Por Juan E. Ballesteros
24/3/2017
El Ministerio de Sanidad ha inmovilizado 30 contenedores de carne procedentes de Brasil después de que estallara el escándalo de la carne adulterada y comercializada para el consumo humano. En lo que va de año, España ha recibido hasta 200 contenedores de los dos frigoríficos brasileños implicados en el escándalo, sin que hasta ahora se haya detectado ninguna anomalía que aconseje la adopción de medidas preventivas.
Según fuentes de la Administración, las partidas que van a ser analizadas proceden de los contenedores de las empresas JBS y BRF, denunciadas por distribuir para su venta al público carne en mal estado que habría sido tratada para disimular su apariencia. Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y este caso de adulteración podría ser aprovechado por su principal competidor en el mercado, Argentina.
Las pruebas que se están realizando en España, después de que las autoridades sanitarias y de consumo de la Unión Europea dieran la alerta el pasado 20 de marzo, consisten en un control físico exhaustivo que incluye análisis microbiológico además de supervisión del etiquetado.
La asociación FACUA-Consumidores en Acción reclama al Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) que actúen con máxima transparencia y diligencia en relación al fraude y den cuenta públicamente de los productos que no sean aptos para el consumo.
El Ministerio y la Aecosan no ofrecen en sus respectivas páginas web ningún tipo de alerta o nota oficial detallando qué medidas ha adoptado el Gobierno en relación a un fraude en el que están implicadas 21 empresas, entre ellas JBS y BRF, dos de las mayores exportadoras a nivel mundial de este tipo de productos, ni tampoco a qué productos afecta.
La asociación ha remitido sendas cartas a la ministra, Dolores Montserrat, y al presidente de la Aecosan, José Javier Castrodeza Sanz, requiriéndoles información sobre si hay productos afectados y cuáles son, si los hubiera, así como los protocolos específicos que se han puesto en marcha en todas las Comunidades autónomas.
FACUA recuerda que buena parte de los lotes se distribuyen entre comercios minoristas para su comercialización en distintos formatos, al corte o envasados, por lo que es indispensable ofrecer esa información a los usuarios a fin de que sepan qué carne no deben comprar.
Pero, además, existen productos cárnicos que son suministrados directamente a los restaurantes y cuya inspección es igualmente indispensable, subraya la asociación. Para lograr detectar cuáles pudieran estar adulterados, se debe aumentar la dotación de inspectores sanitarios que acudan a los establecimientos y determinen si existen partidas de carne no aptas que ya hayan sido distribuidas.