Poco ha sido el avance de España por revertir la contaminación de nitrato en sus aguas subterráneas. El Gobierno reconoce que solo un 56% de la meta podría cumplirse en el plazo establecido por la Comisión Europea. Un informe del Ministerio de Transición Ecológica advierte que casi la mitad de las zonas, con acuíferos afectados por vertidos agrarios, no estarán recuperadas antes de 2027, lapso definido por la norma europea.
De los 1.235 puntos detectados con exceso de nitratos filtrados por el uso de fertilizantes inorgánicos o estiércol ganadero, se calcula que 693 alcanzarán un buen estado a tiempo. Es decir, entre 2021 y 2027, fecha límite otorgada por la CE. Otros 45 puntos podrían arreglarse entre 2033 y 2039, pero 480 más se unen al rezago, sin tener una fecha de probable para anular el exceso de nitratos.
España cuenta desde 2018 con un expediente sancionador europeo por mala protección de estos vertidos de agua, arrastrada durante años. Bruselas, con antelación, no ha quedado satisfecha con el trabajo desplegado por las autoridades española en ese sentido. En especial, los incumplimientos de la designación de zonas vulnerables y los programas de acción contra los vertidos. Así como del control y las acciones reforzadas para frenar la contaminación.
El ministerio prepara un real decreto de protección de las aguas contra la contaminación por los nitratos agrarios. En el borrador admite que «los resultados obtenidos con las numerosas normas para afrontar este problema no han alcanzado los fines perseguidos».
España y la contaminación de sus aguas subterráneas
La contaminación de las aguas en España, causada en determinadas circunstancias, por la producción agrícola intensiva, es un fenómeno cada vez más frecuente. Se manifiesta en un aumento de la concentración de nitratos en las aguas superficiales y subterráneas. También con la eutrofización de los embalses, estuarios y aguas litorales.
De hecho, entre las fuentes difusas que contribuyen a la contaminación de las aguas, la más importante actualmente es la aplicación excesiva o inadecuada de los fertilizantes nitrogenados en la agricultura. El informe oficial señala que las zonas con peor pronóstico se concentran en áreas de Álava, La Rioja, Navarra y Aragón sobre el eje del río Ebro, en Cataluña.
En zonas de la Comunidad Valenciana, el perímetro del Mar Menor en la Región de Murcia, focos en los invernaderos de El Ejido (Almería). Puntos a lo largo de la cuenca del Guadalquivir y de regadío intensivo en Huelva y en la cuenca del Duero en Castilla y León.
En Castilla-La Mancha la mayor acumulación de focos problemáticos está en Toledo, para los acuíferos asociados al Tajo y en Ciudad Real para las masas subterráneas en la Confederación del Guadiana. En todos esos puntos no puede preverse una fecha para lograr que la concentración de nitrógeno sea menor a 40 miligramos por litro. Ni siquiera más allá de 2039.
El informe explica que se requieren «medidas adicionales que reviertan la situación» para esas estaciones. Y anticipa que para «alcanzar los objetivos de la directiva europea es necesario adoptar reducciones de los excedentes de nitrógeno más ambiciosas que las inicialmente consideradas. Estimadas en un 25% con respecto a las actuales.
Las comunidades autónomas son las encargadas de designar las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos. Y, al mismo tiempo, trazar los planes para impedir el daño en las masas de aguas. Señala el real decreto, de marzo de 1996, que las concentraciones deben ser vigiladas en una serie de estaciones de muestreo. En la práctica se ha hecho seguimiento, pero no se ha impedido la contaminación.
Reducir más el uso de nitratos
España, desde 2012, vierte al medio natural una media de 800.000 toneladas al año del nitrógeno por la actividad agraria, indica el Ministerio de Agricultura. Recortar un 25% significaría rebajar ese exceso en 200.000 toneladas y, de acuerdo con los cálculos de la Dirección General del Agua, hace falta reducirlo más. En 2017, el último año con datos, el exceso de nitrógeno que acabó en el medio natural superó las 900.000 toneladas.
Aproximadamente un quinto de toda la superficie de España está considerado zona vulnerable por esta contaminación de sus aguas al fluir la escorrentía hacia masas de agua contaminadas o en riesgo de estarlo.
Revela el Instituto Nacional de Estadística que unos 122.000 km2 de superficie evidencian la relación entre la actividad ganadera y agrícola intensiva y el exceso de nitrógeno liberado. La mitad de esos terrenos está sobre la denominada superficie agraria.
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