El Ejecutivo decidió mantener la prohibición de entrada a España de los cruceros de turismo procedentes de cualquier puerto hasta la finalización de la situación de crisis sanitaria. El anuncio publicado en el BOE señala que se trata de una «una medida proporcionada, objetiva y no discriminatoria, en línea con el objetivo establecido por el Comité de Emergencias de la OMS de interrumpir la propagación del virus».
«Se prohíbe la entrada en puertos españoles de los buques de pasaje de tipo crucero que realicen viajes internacionales y naveguen por aguas del mar territorial con objeto de entrar en los puertos españoles abiertos a la navegación internacional», expone la orden la Dirección General de la Marina Mercante en el Boletín Oficial del Estado.
No obstante, el director general de la Marina Mercante podrá levantar la prohibición, a solicitud de Puertos del Estado y de acuerdo con el Ministerio de Sanidad, para entradas concretas de buques o para un conjunto de ellas como parte de un itinerario por uno o varios puertos.
Medida de prevención
El Gobierno argumenta que es «urgente y necesario» mantener ciertas medidas de contención y prevención. Las autoridades consideran que levantarlas de manera automática implicaría enormes riesgos. También estima necesario proveer un itinerario seguro hacia la recuperación del sector. Los planes incluiría la aplicación de procedimientos estrictos que permitan el restablecimiento seguro de estos servicios de carácter eminentemente turístico. La medida tendrá vigencia hasta la finalización de la situación de crisis sanitaria.
El texto indica que un caso de la COVID-19 en uno de estos barcos, cuyo viaje dura varios días o semanas, podría tener un gran impacto en la salud de la población donde atraque. Son lugares cerrados donde cientos o miles de personas de diversas características comparten espacios y actividades de una manera muy cercana. La probabilidad de transmisión de enfermedades es alta.
Un gran impacto económico
La industria turística ha sido especialmente afectada por las medidas de confinamiento. Mientras algunos subsectores como la hotelería y las líneas aéreas comienzan a retomar sus actividades continúa paralizada la navegación de placer
A nivel mundial, el turismo de cruceros mantiene cerca de 1,2 millones de empleos. Además, mueve más de 150.000 millones de dólares al año. En el caso de España, genera unos 4.300 millones de euros al año y es responsable de la creación de 33.000 puestos de trabajo.
El Consejo Internacional de Líneas de Cruceros estim que en todo el sector se producirá una pérdida total de más de 2.000 millones de euros por cada mes que se suspenden las operaciones.
Además, la actividad del turismo de cruceros impacta empresas conexas, como las agencias de viajes, las aerolíneas, las cadenas hoteleras y el pequeño comercio de las localidades donde atracan.
La crisis de Pullmantur y Carnival
A principios de mes, dos de las mayores compañías del sector de los cruceros –Pullmantur y Norwegian Cruise– habían anunciado que retrasarían su vuelta a la actividad. Ambas empresas perderán toda la facturación de los meses de verano. Es uno de los periodos en los que más viajes y pasajeros reciben.
Pullmantur, la única compañía de cruceros española, se vio obligada a solicitar el concurso de acreedores. «Los vientos en contra generados por la pandemia son demasiado fuertes para que Pullmantur los supere sin una reorganización», dijo la empresa El anuncio deja en el aire casi 5.000 empleos, 370 de ellos en España.
Carnival Corporation, el mayor operador de cruceros del mundo, anunció que prevé retirar seis barcos de su flota en los próximos meses como consecuencia del perjuicio económico causado por la COVID-19. Sin embargo, no ha especificado por el momento a qué barcos afectará la medida.
Un punto de inflexión para la empresa fue el caso del barco Costa Victoria, que sufrió directamente los efectos de la pandemia. El navío tuvo que suspender su navegación para atracar en el puerto italiano de Civitavecchia el 25 de ese marzo.
Allí los pasajeros fueron puestos en cuarentena. Uno de los turistas que iba a bordo había dado positivo por la COVID-19. El individuo había abandonado anteriormente el crucero para quedarse en Grecia. Además, otro pasajero perdió la vida tiempo después a causa del coronavirus.
Paralización en todo el mundo
La situación es similar en otras partes del mundo. El 14 de marzo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos emitieron la orden de no navegar. La vigencia de esa normativa se extiende hasta el 24 de julio.
Por otro lado, la CLIA, que representa el 95% de la industria mundial del turismo de cruceros, acordó prolongar de manera voluntaria la pausa hasta el 15 de septiembre. Necesita tiempo para reanudar la navegación. Royal Caribbean, la compañía de cruceros líder en el Caribe, oficializó que extenderá la suspensión de gran parte de sus itinerarios hasta esa fecha.
Norwegian Cruise Line, que opera las marcas Norwegian Cruise Line, Oceania Cruises y Regent Seven Seas Cruises, también anunció la extensión de la suspensión de sus viajes. Incluye las salidas programadas entre el 1 de agosto y el 30 de septiembre del 2020.
Un futuro incierto
Lo cierto es que aún no se ha reestablecido la actividad del turismo de cruceros. La CLIA espera que se pueda «empezar a navegar de forma prudente y tímida», pero no hay una fecha clara.
En todo caso, la industria de la navegación recreativa lo tendrá difícil para volver a levantarse. Las embarcaciones están preparadas para acoger a miles de personas en espacios cerrados, por lo que se debe actuar con mucha cautela.
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