales, que garanticen que no pase quien no esté debidamente documentado y que la frontera no pueda ser tomada por asalto».
Asimismo, el portavoz de Ciudadanos (Cs) en la Asamblea de Ceuta, Javier Varga, lamentó este jueves que «el nuevo ministro del Interior parece no haber entendido muy bien cuáles son los problemas de la frontera de la ciudad» y, aunque ha reconocido que las concertinas de Ceuta y Melilla que Fernando Grande-Marlaska se ha comprometido a quitar son un elemento disuasorio desfasado, ha dejado claro que no considera «prioritario» hacer ahora inversiones para su retirada.