España es el sexto país del mundo con exceso de muertes por COVID-19 según su población. Los datos del Instituto Nacional de Estadística indican que entre mediados de marzo y finales de diciembre de 2020 fallecieron en España 391.398 personas. Esto supone que el exceso de fallecimientos ese es de 149 en proporción con la población española, .
De los países desarrollados, a España solo la supera Bélgica con 174, que es la quinta del mundo. Los cuatro primeros puestos del ranking los ocupan Perú (262), México (211), Ecuador (198) y Rusia (184).
En general, España es el país con las peores cifras desde el comienzo de la pandemia. En la misma línea que Bélgica o Italia. Otras naciones muy afectadas, como Francia y Portugal, tomaron medidas con rapidez y sufrieron tasas de mortalidad más bajas en la primera ola.
En la segunda ola les fue mal a casi todos los países europeos. En cuanto a la tercera ola sucedió lo mismo que en la primera: España recoge los peores datos de todo el planeta.
La letalidad en los mayores de 80 años en España supera el 11%, según las estadísticas del Instituto de Salud Carlos III y de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
Israel, ejemplo para el mundo
Israel es el país que ha avanzado más en cuanto a la vacunación contra la COVID-19. Desde que empezó la campaña a finales del año pasado ha administrado 1,39 dosis por cada 100 personas. Los siguientes países en la lista son Emiratos Árabes, que ha administrado 1,16; el Reino Unido, con 0,61, y Estados Unidos, que alcanza el 0,39.
En total, Israel ha vacunado 5,21 millones de personas. Una cifra asombrosa para un país mucho más pequeño que España, en donde las dosis han alcanzado apenas a 1,7 millones de personas, lo que refleja un aproximado al 3% de la población.
Los efectos de la vacunación en Israel se están comenzando a notar. Los casos de COVID-19 han disminuido en un 60% en los mayores de 60 años. También se ha registrado un descenso del 30% en los ingresos hospitalarios en camas de agudos en este grupo de población, y el número de pacientes en estado crítico ingresados en unidades de cuidados intensivos ha disminuido un 20%.
La COVID-19 sigue avanzando a nivel mundial
El SARS-CoV-2 avanza por todo el planeta. Suma más de 2,2 millones de fallecidos y más de 105 millones personas infectadas. Estados Unidos es el país más afectado, más de 26,7 millones de contagios y por encima de los 455.000 fallecimientos. Le sigue la India, que supera los 10,8 millones de casos y las 154.000 muertes, y Brasil, que rebasa los 9,3 millones de diagnosticados y los 227.000 decesos.
Por detrás, se encuentran Rusia, el Reino Unido y Francia, que superan los tres millones de contagios. España, Italia, Turquía, Alemania y Colombia, por su parte, ya rebasan los dos millones. En Europa, superan también el millón de casos Polonia, Ucrania y Países Bajos.
Brasil en una situación muy grave
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se retractó de haber alabado y promocionado reiteradamente las supuestas bondades de la cloroquina, un antipalúdico cuya efectividad no ha sido comprobada totalmente por la ciencia. Aceptó que el medicamento puede tener eficiencia «cero» contra la COVID-19. Se justificó diciendo: «Por lo menos no maté a nadie». Recordemos que Brasil ocupa el tercer lugar en el ranking de contagios y el segundo en cuanto a fallecimientos.
Desde que se declaró la pandemia en marzo del año pasado, Bolsonaro ha recomendado infinidad de veces el uso de la hidroxicloroquina para combatir el virus. Hasta la tomó cuando se contagió de COVID-19 en julio pasado, pero esta vez, y quizá un poco tarde, aceptó que puede tratarse de un placebo.
La obsesión del mandatario brasilero fue tal que ordenó su distribución masiva en todo el país y el Ministerio de Salud ha determinado que se aplique como parte del tratamiento para combatir la COVID-19. Según datos oficiales, el Gobierno de Brasil ha gastado más de 100 millones de reales (cerca de 20 millones de dólares) tanto en hidroxicloroquina como en otros medicamentos de cuya eficiencia ante el coronavirus duda buena parte de la comunidad científica.
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