En 2024 recibirá un récord de 100 millones de visitantes, más del doble de la población del país.
La masificación del turismo ha generado una oleada creciente de turismofobia en los principales destinos. Es patente en Europa, en donde las calles atestadas asfixian a los residentes. España es un buen ejemplo. Ante una creciente turismofobia intenta encauzar el turismo masivo con más regulaciones.
El fenómeno ya mostraba su feo rostro antes de la pandemia. Con la aparición de las aerolíneas Low-cost, y el surgimiento de plataformas de reservas online como Booking.com, Airbnb, Expedia, se abarataron los costos para una creciente clase media en diversas regiones del mundo.
Programas de turismo, los cada vez más numerosos, Youtubers e influencers de las redes sociales y aplicaciones móviles para guías de viaje, estimularon aún más a los viajeros. Especialmente, luego del encierro forzoso que se vivió en el mundo por la pandemia del COVID-19.
El Barómetro de ONU del Turismo Mundial calcula que 790 millones de turistas viajaron en los primeros 7 meses de 2024. Un 11% más que en 2023 y solo un 4% menos que en 2019. Europa recuperó el 99% de sus visitas prepandemia. España es uno de los países con mejores resultados. Cifras que alegran a la industria y la economía de los destinos receptores, pero amargan la vida de los lugareños.
Turismofobia creciente
El término «turismofobia» encapsula el profundo malestar que sienten los residentes de destinos turísticos saturados. La convivencia con millones de visitantes al año ocasiona una serie de problemas que afectan su calidad de vida.
La explotación descontrolada de destinos turísticos genera efectos negativos en el quehacer diario de quienes los habitan. Como el aumento en el costo de la vivienda y la cesta básica, congestión y colapso en las infraestructuras y deterioro del entorno local.
Las protestas y manifestaciones contra el turismo masivo se han vuelto comunes en varias ciudades, los lugareños expresan su insatisfacción con el excesivo flujo turístico.
El sobreturismo no es exclusivo de los destinos españoles. También lo padecen ciudades como París, Ámsterdam y Venecia. Las cuales, para frenarlo, han incrementado los impuestos que deben pagar sus visitantes. Venecia incluso comenzó a cobrar una tasa de entrada de cinco euros por persona.
Pero la turismofobia también puede tener consecuencias económicas negativas para la industria turística y los países receptores. Porque al intentar controlar el flujo de visitante las restricciones implementadas pueden reducir el número de visitantes.
Sobreturismo español
Todas las proyecciones apuntan a que el sector turismo de España impondrá récords en 2024. Solo en los primeros cuatro meses arribaron 24 millones de turistas internacionales, 3 millones más que en el mismo periodo de 2023. Para quienes residen en los principales destinos del país, es una verdadera invasión.
Explica que en España haya crecido la turismofobia. Una clara muestra es el aumento de las protestas en julio. Con manifestantes rociando con agua a turistas en Barcelona y marchas en Málaga, Sevilla y Baleares.
Pero, en el caso de España, cerca del 13 % del PIB depende directamente del turismo. Sector que da empleo a casi tres millones de personas. O sea, el 14 % de la fuerza laboral del país. En algunas comunidades, como los archipiélagos, las cifras superan el 30 %. Un aporte nada despreciable a la frágil economía española.
Más controles
El país no puede darse el lujo de acabar con el turismo, pero necesita facilitarle la vida a sus habitantes. En casi todas las provincias avanzan las restricciones. Están tomando medidas para equilibrar el turismo y preservar la calidad de vida de los residentes. Enfrentan en paralelo la turismofobia y la masificación turística.
Un reporte de la agencia Efe indica que el control del crecimiento turístico desordenado se concentra en las seis comunidades autónomas con mayor presión turística: Cataluña, Baleares, Canarias, Andalucía, Comunidad Valenciana y Madrid. Cataluña, con una población de 7,9 millones, es el principal destino de turistas extranjeros (18,2 millones en 2023) y nacionales (23,7 millones). Barcelona limitará la apertura de nuevos hoteles en ciertas zonas. También suspenderá las licencias de viviendas de uso turístico a partir de 2028. Lo que ha generado críticas y exigencias de indemnización por parte de los propietarios.
Baleares, con 1,2 millones de habitantes, recibió 14,4 millones de extranjeros y 3,6 millones de viajes nacionales en 2023. El Parlament está tramitando una norma que sancionará a los dueños de VUT que no pongan orden a las fiestas de sus inquilinos. Mientras que los hoteleros demandan un mayor control del alquiler turístico ilegal. El Gobierno regional acordó con las grandes navieras limitar los cruceros que atracan en el puerto de Palma a tres al día.
