España le envió un mensaje claro a Rusia. Pide que se respeten los derechos humanos y las libertades, también que sean liberados los más de 3.800 detenidos en las manifestaciones de fin de semana y que cese el hostigamiento judicial al opositor Alexéi Navalni y se le libere de manera inmediata, como se lo trasladó el viernes el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, en una conversación telefónica.
La canciller Arancha González Laya, participa en Bruselas en la reunión presencial de los ministros de Exteriores de la Unión Europea. La represión de las manifestaciones y el encarcelamiento de Navalni figuran entre los primeros puntos que serán debatidos en la reunión.
Brutalidad policial, excesos y patadas en el suelo
En Moscú y en más de noventa ciudades rusas hubo manifestaciones masivas para exigir que se excarcele a Navalni y que cesen los atropellos a las libertades. No obstante, la respuesta gubernamental fue aplicar una brutal represión, que dejó cientos de heridos y la detención de casi 4.000 personas. Los arrestos preocupan mucho a la Unión Europea. Los ministros se referirán a la adopción de sanciones, pero debido a la falta de consenso sobre la mejor manera de responder, no discutirán sobre sanciones, sino de la cooperación. Algo en lo que Rusia ha mostrado especial interés desde que se declaró la pandemia..
En ese sentido, Rusia ha manifestado su necesidad de “asesoramiento científico” para la certificación y producción de la vacuna Sputnik V, que no ha sido aprobada por la Agencia Europea del Medicamento ni mucho menos ha comenzado la evaluación. El ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, dijo que es posible que la policía rusa reparta palos para dispersar las protestas, pero entre Kaliningrado y Vladivostok se impondrá la demanda de más democracia”.
Los ministros se “extrañan” de que pese a que la Constitución de la Federación de Rusia garantiza el derecho a expresar la opinión libremente y de manifestar, ni una ni otro son respetados. A l contrario, se evitan y reprimen de manera poco pacífica y alejadas de la letra de las leyes.
Las manifestaciones masivas de Moscú a Siberia
Cientos de miles de personas salieron a las calles en más de noventa ciudades de Rusia exigiendo la libertad y que cese el hostigamiento judicial del líder opositor Alexéi Navalny, arrestado al llegar de Alemania. Se encontraba en Berlín desde finales de agosto para recibir tratamiento. Lo envenenaron con un agente nervioso del grupo Novichok antes de tomar un vuelo desde Tomsk, en Siberia, a Moscú. Durante el viaje, el opositor y luchador anticorrupción enfermó violentamente. Lo trasladaron de urgencia al hospital de Omsk, donde le indujeron un coma.
En vista de las declaraciones de los médicos y las características de la enfermedad, lo trasladaron al hospital Charité, en Berlín. Permaneció en coma inducido hasta el 7 de septiembre, cuando empezó a responder los estímulos médicos. Dos semanas después le dieron el alta médica, pero siguió en Alemania hasta finalizar la rehabilitación física. El gobierno de Alemania comprobó que le suministraron el agente nervioso Novichok. Un compuesto de invención soviética que usan los servicios secretos rusos. En octubre, la Unión Europea impuso sanciones contra altos funcionarios rusos por atacar a Navalni. Estuvo a punto de morir. Tuvo que reaprender a hablar, a usar las manos y a caminar. Sus sentidos quedaron muy afectados, al igual que la memoria.
Antes, en abril de 2017, lo atacaron con un derivado de triarilmetano y otros compuestos que le ocasionó la pérdida del 80% de la visión del ojo derecho. Navalni acusó al Kremlin de haber orquestado el ataque. En julio de 2019 estaba en prisión, pero lo hospitalizaron con graves daños en los ojos y en la piel. El abogado se había convertido en un YouTuber con cientos de miles de seguidores. Sus denuncias anticorrupción le multiplicaron la fama.
¿Al margen de la ley como los bolcheviques?
Navalni regresó a Rusia el 17 de enero de 2021. Su destino era al aeropuerto internacional de Moscú-Vnúkovo. Sin embargo, las autoridades lo cerraron en el último minuto y el avión fue redirigido al aeropuerto internacional de Moscú-Sheremétievo. Al bajar y entregar su pasaporte la policía aduanal lo detuvo. Lo acusan de no atender una citación de un juez en un juicio que estaba suspendido desde el 2014. Navalni estaba en coma inducida.
La comunidad internacional condenó el ataque. El Kremlin negaba toda responsabilidad, pero rechazó una investigación independiente. El sábado cuando cumplía seis días encarcelado se produjeron las manifestaciones masivas. Los cuerpos de seguridad las atajaron con particular furia.
Este lunes, ante el desagrado del mundo por la violencia contra los manifestantes, el presidente Putin, en una videoconferencia con estudiantes universitarios, condenó «las protestas por ilegales y peligrosas». Los rusos pese al frío extremo y las advertencias policiales tomaron la calle para exigir la libertad de Navalni y la dimisión del mandatario. «Actuaron al margen de la ley», dijo.
Explicó, sin levantar los ojos, que nadie puede utilizar las protestas ilegales en función de sus propios intereses políticos. “Cada quien tiene el derecho de expresar su punto de vista dentro del marco de la ley. Pero, Cualquier hecho fuera de la ley no solo es contraproducente, sino también peligroso”, advirtió.
Comparó las protestas con la Revolución de 1917 y con el colapso de la URSS en 1991, y dijo que eran ejemplos de como las actuaciones ilegales pueden causar miseria al pueblo. «Deben evitarse», reiteró.
Mientras Putin exigía una ciudadanía castrada en ideas y sumisa, los aliados de Navalni convocaba a manifestar el próximo domingo por la misma razón, la libertad del líder opositor y la dimisión del mandatario.
