La expresión “Estado fallido” puede ser una pandemia contagiosa y perjudicial para la imagen, el crecimiento, la estabilidad de un país, y España no está a salvo. Al contrario, corre el riesgo de estar en vías de si continúan replicándose los ecos de que, al parecer, lo es, o de que se dirige hacia allá.
Ahora bien, ¿es así realmente? ¿Cómo ven los demás a España y cómo los españoles se ven a sí mismos? ¿Qué es un Estado fallido? ¿Cómo puede afectar a la población española y a los inmigrantes que viven en este país? Las preguntas surgen por afirmaciones que han hecho recientemente dos publicaciones internacionales sobre España: The Economist y Neue Zürcher Zeitung.
En el primer caso, el medio inglés publicó hace poco un artículo en el que responsabilizó a los gobiernos central y autonómicos de la mala situación epidemiológica y económica en Madrid, en particular, y en España, en general. Específicamente, habló de la “venenosa clase política”.
El manejo de la pandemia
El medio dijo que el 5 de julio, Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista de España y presidente del Gobierno central (una coalición de izquierda), afirmó que se había vencido al virus de la COVID-19. Luego, se fue de vacaciones de verano y pasó la responsabilidad del manejo de los contagios a las comunidades autónomas.
The Economist también se refirió a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y quien representa al liberal-conservador, y opositor, Partido Popular. La señaló de primar la economía por encima de medidas más drásticas para controlar la enfermedad. Recordó que la ayuda de la Unión Europea no llegará antes de 2022 y juzgó la falta de consenso político entre el Gobierno y la oposición, entre otros aspectos, por los ataques de Unidas Podemos —socio del Gobierno central— a la monarquía y al Poder Judicial.
Por otro lado, el 12 de octubre la Organización Mundial de la Salud publicó que España volvió a ocupar uno de los primeros puestos entre los países con más casos. De hecho, está en la séptima posición con 861.112 casos y 32.929 muertes. Madrid encabeza la lista de las comunidades con más casos: 266.896 confirmados.
España, en vías de ser un Estado fallido
El diario suizo Neue Zürcher Zeitung publicó un artículo en el que señala la posibilidad de que España esté en vías de ser considerado un Estado fallido. Friedrich Leopold Sell, profesor de economía de la Universidad Bundeswehr de Múnich y jefe del consejo científico del instituto Halle de Investigación Económica, apuntó hacia varios blancos en el texto ¿Es España un ‘Estado fallido’ y cómo debería tratar la UE a ese miembro?
Sell considera que en España impera una situación política “demasiado inestable” y que no sería responsable transferir fondos al gobierno actual. «Los fondos no irían adonde deben», alertó. Aconseja, por tanto, la intervención del Fondo Monetario Internacional. «No está lejos de ser un Estado fallido, le están fallando todos los poderes del Estado», dijo.
La situación económica
Cabe destacar que por la situación económica de la pandemia se han implementado medidas como el ingreso mínimo vital (IMV) y los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en los últimos meses. Medidas en un país, donde los mayores de 55 años, las personas con discapacidad, las personas con problemas de salud mental y los más jóvenes se ven muy afectados por el desempleo.
“Una ayuda financiera rápida y masiva de la UE para una España plagada de coronavirus no sería responsable. Es posible que se necesite al Banco Mundial o al FMI para determinar los proyectos relevantes que merezcan financiación”, insistió Sell.
Cabe destacar que citó a Íñigo Errejón, miembro de Más País y político de izquierda radical, para hacer alusión al término “Estado fallido” que este usó recientemente en televisión para referirse al Gobierno de la Comunidad de Madrid por el manejo de la COVID-19.
Sell explicó que se habla de «Estado fallido» cuando “ninguno de los tres poderes de un Estado constitucional democrático cumplen lo que la Constitución y el pueblo esperan de ellos”. Reiteró que es muy escéptico con el Gobierno español: «No está bien preparado para gestionar el fondo europeo de ayuda y tienen otros fines distintos a los de modernizar la economía».
Otros motivos para ver a España como un Estado fallido
Sell también hizo referencia a la crisis constitucional, el separatismo catalán, la crisis de gobierno y de la coalición, la crisis de los partidos políticos y la crisis judicial, que pueden influir en que España termine siendo un Estado fallido.
Con respecto a la crisis constitucional, dijo: “Están sucediendo cosas tremendas en la quinta economía europea más grande, España. Por ejemplo, la monarquía está muy controvertida. Felipe VI está perdiendo cada vez más aceptación en regiones como Cataluña o el País Vasco, que se niegan abiertamente a seguirlo”.
Señaló al separatismo catalán como otro motivo de la crisis constitucional y achacó la culpa al gobierno de Sánchez por prestarse a «la tolerancia parlamentaria con el partido de izquierda catalán ERC”.
