España debe escoger entre tener agua limpia o carne barata. Es la tajante disyuntiva que le ha planteado la organización ambientalista Greenpeace para detener la contaminación de acuíferos que produce la ganadería industrial en el país. La CE también le dio un ultimátum de tres meses para que adecue los tratamientos de aguas residuales agrícolas a lo establecido en la normativa europea.
España es el mayor productor porcino de Europa, con más de 31 millones de cerdos censados, de acuerdo a cifras de la Comisión Europea (CE). Le sigue Alemania, donde, sin embargo, el censo está bajando progresivamente debido, en gran medida, a los problemas ambientales ocasionados, según Greenpeace.
Este crecimiento vertiginoso de la ganadería industrial en España está provocando que «cada vez tengamos menos agua y más contaminada», denunció Luis Ferreirim. El responsable de agricultura de Greenpeace España recordó que este tipo de ganadería es de los principales causantes de la contaminación de acuíferos por nitratos.
“Que la Comisión Europea dé un ultimátum a España por la contaminación de nuestras aguas evidencia la magnitud del problema. Es inadmisible que se sigan abriendo macrogranjas en este escenario”, dijo Ferreirim en un comunicado.
“Si no actuamos con contundencia llegará una multa multimillonaria que, como siempre, tendremos que pagar la ciudadanía y no quienes contaminan”, advirtió Ferreirim.
Cuenta regresiva
Bruselas dio a España un emplazamiento para que adecue los tratamientos de aguas residuales agrícolas a lo establecido en la normativa sobre la materia. La directiva contempla una protección de las aguas superficiales y subterráneas frente a la contaminación procedente de la actividad agrícola.
España cuenta ahora con un plazo de tres meses para cumplir la directiva de nitratos. Se trata del último paso antes de llevar el proceso de infracción al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). En noviembre de 2018, la CE le envió una primera carta de emplazamiento por el incumplimiento de la directiva de nitratos. En abril de 2019, en su informe sobre la aplicación de la legislación ambiental en España, explicitó que la ganadería intensiva es causa determinante del problema.
Pese a todos esos llamados de atención, España no ha adoptado medidas generales contundentes para poner fin al origen del problema: el modelo ganadero de producción industrial, dice Greenpeace.
El Gobierno aprobó un decreto ley por el que se establecen las normas básicas de ordenación de las explotaciones porcinas intensivas. Pero esta iniciativa recibió amplias críticas de las organizaciones ecologistas. Solo Cataluña aprobó una moratoria a macrogranjas en 65 municipios afectados por este tipo de contaminación, para impedir que la situación se siguiera agravando, recordó la ONG ambientalista.
Moratoria a la ganadería industrial
“Ahora nos ha llegado un dictamen motivado de la Comisión Europea. Pero si no actuamos con contundencia llegará una multa multimillonaria que, como siempre, tendremos que pagar la ciudadanía y no quienes contaminan”, advirtió Ferreirim.
Parte de las exigencias de la CE es que se designen más zonas vulnerables a la contaminación por nitratos y que se aumenten los controles. Pero para Greenpeace esto no es suficiente. “Es fundamental ir a la raíz del problema: poner fin a la ganadería industrial. Y plantear a medio plazo una reducción drástica del número de animales criados en régimen intensivo”.
“Es más importante tener agua limpia que carne barata”, sostiene Greenpeace.
“Las fábricas de carne son también auténticas fábricas de cambio climático, de contaminación de acuíferos y de destrucción del tejido social rural. Es urgente una moratoria a la ganadería industrial”, concluyó Ferreirim.
Purines por doquier
En el municipio de Hellín, en Albacete, se encuentra la macrogranja de cerdos más contaminante de España, reportó el portal Cuerpomente. Se trata de un área de 13.000 m2 de excrementos que generan los 150.000 cerdos que tiene esa granja. Una extensión similar a la de 18 estadios de fútbol.
Cerca del 18% de los municipios en Aragón están contaminados por los purines o excrementos de los animales. En algunas escuelas de Huesca los estudiantes no pueden beber agua de las fuentes del patio. Mientras, en Cataluña, el 41 % de los acuíferos están contaminados debido a los purines y 142 municipios sufren problemas de abastecimiento de agua.
