Por Iñigo Aduriz
07/03/2017
El impacto es tendencia. En la era de la información en la que las sociedades están saturadas de medios y de noticias, las crónicas o las imágenes que más impactan parecen llevarse el mayor interés de lectores y espectadores. La ciudadanía convive con una constante saturación de imágenes violentas, lo que ha hecho que la iconografía de la guerra se haya encrudecido aún más, provocando que las únicas imágenes que consiguen relevancia sean las más duras, en lo que el fotorreportero alemán Cristophe Banger ha bautizado como War Porn –en su libro homónimo–, la pornoguerra.
¿Implica esa difusión una mayor concienciación de la ciudadanía? ¿Nos afectan más las guerras porque las fotos o grabaciones de las mismas sean más violentas? Estas son algunas de las cuestiones que se abordan desde este martes en La Casa Encendida en un ciclo que se prolongará durante esta semana y que analizará la Iconografía del desastre.
Mayte Carrasco, reportera de guerra, escritora y comisaria del ciclo, explica en declaraciones a Cambio16 que la idea surgió «de la frustración de pensar qué es lo que le llega al público, qué es lo que realmente mueve conciencias y por qué la gente reacciona cada vez menos ante guerras u otros conflictos armados«. Ella, que ha cubierto enfrentamientos como el de Afganistán o el de Siria, recuerda que «nunca hemos tenido tanta información y, en cambio, nunca hemos estado tan mal informados».
El ciclo aborda esta temática desde tres perspectivas. En la primera mesa se hablará de la controvertida fotografía de impacto o pornoguerra. Se trata de abordar la necesidad o no de llenar las pantallas y periódicos con imágenes violentas que muestran la cruda realidad sin censura con el supuesto objetivo de mover conciencias o buscar audiencias.
A través de una segunda mesa se analizará la búsqueda del relato de los conflictos a través de los verdugos. «También hay que dar voz a los que cometen los crímenes, y así lo hacen diferentes libros o documentales, pero ¿es éticamente correcto?», se pregunta Carrasco. Finalmente se abordará el cine documental de contrapropaganda que trata de perseguir o destapar tramas o arrojar luz sobre las guerras y conflictos.
A la espera de conseguir una conclusión más formada, una vez concluya el ciclo, Carrasco considera que, en la actualidad, «la saturación nos ha llevado a la desinformación» y eso es lo que ha hecho que a pesar de que haya cada vez noticias de determinados conflictos la ciudadanía reaccione menos que nunca. Considera que, dado que «la narrativa es muy similar en todos los medios», tal vez el futuro de la información esté en nuevas vías como el cine o el documental.
Pero también advierte de que las sociedades actuales padecen una especie de «proteccionismo emocional». «Sufrimos suficiente y no queremos contemplar ni identificarnos con otros sufrimientos. Es un instrumento de supervivencia. Por ejemplo, en España hay gente que lo está pasando mal y es lógico que no soporte el dolor de otras personas de otros lugares. Y es que cada día más gente sufre en el mundo, con males que están interconectados, y por eso se repliegan sobre ellos mismos», lamenta la comisaria del ciclo.