Los combustibles fósiles ofrecen la energía que impulsa la mayor parte de la actividad económica mundial. La industria alimentaria mantiene números altísimos en el uso de esta energía. Los últimos estudios indican que los cambios deben hacerse inmediatamente ante la gravedad del cambio climático.
La industria de los alimentos es una de las que menos utiliza fuentes de energía renovable. Casi el 80% de su consumo de energía primaria sigue siendo de combustibles fósiles y carbón, proceden de la madera de bosques, del carbón, el petróleo y el gas natural.
¿Cuánta energía fósil se usa en lo que comemos?
¿Sabemos cuánto combustible fósil se usó para hacer una comida sencilla? Veamos qué contiene un sándwich de jamón. Primero, el pan. Un agricultor tuvo que plantar cereal y utilizó un tractor con combustibles tradicionales, probablemente empleó fertilizantes, pesticidas, herbicidas o fungicidas para proteger la cosecha y hacerla crecer. Todos elaborados con energía de combustibles fósiles.
Asimismo, la mayoría de los fertilizantes químicos provienen del gas natural. Cuando el cereal madura, se cosecha y seguidamente se seca con grandes calefactores y se transporta usando más gasóleo para su procesado. Además, quienes se dedican a la fabricación del pan de molde son gigantescas líneas industriales que se mueven con los combustibles fósiles.
El otro ingrediente del sándwich es el jamón, que, puede provenir del cerdo, del pavo o del pollo, que se les alimenta a base de grano, por lo que se invierte más energía. Un cerdo puede comer casi una tonelada de alimento especial. Normalmente nacen en una granja, se engordan en otra, se llevan al matadero y de ahí, a la industria transformadora. En cada paso se utiliza energía para su procesado. Finalmente el producto se transporta en camiones de gasóleo. En ese sándwich también puede haber vegetales, que fueron cultivados en invernaderos climatizados y transportados usando más combustible fósil.
Mucho combustible para un emparedado
Un emparedado, como la mayoría de los alimentos que consumimos, requiere de mucho combustible para llegar hasta nuestra mesa. La idea es determinar cómo disminuir el uso de estas fuentes de energía que dañan el medio ambiente. Los cultivos en pequeñas granjas ecológicas también dependen de la energía de los combustibles fósiles. El cultivo y la producción no sería viable sin ellos, pero hay que optimizar su uso.
Cambiar a un modelo de producción más sustentable debe ser inmediato en la industria alimentaria. Es un reto y una deuda sustituir sus fuentes de energía. Un consumidor puede y debe modificar sus hábitos alimenticios, cuidar un huerto urbano, no desperdiciar agua y reciclar, reciclar mucho. Sobre todo, plásticos. Sin embargo, las decisiones más determinantes están en manos de los gobiernos y de las grandes empresas de producción.
La crísis climática es mucho más grave de lo que se suponía y sus consecuencias exigen medidas mayores en la elaboración, conservación y transporte de alimentos. El uso de plásticos y energía fósil es mucho mayor del nos podemos permitir con el calentamiento global.
La producción de alimentos emite 4,6 gigatoneladas de CO2
Las industrias que producen alimentos son responsables 15% del consumo mundial de combustibles fósiles. Un nuevo estudio de la organización no gubernamental Alianza Mundial por el Futuro de la Alimentación indica que la producción, el transporte y el almacenamiento de alimentos producen cada año 4,6 gigatoneladas, (una gigatonelada equivale a 1.000 millones de toneladas) de emisiones de dióxido de carbono o CO2 en el mundo.
Se acelera el aumento la temperatura del planeta
Las investigaciones científicas advierten que con una concentración de CO2 de 450 partes por millón es factible que se produzca un aumento de la temperatura promedio por encima de los 2 °C, un umbral peligroso. Si alcanzamos los 3 °C, el riesgo de que se produzcan puntos de inflexión irreversibles aumentará de manera drástica. Entonces, según The Climate Herald, colapsarán las capas de hielo, se elevará del nivel del mar y habrá una sustancial extinción de las especies.
«La industria alimentaria tiene un problema de combustibles fósiles. Para evitar una catástrofe climática, necesitamos con urgencia sustituir los combustibles fósiles en la producción de alimentos, al igual que en otros sectores de la economía», explicó Patty Fong, directora del Programa Clima y Salud de la Alianza Mundial para el Futuro de la Alimentación.
Explicó que pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables y la agricultura sostenible y orgánica protegería nuestro planeta, haría que los alimentos sean más económicos y aumentaría la seguridad alimentaria. Además, se crearía empleo, mejoraría la salud y ayudaría a combatir el hambre.
Inversión en plástico, pesticidas y fertilizantes
Las empresas petroleras actualmente invierten mucho en la industria petroquímica para producir plásticos, pesticidas y fertilizantes que se utilizan en la industria alimentaria, según el estudio de la Alianza Mundial. El consumo de combustibles fósiles en transporte y energía han disminuido debido a que se han pasado al uso de energías renovables.
Se utilizan grandes cantidades de combustibles fósiles especialmente en la producción y envasado de alimentos. Los plásticos de envasado de alimentos y fertilizantes, por ejemplo, representan cerca del 40% de los productos petroquímicos. Esta cifra no parece bajar a pesar de las advertencias de distintos estudios que reclaman el uso de energías renovables debido a los estragos del cambio climático.
Se hace un llamado al abandono de los alimentos altamente procesados, que son comprobadamente perjudiciales para la salud de los seres humanos y que para su elaboración requieren el uso de muchos combustibles fósiles que ponen en peligro el medio ambiente.
Las organizaciones ambientalistas piden que a estas industrias se les haga una revisión de las exenciones fiscales y subvenciones a la industria agrícola.
«Las tendencias actuales, como el creciente consumo de alimentos procesados, no harán sino aumentar la dependencia de la industria alimentaria de los combustibles fósiles», afirma Alex Cheval, de la consultora Dalberg Advisors. «Pero también hay medidas que podemos tomar ahora para reducir esta dependencia, y una clara oportunidad de transformar los sistemas alimentarios en beneficio de la sociedad y el medio ambiente», agregó.