A finales de 2019, las orillas del Mar Menor en Islas Menores se llenaron de peces muertos por la eutrofización del agua. “Uno de los responsables fue la alta concentración de nitratos en el subsuelo, en parte ocasionada por incumplimientos en gestión y almacenaje de purines en más del 90% de las granjas inspeccionadas”, recordó el portal.
O agua limpia o carne barata
El contaminante químico más común en los acuíferos subterráneos son los nitratos procedentes de la actividad agrícola. Así lo indica el informe Más gente, más alimentos, ¿peor agua? Un examen mundial de la contaminación del agua de la agricultura, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Internacional para el Manejo del Agua (IVMI). El documento, de 2018, representa el examen más completo de la dispersa literatura científica sobre el tema realizado hasta la fecha.
La contaminación del agua por prácticas agrícolas insostenibles plantea una grave amenaza para la salud humana y los ecosistemas del planeta. La agricultura moderna es responsable del vertido de grandes cantidades de agroquímicos, materia orgánica, sedimentos y sales en los cuerpos de agua. Esta contaminación afecta a miles de millones de personas y genera costes anuales que superan miles de millones de dólares EEUU.
“La agricultura es el mayor productor de aguas residuales, por volumen, y el ganado genera muchas más excreciones que los humanos. A medida que se ha intensificado el uso de la tierra, los países han aumentado enormemente el uso de pesticidas sintéticos, fertilizantes y otros insumos”, dice el informe.
“Si bien estos insumos han ayudado a impulsar la producción alimentaria, también han dado lugar a amenazas ambientales, así como a posibles problemas de salud humana”, agrega.
Los contaminantes agrícolas más preocupantes para la salud humana son los patógenos del ganado, plaguicidas, nitratos en las aguas subterráneas, oligoelementos metálicos y los contaminantes emergentes, incluidos los antibióticos y los genes resistentes a los antibióticos excretados por el ganado.
La solución es posible
Para este dilema sobre tener agua limpia o carne barata, hay propuestas de solución. “La forma más eficaz de mitigar la presión sobre los ecosistemas acuáticos y rurales es limitar la emisión de contaminantes en el origen”, dice la FAO. Otra forma es interceptarlos antes de que lleguen a los ecosistemas vulnerables. “Una vez fuera de las explotaciones, los costes de reparación aumentan progresivamente”, advierte.
En este sentido, la FAO propone desarrollar políticas e incentivos que alienten a las personas a adoptar dietas más sostenibles. También sugiere limitar los aumentos en la demanda de alimentos con gran huella ambiental, por ejemplo, a través de impuestos y subsidios.
Datos, no ciencia-ficción
- El riego es el mayor productor mundial de aguas residuales por su volumen (en forma de drenaje agrícola).
- Más de 700 contaminantes emergentes, sus metabolitos y productos de transformación están catalogados como presentes en el medio acuático europeo.
- Las tierras agrícolas reciben anualmente cerca de 115 millones de toneladas de fertilizantes nitrogenados minerales en todo el mundo. Alrededor del 20% de estos insumos de nitrógeno terminan acumulándose en los suelos y la biomasa, mientras que el 35% acaba en los océanos.
- El medio ambiente es rociado cada año con 4,6 millones de toneladas de plaguicidas químicos.
- Los países en desarrollo representan el 25% del uso mundial de plaguicidas en la agricultura, pero suman el 99% de las muertes derivadas de su uso en el mundo.
- Cálculos recientes indican que el impacto económico de los plaguicidas en las especies no objetivo (incluidos los seres humanos) es de aproximadamente 8.000 millones de dólares anuales en los países en desarrollo.
- El agotamiento del oxígeno (hipoxia) resultante de la sobrecarga de nutrientes provocada por el hombre afecta un área de 240 000 km2 a nivel global, incluyendo 70 000 km2 de aguas continentales y 170 000 km2 de zonas costeras
- Se estima que un 24% de la superficie irrigada en el mundo está afectada por la salinización.
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