Por José Juan Verón
26/08/2016
De acuerdo a los sucesivos barómetros del CIS los ciudadanos se siguen situando en el centro izquierda incluso cuando el PP ha obtenido mayorías absolutas. Pero, en realidad, el país es más conservador de lo que reconocen sus propios habitantes.
Los últimos años de la crisis, los que algunos identifican con el principio de la recuperación, han estado marcados en España por tres citas electorales consecutivas. Los españoles han girado en este periodo hacia posiciones políticas más conservadoras, en una línea parecida, aunque más moderada, al resto de Europa.
En las elecciones europeas de mayo de 2014, la unión de las fuerzas de izquierda sumó un 52,64% de los votos válidos, frente a un 45,47% de los partidos de derechas y casi un 2% de candidaturas inclasificables. Este escenario se modificó ligeramente en las generales de diciembre de 2015, en el que la izquierda redujo su apoyo al 51,7% de votos válidos. En las generales de junio de 2016 este porcentaje se ha reducido hasta el 49,6%.
Un argumento utilizado tras esos comicios es que el electorado de izquierdas se ha desmovilizado. Esto, de ser cierto, vendría a indicar que en realidad los españoles no son más conservadores, sino que el electorado más progresista es menos fiel y más crítico. Pero los datos que obtiene el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) periódicamente en sus barómetros de opinión van en la línea de que la sociedad española está girando significativamente hacia posiciones conservadoras.
La evolución
Una de las cuestiones que aborda sistemáticamente el CIS es la posición política de los españoles. Y para ello existe una escala que sitúa la extrema izquierda en el 1 y la extrema derecha en el 10, por lo que el centro absoluto estaría en el 5,5. De acuerdo con ello, la sociedad española se ha manifestado siempre desde que existe esta medición en un entorno del centro izquierda e incluso cuando políticamente el PP ha obtenido sus mayorías absolutas, la media se ha mantenido lejos del 5. De hecho, numerosos especialistas consideran que, en realidad, España es un país más conservador de lo que reconocen los propios ciudadanos e incluso esgrimen razones históricas para señalarlo así.
Siguiendo los barómetros publicados por el CIS de 2014 a 2016 se observa cómo la posición política de los españoles ha evolucionado del 4,51 al 4,69, una diferencia que aparentemente puede parecer pequeña pero que resulta considerable en una escala tan corta. Por tanto, el movimiento de fondo hacia la derecha trasciende los resultados electorales.
Los valores
Por otro lado, existen estudios como el realizado en el año 2014 por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud que apuntan a posiciones más conservadoras especialmente entre los jóvenes. Así, esta investigación, que se centró en el grupo de edad entre 14 y 25 años, indicó que estos españoles dan más importancia a valores como la familia, el trabajo o la religión y que se sitúan en otras posiciones de corte conservador como el apoyo a la pena de muerte o el incremento de las sanciones penales para la mayor parte de delitos.
Sin embargo, este y otros estudios indican que los conceptos izquierda-derecha tradicionales ya no se pueden aplicar del mismo modo. Así, por ejemplo, estos jóvenes más conservadores no ven problema en el matrimonio homosexual o en relación con el aborto, al tiempo que están individualmente más implicados en temas sociales.
La tendencia hacia sociedades más conservadoras es común a prácticamente todos los países europeos. No obstante, en muchos de ellos este fenómeno se ha manifestado por la ascensión de partidos ultraderechistas (Hungría, Austria, Francia, Reino Unido, Eslovenia, Croacia, Serbia, Macedonia, República Checa, Eslovaquia, Dinamarca, Italia, Grecia…). Y, en conjunto, se observa cómo estos partidos han logrado introducir en la agenda temas que los caracterizaban como el antieuropeismo o el rechazo a los inmigrantes.