Las bajas temperaturas esperadas en las próximas semanas son una amenaza para el control de la COVID-19 en España, durante esta segunda oleada. Su acción infecciosa puede durar hasta 24 horas al aire libre en los meses de invierno, señala la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, Vetmedun.
A comienzos del otoño se dispararon los contagios en España y Europa, impulsando el regreso a las medidas restrictivas. La curva de casos y decesos ha sido ascendente hasta este fin de semana, que las cifras desvelan un ligero bajón, aunque igualmente preocupante.
El Ministerio de Sanidad informó de 38.273 nuevos contagios desde el viernes, algo más de 12.700 diarios. Se trata de la cifra más baja de los fines de semana del último mes, cuando la pandemia se acentuó. Siendo el 11 de noviembre uno de los días pico, con 19.096 contagios.
España alcanza al 1.510.023 de infectados desde el inicio de la crisis y registra más de 41.688 muertes. De este total, 484 se sumaron en este fin de semana. Registro alto, pero inferior a los 512 reportados el lunes de la semana pasada.
Fernando Simón, director del del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, observó una «ligera tendencia descendente. Esperemos que se mantenga en los próximos días y que no vuelva a subir».
Sin embargo, Simón manifestó su preocupación por la comunidad de Asturias, «que todavía está en fase de incremento». Confía en que se pueda evitar el confinamiento domiciliario en la región asturiana, pero no descarta «ningún escenario»:
Los resultados actuales de la COVID-19 dan un respiro a España, pero hay que seguir de cerca las recomendaciones de las autoridades sanitarias en la cercanía del invierno. Y de esta investigación de la Universidad de Viena, en la que evalúa las condiciones climáticas y su impacto sobre el coronavirus.
La COVID-19 en España y las bajas temperaturas
Los especialistas de Vetmedun analizaron el efecto de la radiación ultravioleta (UV) natural que emite el sol sobre los coronavirus. Tanto en superficies como en aerosoles, dado que tiene, en principio, el potencial de volverlos inofensivos. Para medir la relación entre la radiación solar y la desactivación del SARS-Cov-2, combinaron datos. Unos del satélite sobre la cantidad de radiación ultravioleta que llega a la Tierra y otros de la información disponible sobre el impacto de este tipo de radiación en los coronavirus.
Alois Schmalwieser, líder del equipo, dijo que la desinfección por radiación solar es «muy efectiva en aerosoles» al aire libre. «El virus no es muy sensible a la temperatura. Haría falta 50 o 60 grados centígrados para desactivarlo. Temperaturas que solo se encuentran en el desierto», explicó a Efe el investigador.
En el trabajo hacen una relación entre los meses más fríos y la COVID-19 en España y Europa. Cuando hay menos horas de sol y las nubes cubren el cielo con frecuencia, el efecto desinfectante de la radiación ultravioleta sobre el virus se reduce considerablemente. Especialmente en los países del norte y del centro de Europa.
En abril, después de la primera oleada de la pandemia, la radiación solar tenía un gran efecto en la esterilización del coronavirus en el continente europeo. Estiman los investigadores que esta influencia de la COVID-19 será mucho menor en invierno. «En países como Portugal o España la diferencia no será tan grande como en Viena, donde tenemos cielos cubiertos de nubes desde noviembre hasta febrero», comentó Schmalwieser.
El próximo objetivo de los científicos es calcular la relación exacta entre el número de infecciones y el efecto de la radiación solar.
Presión hospitalaria en la segunda ola
Reportes de Sanidad advierten que la situación epidemiológica de la COVID-19 en España más grave, se encuentra en Ceuta, con 829,23 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Le sigue Castilla y León (798,32), País Vasco (749,22), La Rioja (724,12) y Aragón (714,32).
Cataluña es la región que encabeza las cifras de nuevos contagios con 2.056 casos más diagnosticados. Representa el 15,6% de todos los nuevos contagios notificados a nivel nacional.
En cuanto a la presión hospitalaria, el promedio de ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) se mantiene elevado, en el 32,31 %. En La Rioja es donde hay mayor demanda (61,67 %), seguidas de las de Aragón (49,58 %), Asturias (47,51 %), Cataluña (43,38 %) y Castilla y León (42,68 %).
Al margen de la situación en Melilla (64,29 % de sus camas de UCI ocupadas por pacientes COVID) y Ceuta (41,18 %), 8 comunidades están por encima de la media de ocupación de 32,31 % en España y el total de pacientes graves atendidos asciende a 3.127.
Simón ha mostrado su inquietud respecto al próximo puente largo de la Constitución y la entrada de las bajas temperatura en España, en momentos en que se busca frenar a la COVID-19. Habrá que esperar que salga el sol.
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