La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) observa una tendencia creciente en la ingesta de psicofármacos en la mayoría de los países occidentales. En un estudio en que participan 85 países, España lidera el consumo mundial lícito de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes.
Los resultados de la investigación son coincidentes con cifras manejadas por instituciones españolas vinculadas a la disciplina. Entre los hallazgos se indica que en 2020, antes de la pandemia, el consumo aumentó un 4,5% y superó las 91 dosis diarias por cada 1.000 habitantes.
Datos más actualizados del Ministerio de Salud advierten que la prescripción de ansiolíticos y antidepresivos subió un 4 y un 6%, respectivamente, desde noviembre del 2020 hasta el mismo mes de 2021. Asimismo, se señala que entre enero y noviembre de 2021 fueron adquiridas 54 millones de cajas de ansiolíticos y 45,1 millones de antidepresivos.
Otra investigación elaborada por el CIS en el segundo trimestre de 2020 mostró que el 6,4% de la población acudió a un profesional de la salud mental desde el inicio de la pandemia, recoge La Razón. El 43,7 % por ansiedad y el 35,5 % por depresión.
José Luis Pedreira Massa, psiquiatra y psicoterapeuta de infancia y adolescencia, sostiene que los estudios epidemiológicos de prevalencia de los trastornos mentales en España son escasos. En ellos la tasa de trastornos de ansiedad y de la serie depresiva es similar a la obtenida en otros estudios internacionales. Incluso las conductas autolíticas, a pesar de ser llamativas, están en un nivel medio bajo, en relación con las presentadas en los países de nuestro entorno.
No obstante, escribió en un artículo para Redacción Médica, que la prescripción de medicamentos ansiolíticos y antidepresivos no han dejado de elevarse «hasta situarnos a la cabeza del informe de la JIFE por segundo año consecutivo».
España y su alto consumo de ansiolíticos
En España actualmente más de 2,5 millones de personas consumen psicofármacos diariamente. Le siguen, de acuerdo con la lista de la Junta Internacional, Serbia, Uruguay, Israel, Estados Unidos y Hungría. Entre los fármacos más consumidos destacan Alprazolam, Lorazepam, Diazepam, Clonazepam, Bromazepam, Lormetazepam y Estazolam.
“Existe una tendencia ascendente en el consumo de psicofármacos en la mayoría de los países occidentales. No es un problema específico de España. Ya era patente antes de la pandemia y tiene que ver con tres aspectos”, señala Guillermo Lahera.
Precisa el profesor de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá que el primer aspecto es la medicalización de los problemas de la vida cotidiana. «Las reacciones emocionales negativas, como la frustración, la rabia, el sufrimiento o la pena. Hemos desarrollado una intolerancia al sufrimiento, que tratamos de calmar con fármacos. El segundo es la ampliación de los límites de los trastornos mentales, que han pasado de tener límites restrictivos a difusos. Y el tercer aspecto, es la falta de acceso a intervenciones no farmacológicas”, explicó.
Lahera, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEP), considera que la pandemia ha acentuado esta tendencia. También elevó la demanda y, ante una Atención Primaria colapsada que no puede ofrecer alternativas, genera un incremento de las prescripciones.
Cree que uno de los grandes problemas de España es el aumento en el abuso de ansiolíticos e hipnóticos, muchas veces usados en el tratamiento del insomnio, recoge La Razón. Las guías internacionales recomiendan limitar su uso a casos en los que han fracasado medidas no farmacológicas. Especialmente higiene del sueño, meditación o técnicas cognitivo-conductuales.
“Aquí no funciona así. La gran saturación que vive la atención primaria impide a los médicos probar primero con opciones terapéuticas menos invasivas y sin riesgo de dependencia”, destacó.
Tratamiento que abarata costos
¿Se puede poner freno al alto consumo de ansiolíticos en España y bajar los costos para el sistema de salud? La ansiedad y la depresión suponen para el sistema de salud un gasto de 23.000 millones de euros al año. El equivalente a un 2,2% del producto interior bruto.
Una propuesta de ‘PsicAP’ (‘Psicología en Atención Primaria’), promovido por Psicofundación, reduce sustancialmente ese gasto. Indica que se necesitarían solo 28 euros de inversión por paciente con sintomatología leve o moderada para tratarlo. “El 70% de los casos que han recibido entrenamiento psicológico dejan de tener algún trastorno emocional. Mientras que en el grupo de control esto ocurría en un 20%», dijo a Redacción Médica Antonio Cano, de la Universidad Complutense de Madrid.
Explicó el autor principal del estudio que el objetivo del trabajo fue determinar si una terapia psicológica transdiagnóstica, más el tratamiento habitual, era más eficaz que solo la intervención en pacientes adultos de atención primaria. Para ello, se dividieron a los 1061 pacientes con trastornos de ansiedad y depresión entre el grupo experimental, que recibían las siete sesiones de entrenamiento de aprendizaje con un psicólogo clínico. Y el grupo de control, que tenía consultas periódicas con el médico primario.
El profesional evaluaba las quejas físicas o psicosociales del paciente y le indicaba el tratamiento según su mejor criterio clínico. En general, estos implicaron la prescripción de ansiolíticos, antidepresivos o hipnóticos y el asesoramiento o apoyo informal. El primer grupo salió mejor.
Algunas comunidades autónomas han mostrado interés en el proyecto. Confió Cano que la Comunidad de Madrid adoptó un protocolo, tras ver los resultados preliminares del estudio, y contrató 21 psicólogos clínicos. Lo mismo hizo Navarra. Andalucía, con la que están en contacto, acaba de contratar a más psicólogos para Atención Primaria.