Un total de 29 millones de mujeres y niñas son víctimas de esclavitud moderna. Son explotadas con trabajo forzado, explotación sexual, servidumbre doméstica, matrimonio forzado y cautiverio por deudas. De cada 130 mujeres y niña una vive en este tipo de esclavitud
En una conferencia de la Organización de las Naciones Unidas, la cofundadora de la organización antiesclavitud Wall Free, Grace Forrest, señaló con preocupación que actualmente hay más personas condiciones de esclavitud que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad
En el reporte, un trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, la Organización Internacional para la Migración y Walk Free, esbozan el concepto de este tipo de esclavitud moderna. «Es la eliminación sistemática de la libertad de una persona y su explotación por otra para obtener ganancia personal o financiera», definen.
Las mujeres, las víctimas más recurrentes
De acuerdo con el reporte, las mujeres representan 99% de las víctimas de explotación sexual forzada; 84% de matrimonios forzados y 58% de las víctimas de trabajos forzados. «El género inclina las probabilidades en contra de las mujeres, desde su concepción y durante toda su vida”, dijo Forrest.
Aclaró que el cálculo no cuenta lo ocurrido durante la pandemia, por lo que las cifras pudieran ser más altas. Forrest aseguró que en medio de la crisis mundial ocasionada por la COVID-19, aumentaron los matrimonios forzados y las condiciones de trabajo explotado.
Grace Forrest y su labor en contra de la esclavitud moderna
Grace Forrest, de 24 años de edad, es hija del mayor empresario multimillonario australiano Andrew Forrest. Con la fundación Walk Free para luchar en contra de la esclavitud moderna decidió que no iba a dejar que la definieran por sus privilegios. Iba a defender lo que creía justo.
En una entrevista para Refinery29, dijo que haber nacido en Australia era simplemente “una lotería genética, pero con el lanzamiento de una moneda otra niña es vendida a la edad de 6 años a la industria del sexo infantil”.
A los 15 años de edad Forrest decidió visitar un orfanato de Nepal con el dinero que había logrado reunir. Dos años después volvió a ir y se dio cuenta de que con las niñas que estuvo previamente habían sido traficadas. Se dio cuenta de que debía hacer algo y así fue como comenzó el camino que ahora recorre como defensora de derechos y la lucha en contra de la esclavitud moderna.
A los 18 años fundó Walk Free con su padre, que ya había creado la Fundación Mideroo de Australia, una organización que se dedica a proyectos filantrópicos en varios países. Además de otras iniciativas para apoyar las comunidades indígenas australianas.
“Creo que nuestra colaboración tiene mucho poder”, dijo. Su padre pone sobre la mesa la discusión económica sobre el fin de la esclavitud y ella muestra la discusión cultural.
Se calcula que las mujeres representan el 70% de la población afectada por la esclavitud moderna en el mundo. Algo que no ha pasado inadvertido para Grace y sus objetivos de trabajo. “Como mujer es difícil no ver el aspecto de género y querer priorizarlo”, asegura. Sn embargo, Forrest se enfoca en visibilizar la situación y trabajar para cambiarla.
Sabe que es complejo, sobre todo por ciertas normas sociales y culturales que están arraigadas en muchas comunidades, pero no se rinde. Trabaja de la mano de organizaciones locales de cada zona afectada para que su labor sea sostenible.
Lo sabe por su trabajo en Nepal, donde estuvo con mujeres rescatadas del tráfico sexual. Allí vivó un año antes de iniciar la universidad y sabe cuáles son los estigmas que las mujeres enfrentan cuando intentan cambiar su vida.
Habla de mujeres que ha conocido, nacidas en áreas remotas y rurales de la India, que debían permanecer ocultas para que sus propietarios no abusaran de ellas, por el sistema de castas que ahora se ilegalizó.
También pudo trabajar con familias libanesas en campamentos de refugiados donde supo que a veces tenían que casar a sus hijas pequeñas. Era la única salida que encontraban para evitar que fueran violadas.
Frente a todas estas situaciones que ha tenido que conocer describe una de las campañas más importantes de su fundación: criminalizar el matrimonio forzado. Y deja una pregunta para reflexionar: “¿Cómo puede una sociedad crecer y desarrollarse de manera sostenible con el 50% de su población sistemáticamente reprimida?”
Desde los inicios de Walk Free han sido liberadas 16.047 personas de la esclavitud y han ayudado a 36.231 niños en riesgo a regresar a la escuela. Grace se abruma ante todo el trabajo que todavía tienen por delante.
Gracias al trabajo y la insistencia de Grace, en 2019 lograron enviar a sus hogares en Australia a nueve familias de refugiados que estaban en medio de la crisis siria. Sabe que debe enfrentar numerosos retos para conseguir la sociedad libre con la que tanto sueña, pero no se rinde. Está segura de que su generación está dando pasos importantes en pro de un mundo mejor.
La esclavitud en los tiempos modernos
Las estimaciones actuales indican que hay aproximadamente 40,3 millones de personas en el mundo sujetas a la esclavitud moderna. Comprende la trata de personas, el trabajo y el matrimonio forzado. Todo eso como síntomas y causas de la pobreza extrema. Sin embargo, no es un problema que solo afecta a las naciones en desarrollo. Las investigaciones recientes indican que en el Reino Unido más de 5.000 personas son esclavos modernos.
De hecho, son los niños británicos los que se han visto más afectados por la explotación sexual y el trabajo forzado. Una tendencia que va en aumento porque cada vez los narcotraficantes usan más a niños para transportar drogas en territorio inglés.
Los traficantes y bandas delictivas se aprovechan de los niños vulnerables y los atraen con el dinero que les ofrecen. También se cree que es probable que estas víctimas tengan problemas de salud mental, consuman drogas o provengan de entornos conflictivos.
De acuerdo con un informe en 2017 de la organización benéfica juvenil Seafer London, 4.000 adolescentes en la capital estaban siendo explotados de esta forma. Una cifra que estiman ha ido aumentando significativamente con los años.
Ante esta situación que parece agravarse cada día, Walk Free y el programa de la ONU Cada Mujer Cada Niño están lanzando una campaña global. No solo quieren visibilizar la problemática, también exigen acciones para acabar con la esclavitud moderna.
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