Los jóvenes de España que tienen menos de 25 años de edad vuelven a encabezar por segunda vez la tasa de desempleo juvenil en la Unión Europea en lo que va de año. En total, 555.000 chicos y chicas que, para agosto, no tenían ocupación ni remuneración. Por tanto, afrontaban menos posibilidades de independizarse y de crecer tanto laboral como económicamente.
Ya en junio, España había encabezado la tasa de desempleo juvenil por primera vez en lo que va de 2020 con 521.000 jóvenes desempleados. Esa fue la primera ocasión en que el país superó a Francia desde enero de 2019.
Las cifras corresponden a la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), que se acaban de publicar en este mes de octubre, y exponen el paro de los jóvenes menores de 25 años que pertenecen a los 27 países miembros de la Unión Europea.
El periodo estudiado abarcó desde enero de 2019 hasta agosto de este año, y reportó que 3.032.000 jóvenes estaban desempleados en todo el territorio de la UE para agosto. Sin embargo, en enero de 2019 había 2.833.000 jóvenes sin trabajo. Por ende, la diferencia entre aquel entonces y agosto de este año es de 224.000 jóvenes desempleados más.
Aunque España, Francia e Italia son los tres países con más desempleo juvenil, y, pese a que cada uno ha tenido disminuciones en ese aspecto, este año empeoró la situación por las repercusiones de la pandemia de la COVID-19.
La precariedad de la temporalidad
En el caso específico de España, ya de por sí perjudicada por la temporalidad y los contratos precarios, la situación empeoró desde junio. Hubo un mayor incremento en cuanto a la tasa de desempleo juvenil. En mayo había 492.000 jóvenes sin trabajo, pero en junio llegó a 521.000; en julio, a 517.000, y en agosto a 555.000.
Francia presentó un subibaja. En mayo tenía 535.000; en junio, 518.000; en julio, 526.000, y en agosto, 532.000. Italia, por su parte, ocupa el tercer lugar. Mientras que en mayo tenía 391.000 jóvenes desempleados, en agosto contaba con 469.000.
En este momento los jóvenes desempleados se ven expuestos a estar más metidos en casa no solo por las ya consecuencias de salud debido a la COVID-19, sino también por las consecuencias de la crisis socioeconómica. Las calamidades se agravan aún más si algún otro miembro de la familia también está en el paro o tienen más miembros dependientes, y no se benefician de medidas gubernamentales para hacerle frente a la crisis.
Con la COVID-19 se disparó el desempleo juvenil
El agravamiento de la situación empezó, precisamente, después de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por el nuevo coronavirus. Por consiguiente, se impusieron medidas, que si bien se recomendaban para evitar y controlar los contagios, también contribuyeron a la desaceleración económica y al desempleo. Entre esas medidas están los confinamientos, el distanciamiento social y el cese de operaciones de sectores productivos como los de comercio, hostelería y turismo.
Por otro lado, entre los países con menos desempleo juvenil se encuentran Malta e Islandia, en el primer lugar, con 3.000 jóvenes cada uno; Luxemburgo, con 5.000, y Letonia, con 10.000.
Todo lo contrario es Turquía, que tenía 1.133.000 jóvenes desempleados en mayo, en agosto no se publicaron datos. Aun así, en julio de 2019 llegó a tener 1.386.000.
Estados Unidos, que también está incluido en la lista, mostró una disminución que va de 4.888.000 jóvenes sin trabajo en mayo a 2.915.000 en agosto.
Sindicatos se pronuncian
“Antes del acuerdo de los ERTE, en los primeros días de la pandemia, pudimos ver que se despidió a muchos jóvenes con contratos temporales”, dijo Lola Santillana, secretaria de Empleo de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO), publicó La Sexta. “Estos jóvenes no entraron en los ERTE ni se les ha vuelto a contratar”.
Este año el Gobierno central implementó los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y el ingreso mínimo vital (IMV) para afrontar la crisis. Este último es una ayuda que beneficiaría a 850.000 hogares que comprenden alrededor de 2,3 millones de personas necesitadas. Sin embargo, sindicatos habían dicho que en junio solo se había resuelto el 0,5% de los expedientes de solicitud.
CCOO espera reunirse con el Ministerio de Trabajo y Economía Social a fin de crear un plan de empleo para los jóvenes que esté vinculado a “una inserción real en las empresas”. “Queremos proponer medidas como la eliminación de las prácticas no laborales”, afirmó Santillana.
Reforma laboral de 2012 en la mira
Por su parte, la Revolución Ugetista, organización juvenil vinculada a la Unión General de Trabajadores (UGT), aseguró que la reforma laboral de 2012 trajo los errores que los jóvenes de España estaban pagando hoy.
Mencionó el abaratamiento del despido, el aumento de la parcialidad involuntaria, la precariedad laboral con empleos cada vez más cortos, inestables y volátiles, y los bajos salarios. También el surgimiento de nuevos puestos de trabajo que, afirman, suman más precariedad, como los riders, o el empleo de becarios para cubrir puestos remunerados. “Grandes errores que condenan no solo a una de las generaciones mejor preparadas y formadas, sino a nuestro país”, advirtió.
La tasa de desempleo juvenil supera los 10 puntos
Acotó que estos problemas han sumido en el paro a la juventud, lo que dificulta su desarrollo y crecimiento laboral y económico.
Señalaron que comprobaron en el informe de Mercado de Trabajo Juvenil del Servicio Público de Empleo Estatal para el año 2020 que en el cuarto trimestre de 2019 la tasa de paro general era de 13,78%. Mientras tanto, la específica de los jóvenes de 16 a 29 años era 10 puntos más; es decir: de 23,82%.
“La reforma laboral sí que facilitó y abarató el despido. Y la juventud sigue siendo el blanco fácil a la hora de prescindir de personal en las empresas al llevar menos tiempo y resultar más baratos.
En cuanto a la contratación por tipo de jornada en la juventud, se observa que los contratos temporales con jornada parcial suponen el 41%. La parcialidad de los contratos hace que los jóvenes tengan más contratos de menos horas y de manera involuntaria”, dijo.
Alertó de que, entre otros inconvenientes, la tasa de temporalidad entre los jóvenes es de 67,5%, mientras que la tasa de estabilidad media de los menores de 30 años es de solo 8,56%.
Por otro lado, “los salarios de la juventud no aumentan a pesar de la fase de crecimiento, por la precariedad de sus contratos, y la juventud ha ampliado su brecha salarial respecto a otros tramos de edad, pero tras la crisis de la COVID no va a ser fácil que mejore a corto plazo.
La brecha de ingresos para los jóvenes menores de 30 años ha pasado del 8% a superar el 28%, lo que se traduce en una diferencia de casi 3.000 euros netos al año de ingresos. Y la consecuencia de esta brecha es una mayor dificultad para la emancipación”, advirtió.
Septiembre venturoso, según el Gobierno
De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, el empleo, en general, mejoró en septiembre, cuando 26.329 personas ingresaron en el mercado laboral. Así, aseguró que fue el mejor septiembre de la serie histórica que empezó en 1996.
Acotó que en términos desestacionalizados, el paro disminuyó en 66.518 personas y que en los últimos tres meses ha caído en más de 86.000.
Actualmente, hay 3.776.485 desempleados en todo el país.
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