España puede ampliar la capacidad diagnóstica de la COVID-19. La clave para el control del actual brote por SARS-CoV-2 es la detección de casos. Todavía no hay ni vacuna ni tratamiento específico contra la enfermedad que provoca, la COVID-19.
La detección temprana de casos permite localizar los contagiados y aislarlos en los primeros días de la transmisión del virus. Sin embargo, para la detección temprana de casos es necesario contar con máquinas de PCR.
El virólogo alemán Christian Drosten apuntó en algún momento que la la detección temprana de casos era la diferencia de Alemania con Italia y España en el manejo de la pandemia. En Alemania se practican 200.000 pruebas de PCR diarias. Por tanto, es crucial que todo el andamiaje diagnóstico de pruebas de PCR funcione para que el control del brote sea eficaz.
En consecuencia, sorprende que en España una innumerable cantidad de máquinas de PCR no se estén utilizando siendo un recurso potencial para realizar pruebas diagnósticas de la COVID-19.
Necesidad colectiva
En muchos países se han tomado una variedad de medidas para multiplicar la capacidad de diagnóstico. Desde recolectar máquinas de PCR hasta adaptar laboratorios de investigación académica para poder realizar el test. Por ejemplo, el Instituto Broad de Harvard se adaptó para convertirse en un centro de diagnóstico de la COVID-19.
Ahora en España, los colectivos dedicados a las investigaciones de laboratorio se encuentran indignados y frustrados ante el hecho de que máquinas potencialmente útiles para el diagnóstico de la COVID-19 están fuera de uso en laboratorios cerrados por el confinamiento.
A pesar de que muchos investigadores y técnicos han ofrecido su esfuerzo, tiempo y conocimiento para ampliar la capacidad diagnóstica en España, el Gobierno rechazó la oferta. Fuentes anónimas indican que en este rechazo influyen los consejos de terceras partes con intereses particulares. Las fuentes apuntan de que si esta maquinaria se hubiese puesto en marcha, se hubiese podido hacer más.
¿Excusas?
Los argumentos para no utilizar las máquinas de PCR listas, potencialmente útiles para detectar el SARS-CoV-2 son la falta personal apto para manipular las máquinas y realizar la prueba; calidad y seguridad a la hora de correr los test y el riesgo en salud que representa para los trabajadores.
Sin embargo, los expertos responden que son obstáculos que se pueden sortear siempre y cuando exista la voluntad de ampliar la capacidad diagnóstica en el país: «Si no hay personal entrenado, se le entrena. En otros países, la premisa ha sido aprender haciendo. A los investigadores y técnicos que se han ofrecido para sumar esfuerzos en la capacidad de diagnóstico se les entrena en el lugar en el que debe hacer la prueba».
Un ejemplo de ampliación de capacidades para paliar la pandemia es la iniciativa de los investigadores españoles Alfonso Pérez-Escudero y Sara Arganda. Ambos, a partir del cierre de sus laboratorios por el confinamiento, crearon Crowdfight COVID-19, una plataforma que reúne científicos y expertos voluntarios al servicio de la investigación de la COVID-19.
Bioseguridad y mercado
Por la imprescindible seguridad biológica no se puede justificar el desaprovechamiento de recursos con la excusa de que no hay suficientes laboratorios de nivel de bioseguridad 3 (BSL-3 o P3) en España. La escasez de estos laboratorios puede ser una realidad, pero para la manipulación de muestras de pacientes y diagnóstico son suficientes los laboratorios BSL-2 o P2, de los cuales hay muchos en España.
Los BSL3 son fundamentales para aislar y caracterizar el virus, de acuerdo con el CDC (Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos) y la OMS.
El último obstáculo son los reactivos que venden empresas especializadas en kits. Ante la inminente y desaforada demanda, los kits de reactivos se convirtieron en preciados y escasos tesoros. Para salvar el escollo, el ingenio científico eliminó la necesidad de usar un líquido llamado UTM (Universal Transport Medium) para conservar la muestra nasofaríngea mientras se manipula y transporta. Se eliminó utilizando un procedimiento con algodones secos en una solución simple llamada buffer Tris-EDTA (TE), sin extraer el ARN y usando una máquina de PCR estándar. El procedimiento funciona.
Todo apunta a que las máquinas de PCR para realizar pruebas diagnósticas de la COVID-19 están y también la voluntad científica. Entonces, ¿qué es lo que falta para ampliar la tan necesaria capacidad diagnóstica en España?
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