El Kremlin acusa a Washington por las manifestaciones
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia presentó una protesta diplomática al embajador estadounidense John Sullivan. Lo señala de inmiscuirse en los internos de la Federación. Se refirió a un supuesto apoyo y promoción de la embajada a través de las redes sociales a las protestas. «Una posición inaceptable por parte del Departamento de Estado», señala.
Además, el mismo sábado Estados Unidos condenó la represión brutal de los manifestantes y periodistas, y clamó por la inmediata e incondicional excarcelación de Navalni.
Los observadores han señalado que la manifestación del sábado ha sido la mayor en años. Abarcaron desde las heladas calles del Lejano Oriente de Rusia y Siberia hasta las grandes plazas de Moscú y San Petersburgo. En las protestas participan jóvenes que expresan una fatiga generalizada con el orden político plagado de corrupción que Putin ha presidido durante dos décadas. Eran unos 50.000 ciudadanos pidiendo libertad en Moscú. Entre los detenidos fue vista la esposa de Navalny, Yulia, que publicó en Instagram su foto en un vagón policial. Fue liberada esa misma tarde.
Los manifestantes cerraron el tráfico en las rutas centrales. Miles más marcharon por la calle principal de San Petersburgo, Nevsky Prospekt, y se congregaron en las principales plazas de las ciudades siberianas. Los policías arremetieron contra los manifestantes en Vladivostok y en Khabarovsk. En Moscú, la situación más tensa se vivió en la Plaza Pushkin, el punto focal de la protesta en la capital. Los policías sin decir palabra atacaron con porras y desde la multitud les lanzaron botellas de plástico. Al rato la protesta se dispersó por el bulevar que rodea el centro de la ciudad y se escuchaban los cánticos “Putin es un ladrón, es un ladrón”.
Se expande el descontento por cárcel de Navalni
El activismo político en Rusia, a menudo,, se limita a Moscú y San Petersburgo, las ciudades más grandes y cosmopolitas. Pero el sábado el descontento se sintió hasta en las zonas más remotas del país. En Vladivostok, en Irkutsk y Novosibirsk, en Siberia, pero también en Yakutsk, la ciudad más fría del mundo, decenas de manifestantes desafiaron temperaturas gélidas, hasta 50 °C bajo cero. En Khabarovsk cientos de personas se encontraron en la calle con un abrumador contingente de policías antidisturbios. Además, la abrumadora y brutal respuesta del aparato de seguridad convierte el más modesto grito en un serio espectáculo de disensión.
En Moscú, la represión comenzó mucho antes que la protesta. El nerviosismo parece estar acampado en el Kremlin, no en los jóvenes que responden los porrazos lanzándoles bolas de nieve y petardos a los agentes con cascos negros. Se dice de manera extraoficial que unos menos 40 policías han resultado heridos, aunque de manera leve, solo en Moscú. Periodistas y activistas han denunciaron la caída de Internet, pero han podido difundir vídeos en los que se ven a los agentes de la unidad de operaciones especiales OMON golpeando y pateando manifestantes.
En todas las poblaciones donde hubo movilizaciones se produjeron interrupciones del servicio de telefonía móvil, algunas de varias horas, sobre todo en Moscú y San Petersburgo. Los reporteros de Nóvaya Gazeta, RIA-Nóvosti y Meduza denunciaron haber sido golpeados y arrastrados por los policías.
La voz ha sido débil, pero el mensaje de España es claro
Los ministros de Relaciones Exteriores de Estonia, Letonia y Lituania han solicitado medidas restrictivas contra los oficiales de los arrestos y de la violencia contra los manifestantes. El presidente de Polonia demandó a la Unión Europea que adelantara las sanciones contra Rusia. Y la canciller de España reiteró el mensaje: No aceptamos atropellos a las libertades.
En el momento en que la manifestaciónse extendía, Dmitry Peskov, el portavoz de Putin, cuestionó el mensaje de la Embajada de Estado Unidos en Moscú alertando a sus ciudadanos evitar las manifestaciones. Peskok, como la vocera de Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, insistió que señalar los sitios de concentración de las manifestaciones era una manera de convocarlas.
Zakharova también dijo que las críticas de los países occidentales son el resultado de la profunda crisis de su pensamiento, su seudodemocracia y su seudoliberalismo. En respuesta el canciller francés, Jean-Yves Le Drian, definió los arrestos y la violencia contra los rusos que protestaba como otro resbalón hacia el autoritarismo
La crítica de Human Rights Watch
Analistas de HRW revisaron los videos y fotos de las manifestaciones, la actuación violenta de la policía y las detenciones. También los reportes periodísticos y tuvieron entrevistas con testigos. Su relato es que las protestas fueron en muchos casos superadas por los cuerpos de seguridad, que atacaron a los manifestantes antes de que se congregaran y los arrestaban. Además, algunos Estaban armados con rifles de asalto.
“Human Rights Watch revisó imágenes de video que mostraban a la policía golpeando a personas con porras, empujándolas al suelo y pateándolas. Human Rights Watch también recopiló relatos en línea de personas que buscaban atención médica por heridas ocasionadas por la violencia policial”, se lee en el informe de la ONG.
Damelya Aitkhozhina, investigadora sobre Rusia en la División de Europa y Asia Central de Human Rights Watch declaró que las detenciones sin precedentes y la brutalidad policial extrema en Rusia son una prueba de cómo los bajos estándares de derechos humanos se han desplomado en el país. «En última instancia, esta represión de los derechos humanos básicos solo impulsa a las personas y profundiza sus quejas», agregó
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