Canarias, con 2,2 millones de habitantes, recibió 13,9 millones de turistas extranjeros y 7,1 millones de nacionales en 2023. El Parlamento regional rechaza imponer una tasa turística y las peticiones de licencias para alquileres turísticos se han acelerado. Mientras que el Cabildo de Tenerife implementó un control y tasa de acceso al barranco de Masca, y el de Gran Canaria planea limitarlo al Roque Nublo.
Aumentan sanciones a ilegales
En Andalucía, con 8,6 millones de habitantes, la mayoría de las capitales apoyan la tasa turística, (excepto Jaén y Huelva). Sevilla cobrará 3-4 euros para acceder a la Plaza de España. El Ayuntamiento cortó el suministro de agua a varias viviendas turísticas ilegales.
En Madrid, la Comunidad inició los trámites para endurecer la normativa de control de las VUT y las sanciones. El Ayuntamiento suspenderá las nuevas licencias para VUT y aumentará las penalizaciones a las ilegales, al tiempo que trabaja en un plan estratégico para potenciar el turismo en los meses de verano.
Malestar generalizado en España
El malestar social generado por la saturación turística se extiende por toda España. Aunque sean Cataluña, Baleares y Canarias las que acaparen los titulares por sus intensas protestas contra el turismo masivo.
En Galicia durante el verano se registraron manifestaciones aisladas. Como las de los residentes de O Hío en Cangas do Morrazo. Cansados de los aparcamientos desordenados de vehículos en las playas, o el cierre temporal de un bar en Mera debido al «turismo de mala calidad» y los «fodechinchos».
La Xunta aprobó una tasa turística para que los ayuntamientos, como Santiago, gestionen, recauden e inspeccionen directamente el impuesto a partir de enero de 2024.
Cantabria experimenta un aumento en el turismo, miles de personas a manifestarse en mayo bajo el lema «no queremos ser la Ibiza del norte». La comunidad está trabajando en un nuevo decreto de viviendas de uso turístico y en la regulación de las autocaravanas. También el Gobierno asturiano impulsa un marco jurídico más estricto de las viviendas de uso turístico. Con castigos más severos para los infractores.
En el País Vasco, el incremento del turismo no ha generado una reacción social significativa. Pese a lo cual, el Gobierno autonómico está preparando una tasa turística para 2025.San Sebastián, la capital más congestionada del País Vasco, mantiene la suspensión de las licencias de nuevos alojamientos y limita el tamaño de los grupos de visitas guiadas.
En Pamplona, el consistorio aprobará el fin de las licencias para nuevos apartamentos turísticos en el Casco Viejo en 2023. El Ayuntamiento de Toledo en Castilla-La Mancha está considerando la implementación de una tasa para los turoperadores que fleten autobuses con turistas.
También hay excepciones
Se generalizan las restricciones al turismo en España, pero a contravía con la tendencia general, Murcia trabaja en la promoción en ferias nacionales e internacionales para darse a conocer como destino. Melilla atrae visitantes subvencionando el 75 % del precio del billete y parte del alojamiento.
En la Comunidad Valenciana no consideran que exista un problema de turismofobia. Pero lanzaron la campaña ‘Yo también soy turista’. Además, aprobaron una nueva regulación de VUT que obliga a comunicar la referencia catastral para evitar la baja en el registro. El Gobierno regional también derogó la tasa turística aprobada por considerarla una barrera a la llegada de turistas y una tasa «ideológica».
En Castilla y León, aunque no existen corrientes en contra de la presencia de turistas, ya se observan incrementos en los precios en la vivienda en ciudades universitarias como Salamanca y Valladolid. Tampoco se han registrados tensiones ni rechazo a los viajeros en La Rioja ni en Ceuta.
Mitigar externalidades negativas
El sector turístico español ha demostrado una resiliencia envidiable. Ha recuperado los niveles pre-COVID. Mostró un crecimiento sólido en 2023 y todas las proyecciones indican que será superior en 2024. Se prevé la posibilidad de superar los 100 millones de turistas, más del doble de la población del país. Su impacto en la economía del orden del 13% del PIB es indiscutible. También lo es en la vida de sus residentes.
Las medidas adoptadas por las comunidades autónomas para garantizar la sostenibilidad del sector se alinean con la tendencia en el resto de Europa. CaixaBank Research estima que la tasa turística implementada en Cataluña y Baleares tiene poca influencia en la demanda.
Su aplicación puede ayudar a mitigar las externalidades negativas asociadas al turismo. Como el aumento de precios de viviendas y alquileres, la presión sobre servicios públicos y la ocupación de espacios. Quizás ese punto desestimule la turismofobia y, finalmente, logre encauzar el turismo masivo.