Global Footprint Network realiza un particular estudio para promover la sostenibilidad y colocar “los límites ecológicos” en el centro de la toma de decisiones. La ONG mide la cantidad de bienes ambientales que usamos y la cantidad que disponemos. También la velocidad en que lo consumimos o gastamos. España, por ejemplo, agotó este martes los recursos naturales que el planeta es capaz de producir en un año. Le bastaron solo 5 meses.
A sabiendas de este comportamiento, por estudios anteriores, el país no enmienda su desempeño. Todo lo contrario, aumenta cada año su huella ecológica. En otras palabras, España vive “sobregirada” al alcanzar este 25 de mayo el conocido “día de la sobrecapacidad” (Earth Overshoot Day).
Ese día, marca la fecha en que la demanda de recursos ecológicos de la humanidad llega al tope de lo que la Tierra puede ofrecer y regenerar en un año. A nivel global, señala la organización, esta fecha se alcanzó en 2020 dos días antes. En 2019, el 29 de mayo. Y en 2018, el 11 de junio.
El “día de la sobrecapacidad” del planeta se alcanzó el año pasado el 22 de agosto, informó Global Footprint Network. Debido a la pandemia y el confinamiento global, el día se retrasó unas tres semanas. No obstante, salvo esta ocasión, es una fecha que no ha dejado de adelantarse desde 1970 (29 de diciembre). Cada año, los seres humanos consumimos como si tuviéramos 1,6 planetas. En el caso de España, 2,5 planetas.
España se engolosina con los recursos naturales
El índice que mide al planeta, a las naciones y a España en su consumo de recursos naturales, toma en cuenta los cambios en las emisiones de carbono. Así como la cosecha forestal, la demanda de alimentos y otros factores que podrían afectar la huella ecológica.
En esta edición, advierte que el país que más rápido ha agotado todos sus recursos este año ha sido, una vez más, Qatar. Su día de sobregiro o de sobrecapacidad ocurrió el 9 de febrero. Dice Global Footprint Network que necesitaría 9 planetas al año para satisfacer su demanda ecológica.
Detrás están Luxemburgo (15 de febrero) y Emiratos Árabes Unidos (7 de marzo). Le siguen en la lista Kuwait, Canadá y Estados Unidos, que agotaron sus recursos a mediados de marzo. En cambio, los países que viven más acorde con los recursos disponibles son Santo Tomé y Príncipe (27 de diciembre), Indonesia (17 de diciembre), Chad (16 de diciembre), y Guinea (14 de diciembre).
Global Footprint Network detalla de dónde salen esas fechas. Divide la biocapacidad del planeta (la cantidad de recursos ecológicos que la Tierra es capaz de generar ese año), entre la Huella Ecológica de la humanidad (la demanda de la humanidad para ese año). Y lo multiplica por 365 días del año.
El impacto de las fechas y el día de la sobrecapacidad
La ONG refiere además, que a medida que la demanda de recursos naturales por parte de España y del mundo supera la tasa de regeneración biológica de la Tierra, se acelera el deterioro ambiental.
Estamos hablando de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, la acidificación de los océanos y el agotamiento de las aguas subterráneas, por citar las más resaltantes.
Como resultado, la capacidad de los ecosistemas para renovar la biomasa (biocapacidad), se está convirtiendo en el cuello de botella material para la economía de las sociedades. Sin embargo, la teoría y la práctica del desarrollo económico continúan subestimando la importancia de los recursos naturales, especialmente los biológicos.
“Analizamos la exposición desigual de las economías nacionales a las limitaciones de la biocapacidad. Descubrimos que un número creciente de personas vive en países con déficit de biocapacidad e ingresos por debajo del promedio. Los bajos ingresos frustran la capacidad de estas economías para competir por los recursos necesarios en el mercado global”, sostiene la red de especialistas en la ONG.
Para 2017, el 72% de la humanidad vivía en esos países. Esta tendencia erosiona sus posibilidades de mantener el progreso. También elimina sus posibilidades de erradicar la pobreza, una situación que se llama «trampa de pobreza ecológica».
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