Alemania amenazó con abandonar el proyecto Nord Stream 2, para la construcción de un gasoducto submarino conjunto con Rusia, si Moscú no comienza a cooperar en una investigación sobre el presunto envenenamiento de Alexéi Navalni. El líder opositor, de 44 años, cayó enfermo en un vuelo a Moscú y ha estado en coma inducido desde que fue trasladado a un hospital de Berlín el 22 de agosto. El Gobierno alemán dice que las pruebas mostraron que había sido envenenado con un agente químico nervioso del grupo novichok.
«Espero que los rusos no nos obliguen a cambiar nuestra posición con respecto al Nord Stream 2″, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas. «Si no hay ninguna contribución de la parte rusa con respecto a la investigación en los próximos días, tendremos que consultar con nuestros socios», aseguró en declaraciones al semanario Bild am Sonntag,
Si se completa, el proyecto entregaría gas ruso directamente a Alemania bajo el mar Báltico. Maas dijo que a Rusia le interesaba cooperar en la investigación del caso Navalni.
Una amenaza en marcha
La indignación por el presunto envenenamiento de Navalni puso en el centro de atención el controvertido respaldo de Angela Merkel al Nord Stream 2, que enviará gas ruso directamente a la mayor economía de Europa. La paciencia de Alemania con el gobierno de Vladímir Putin parece estar llegando al límite.
El informe del Ejército alemán esta semana, según el cual Alexéi Navalni fue atacado con un agente nervioso novichok , ha conllevado pedidos para que la canciller juegue su carta más alta: retirar el apoyo al oleoducto en el mar Báltico.
Crece la presión
Los llamamientos para detener permanentemente la construcción de dos tuberías de 1.230 kilómetros bajo el mar Báltico, desde la bahía de Narva, en Rusia, hasta la ciudad alemana de Lubmin, se hicieron eco en el propio partido de la canciller alemana.
Norbert Röttgen, presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Bundestag y candidato a la dirección de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), señaló este miércoles a los medios germanos que completar el proyecto conjunto equivaldría a alentar la «política inhumana y despectiva» de Putin.
«Después del envenenamiento de Navalni, necesitamos una respuesta europea fuerte, que Putin entienda», aseguró Röttgen. «La UE debería decidir conjuntamente detener Nord Stream 2».
El jefe de Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, pidió a Moscú que coopere con una investigación internacional sobre el envenenamiento y advirtió que el bloque de 27 naciones no descartaría sanciones. Bruselas «se reserva el derecho de tomar las medidas apropiadas, incluso a través de medidas restrictivas», anunció en un comunicado.
Moscú se defiende
El Gobierno de Rusia ha dicho insistentemente que no hay razón para que Occidente lo acuse por lo sucedido a Navalni. Moscú aseguró que cualquier respuesta de Alemania u otros países sería prematura. El Kremlin afirmó que las pruebas médicas, que se le hicieron a Navalni en Rusia, antes de que lo trasladaran a Berlín, no determinaron nada sospechoso.
“No hay motivos para acusar al Estado ruso. Y no estamos dispuestos a aceptar ninguna acusación al respecto”, afirmó el portavoz de prensa de Vladímir Putin, Dmitry Peskov.
Importantes figuras rusas ofrecieron sus propias explicaciones para la enfermedad de Navalni. Serguéi Naryshkin, jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Moscú, aseguró que las agencias de inteligencia occidentales eran las culpables. Andréi Lugovoi, que fue acusado por el Reino Unido de envenenar a Alexander Litvinenko en 2006 con té radiactivo, acusó a Berlín. Afirmó que los alemanes habían contaminado a Navalni con novichok.
Una carrera de obstáculos
El Nord Stream 2 está casi terminado. Solo falta completar 160 kilómetros de los 1.220 km previstos. Sin embargo, la construcción del proyecto está detenida desde finales de diciembre del año pasado. En ese momento, Allseas Group, el fabricante suizo de oleocutos encargado del proyecto, cesó su trabajo tras amenazas de sanciones selectivas de los Estados Unidos.
La empresa alemana de servicios públicos, Uniper, uno de los cinco socios financieros de la estatal rusa Gazprom en el proyecto, admitió el mes pasado que existía una posibilidad cada vez mayor de que el gasoducto nunca se completara.
No obstante, paralizar las obras no es tarea fácil. El proyecto de construcción es de vital importancia económica para Alemania. Es probable que ese país necesite más gas importado en el futuro.
En junio, antes de la renovada amenaza de sanciones de Estados Unidos y una escalada de tensión entre Alemania y Rusia, Gazprom había dicho que podría completar las conexiones necesarias en las líneas este año. Así, estaría en capacidad de comenzar los envíos de gas a fines de 2020 o principios de 2021.
Alemania es el mayor comprador extranjero de gas ruso, que representa más del 40% de sus importaciones. Se espera que esa dependencia se intensifique. Según los planes de Merkel de abandonar el carbón y la energía nuclear, el gas es una alternativa casi inevitable, mientras el país aumenta los recursos eólicos y solares. Pero eso toma tiempo.
El papel de los Estados Unidos
El caso de Nalvani pone mayor presión a la construcción del Nord Stream 2. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha atacado frecuentemente al proyecto. Lo ha tildado de vía para transferir «miles de millones» de dólares de Alemania a Rusia. De acuerdo con el mandatario, el gobierno de Merkel debería gastar esos recursos en defensa.
Los miembros del Congreso de los Estados Unidos están amenazando con sanciones adicionales. Una primera batería de restricciones, impuestas en diciembre, detuvo el trabajo de tendido de tuberías.
No solo Washington, sino también los Estados de Europa oriental y los países bálticos han expresado repetidamente su preocupación por el oleoducto. Los Gobiernos de la región han expresado sus temores desde que el ex canciller alemán Gerhard Schröder aprobó la construcción del proyecto en 2005. Temen que la obra aumente la influencia geopolítica del presidente ruso Vladímir Putin.
Si bien Rusia ha afirmado que el Nord Stream 2 es necesario porque la producción de gas de Europa está disminuyendo rápidamente, la demanda en el continente se mantiene estable en gran medida. Esto se debe al aumento de las energías renovables y al uso de gas natural licuado de productores más lejanos, incluyendo a los Estados Unidos.
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