Desde hace días la provincia de Juzestán, al suroeste de Irán, sufre una intensa sequía que se agrava por la escasez de agua en la región. El descontento de una parte de la población ha hecho que se generen cientos de protestas masivas que se han expandido hacia otras ciudades, e incluso han tomado un tono antigubernamental. Las autoridades del país han respondido a las manifestaciones espontáneas con represión, lo que ha dejado al menos 10 muertos y 102 detenidos.
Un joven que se manifestaba murió en la provincia de Lorestán, vecina a Juzestán. Otros manifestantes aseguran que la policía le causó la muerte, pero los funcionarios atribuyen los hechos a los «grupos contrarrevolucionarios». Muchos más resultaron heridos en esa misma localidad. En la ciudad de Aligudarz la sangrienta represión le costó la vida de varios manifestantes.
Los iraníes se manifiestan contra el Gobierno
Los videos difundidos en las redes sociales muestran el enorme descontento que hay entre los habitantes de las distintas provincias del país. Todos ellos salieron a las calles para protestar ante la falta de agua y por la carencia de otros bienes básicos, que se ha agudizado debido a la crisis por la pandemia de la COVID-19. En los audiovisuales, los iraníes no paran de corear consignas contra el régimen del Líder Supremo, el ayatolá Jamenei.
Ali Nazemi, un hidrólogo iraní, ha dicho que algunos aldeanos simplemente no tienen agua para beber. Por ello, buscan agua en pequeños charcos en el suelo. Mientras tanto, en las grandes ciudades, desde hace varios años las personas consumen únicamente agua embotellada porque el agua que sale de las tuberías tiene color y huele mal.
Por su parte, la responsable de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet ha instado a las autoridades de Irán a centrarse en la solución del problema de escasez de agua en la provincia, en lugar de reprimir las protestas provocadas por la situación. El régimen iraní calificó las declaraciones de Bachelet de «injerencia».
El cambio climático agrava la crisis
La temperatura promedio del país ha aumentado en 2 °C desde la década de los años sesenta, según la agencia meteorológica de Irán. Las precipitaciones han disminuido un 20% en los últimos 20 años y de octubre de 2020 a junio de 2021 fue el período más seco en 53 años, indican los registros.
Lo más grave es que la tendencia continuará, o al menos así lo refleja un estudio publicado en la revista Nature. El período 2025-2049 va a tener olas de calor, sequías e inundaciones más frecuentes y severas, en comparación con el de 1980-2004.
Varios portavoces del Gobierno de Irán han enfatizado que la crisis del agua es resultado de una serie de fenómenos naturales relacionados con el cambio climático, especialmente la fuerte sequía de este año. Si bien los factores medioambientales como las inundaciones y las temperaturas récord que se han registrado en los últimos días afectan, detrás de la crisis del agua en Irán están la corrupción, la mala gestión y la explotación desequilibrada de los recursos.
Nik Kowsar, geólogo iraní-canadiense, arremete contra los que solo hablan de cambio climático. “Quitarle importancia al papel del Gobierno en la destrucción de los recursos hídricos es absurdo. Este régimen ha creado esta sequía que es, en gran parte, causada por el hombre”.
A qué se debe la crisis de agua en Irán
Alí Jamenei atribuye la crisis del agua a las «medidas coercitivas unilaterales» impuestas a Irán, pues «han obstaculizado la transferencia de tecnología y la inversión en el sector del agua en la provincia». Las sanciones internacionales han hecho que el Gobierno busque ser un país autosuficiente y ha alentado a los agricultores a cultivar productos de uso intensivo de agua como el trigo, el arroz y la caña de azúcar. Ahora, más del 90% del agua de Irán se utiliza para la agricultura.
Otro factor causante de la falta de agua, según los expertos, es la construcción de represas hidroeléctricas como las del río Karun de Juzestán, el más grande de Irán. Pero el agua se acumula en depósitos y se evapora debido al calor intenso. Las autoridades han liberado agua de estas represas para aliviar la escasez en respuesta a las protestas, y están construyendo 33 nuevos proyectos de agua y alcantarillado en la provincia. Pero algunos recursos hídricos quedan sin explotar o se envían a otras partes de Irán.
También hay una falta de capacidad y coordinación entre las agencias gubernamentales. A estas alturas, Irán necesita con urgencia «una revisión integral de las regulaciones en múltiples sectores», dicen los expertos en geopolítica de la región. Pues mientras se debate qué hacer para apaciguar la crisis, los agricultores afectados por la escasez de agua están huyendo de sus aldeas para vivir en asentamientos precarios en las afueras de las ciudades.
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