La situación dentro de la coalición
Sell no dejó pasar la dependencia del presidente de Gobierno de toldas nacionalistas. “Sánchez no tiene mayoría en las Cortes y depende repetidamente de la aprobación o tolerancia de los partidos nacionalistas”, afirmó.
Con respecto a la crisis del Poder Judicial, señaló que la imposibilidad de compromisos entre los dos principales partidos de España lleva al mantenimiento de jueces por largo tiempo. “La imposibilidad de compromiso entre el PSOE y el PP ha llevado a que jueces en los tribunales centrales, como en el Tribunal Constitucional, no se hayan movido durante dos años”, dijo.
¿Y qué es un Estado fallido?
Un Estado fallido es “un Estado caracterizado por el colapso de las instituciones estatales, especialmente las policiales y las judiciales, con la consiguiente parálisis del Gobierno”, afirmó Ana Gemma López Martín, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y autora del artículo Los Estados fallidos y sus implicaciones en el ordenamiento jurídico internacional.
Para la académica, el término no tiene significado jurídico, pese a que se use frecuentemente en diversos campos para hacer referencia a casos muy disímiles entre sí. No obstante, la expresión apunta a aquellos Estados que se muestran incapaces o indolentes de cumplir con sus obligaciones con los habitantes y en los que el Gobierno central tiene una gran responsabilidad.
La expresión «Estado fallido» fue introducida por los politólogos estadounidenses Steven R. Ratner y Gerald B. Helman en la década de los noventa. Se referían a “los Estados que no están en condiciones de ejercer el monopolio legítimo de la violencia y, por tanto, de proveer a sus ciudadanos de los beneficios del Estado, por lo que necesitan ayuda del exterior”.
El camino hacia un Estado fallido
Ambos autores distinguían tres situaciones posibles para encasillar a un país en la categoría de Estado fallido: “Estados cuyas estructuras gubernamentales habrían sido sobrepasadas por las circunstancias (Somalia, Liberia, Camboya); Estados en declive o en proceso de descomposición, cuyo colapso no es inminente, pero puede ocurrir en pocos años (Etiopía, Sudán, Zaire); y Estados recientemente independientes cuya viabilidad es difícil de valorar (surgidos de la disolución de la antigua Yugoslavia)”.
A su vez, citó a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid, por sus siglas en inglés) para agregar que ese organismo habla de Estado “frágil” a fin de aludir a una amplia variedad de Estados “en vías del fracaso”, “fallidos” y “en proceso de recuperación”.
“Además, distingue entre los Estados ‘frágiles’ que son vulnerables y los que están inmersos en una crisis. Para la Usaid, la vulnerabilidad se refiere a los Estados sin voluntad o sin capacidad de proveer seguridad y servicios básicos de forma adecuada a la mayoría de su población, y donde la legitimidad del gobierno está en tela de juicio.
Mientras que Estados en crisis son aquellos en que el Gobierno central no ejerce el control efectivo sobre su propio territorio o no está dispuesto o es incapaz de asegurar la provisión de servicios vitales a una parte significativa, la legitimidad es débil o inexistente, y el conflicto violento es una realidad o existe un gran riesgo de que pueda estallar”.
¿Cómo ven a España?
Pese a los ecos de “Estado fallido” que puedan surgir con respecto a España, la reputación y el prestigio del país no ha variado en relación con 2019. Al contrario, es alta. Es la consideración del Real Instituto Elcano, que hizo, junto con el Reputation Institute, la encuesta Country Rep Track entre marzo y abril de este año.
La encuesta analiza el prestigio internacional de los países, y en la última incluyó a 28 países como Alemania, Estados Unidos, Japón, Argentina, Brasil y la India, entre otros, además de España. En una escala del 0 al 100, España obtuvo 76 puntos en 2019 y en 2020 con respecto a su reputación y prestigio. A su vez, se ubicó en el puesto 13 del ranking de prestigio internacional, por encima de Italia (16), el Reino Unido (18) y Alemania (19).
La imagen internacional
En la consulta, la autoestima de los españoles mejoró. Pasó de 74 puntos, en 2019, a 77 puntos este año. Cabe destacar que los españoles llegaron a tener antes 53 puntos en autoestima. Asimismo, están los llamados elementos “blandos” y “duros” para calificar a los países en cuanto a rasgos en los que sobresalen y en los que no. España, igualmente, mostró una mejora.
La imagen española ha sido siempre más débil en los elementos más ‘duros’, los relacionados con la economía, la tecnología o las empresas. En este año el mayor aumento de prestigio se ha producido precisamente en aquellos elementos en los que tradicionalmente el prestigio español es más débil: la tecnología e innovación, la gobernanza económica o la ética y transparencia.
Lea también: