Ni filósofos ni científicos han logrado responder satisfactoriamente cuándo comenzamos a envejecer. Hemos creído que es producto de la acumulación de los años. Pero un nuevo estudio apunta a que la vejez nos llega como el mar a la orilla, en oleadas.
Un día frente al espejo cae en cuenta de que tiene una cana que no había visto, o no había querido ver. Es cuando se entera que se está poniendo viejo. Descubre un pequeño pliegue en los ojos, y cae en cuenta que los trasnochos no son inocuos. Pero apenas está cruzando el umbral de los 40. Como la mayoría, supone que se entra en la vejez después de los 65 años de edad.
Pero ¿sabía que esta cifra no se basa en la biología, sino en la historia y decisiones gubernamentales? Alemania fue pionera al establecer la edad de jubilación en 65 años. En Estados Unidos, en 1965, se designó como la edad elegible para el seguro de Medicare. Sin embargo, la biología no sigue un calendario fijo. Un estudio reciente lo ratifica.
Misterio para la ciencia
El envejecimiento es uno de los grandes misterios de la ciencia. Aunque nadie tiene las respuestas definitivas, las teorías sobre el envejecimiento se pueden agrupar en dos categorías: el daño gradual a lo largo del tiempo y la programación genética. La primera sugiere que el cuerpo envejece debido al desgaste que se acumula en los tejidos con el paso de los años. Los productos de desecho se acumulan en las células, los sistemas de reserva fallan, los mecanismos de reparación se estropean gradualmente y el cuerpo simplemente se desgasta, como un coche viejo.
La segunda teoría afirma que el envejecimiento está determinado por los genes y un reloj molecular interno que se ajusta a un calendario particular para cada especie. Los científicos han logrado aumentar la esperanza de vida de algunos animales alterando un solo gen, lo que da crédito a esta teoría. El proceso comienza en las unidades más pequeñas del organismo: las células. Aunque el envejecimiento de las células es objeto de debate, cada vez está más claro el funcionamiento de ciertos mecanismos.
En Estados Unidos se estima que los consumidores gastan 62.000 millones de dólares al año en tratamientos “antienvejecimiento”. Pero las cremas, tintes para el cabello y bótox no pueden realmente revertir el proceso de envejecimiento. Los científicos están trabajando para comprender sus causas biológicas con la esperanza de ofrecer herramientas para desacelerar o detener sus signos visibles y las enfermedades relacionadas con el proceso.
Ahora vivimos más
En el último siglo, la esperanza de vida ha dado un salto impresionante. En 1900, un hombre tenía una esperanza de vida de apenas 46 años, y una mujer, 48 años. Pero en 2021, la esperanza de vida promedio en Estados Unidos alcanzó los 76 años. En España ya supera los 84. ¿El secreto? No solo la reducción de la mortalidad infantil, también influyen las mejoras en la salud a lo largo de todas las edades.
Hoy, un hombre de 65 años puede esperar vivir hasta los 83 años, mientras que una mujer de la misma edad puede alcanzar los 86. Podemos esperar vivir muchos más años, gracias a los avances en medicina y a mejores condiciones de vida. Sin embargo, ¿significa esto que envejeceremos más rápido? ¿Alguna vez ha pensado en el envejecimiento como una montaña rusa más que como una escalada constante? La ciencia respalda esa idea. Resulta que los cambios relacionados con la edad no siguen una línea recta, sino que vienen en oleadas.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature Aging por un equipo de científicos de la Universidad de Stanford revela que hay momentos clave en la vida en los que nuestro cuerpo experimenta transformaciones biomoleculares significativas. Estas “olas” de envejecimiento ocurren alrededor de los 44 y 60 años. Durante estas etapas, se producen alteraciones importantes en nuestro metabolismo. Lo que puede influir en cómo envejecemos y cómo respondemos a ciertos factores, como la alimentación y el ejercicio.
En oleadas
El estudio encontró que las personas de alrededor de 40 años experimentan cambios significativos en los marcadores biológicos y las vías relacionadas con su capacidad para metabolizar el alcohol y las grasas, lo que puede provocar un aumento de peso gradual o una mayor sensibilidad a las bebidas alcohólicas. El autor principal del estudio, Michael Snyder, profesor de genética de la Universidad de Stanford, afirma que «la mayoría de los cambios no son lineales». Aunque la gente asume que el envejecimiento es un proceso gradual y constante.
El equipo de Stanford analizó datos de muestras de sangre, heces, hisopados nasales y cutáneos de 103 personas sanas de entre 25 y 75 años durante aproximadamente dos años. Rastrearon cambios en más de 100.000 moléculas y microbios, desde proteínas y ARN hasta medidas estándar de lípidos como LDL y HDL. Los aumentos o disminuciones de estos marcadores, algunos de los cuales estaban relacionados con enfermedades relacionadas con la edad y cambios corporales, crearon las ondas: el 81% de las moléculas observadas cambiaron en al menos una onda.
Snyder señala que no está claro qué causa estos cambios biomoleculares y que el comportamiento de las personas y otras variables pueden haber influido en los resultados. Sin embargo, los investigadores sugieren que prestar atención a la práctica de ejercicio y a una dieta saludable antes de estas oleadas pueden ayudar a mitigar sus efectos. Además, dado que las personas envejecen de manera diferente, no hay una edad única que represente la vejez o la juventud de cada uno.
Tres oleadas
Los resultados confirman hallazgos similares de un estudio previo publicado en 2019 en la revista Nature Medicine. Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) analizaron los niveles de 373 proteínas circulantes en la sangre de 4.263 personas de entre 18 y 95 años. Los resultados sugieren que el envejecimiento no sigue un patrón lineal y uniforme, sino que presenta tres puntos de inflexión clave a lo largo del ciclo de vida humano: alrededor de los 34, 60 y 78 años.
En estas «tres oleadas de envejecimiento», los niveles de numerosas proteínas experimentan cambios notables, en lugar de aumentar o disminuir de manera constante. Hallazgos que permiten a los investigadores predecir con precisión la edad de las personas a través del análisis de sangre, dentro de un rango de tres años. Además, aquellas personas cuya edad predicha era significativamente menor que su edad real resultaron ser notablemente saludables para su edad.
Según el profesor de neurología Tony Wyss-Coray, uno de los autores del estudio, «los cambios en los niveles de proteínas que migran desde los tejidos a la sangre no solo caracterizan, sino que posiblemente causan, el fenómeno del envejecimiento». Aún se desconoce la razón exacta detrás de estos patrones ondulantes en los niveles de proteínas. Sin embargo, los investigadores creen que, al rastrear el origen de estas proteínas, los médicos podrían detectar signos de envejecimiento acelerado en órganos específicos, como el hígado. Los hallazgos resaltan la estrecha relación entre el envejecimiento y los cambios en el proteoma sanguíneo, un vínculo observado en estudios previos.
Más propensos
Tony Wyss-Coray, neurocientífico de Stanford y autor principal del estudio de 2019, afirma que las diferencias de edad entre su investigación y el informe más reciente (34 frente a 44) podrían reflejar las diferentes poblaciones de personas sobre las cuales realizaron sus muestreos. Los investigadores del estudio más reciente inicialmente habían asumido que la ola en los 40 años podría ser resultado de la perimenopausia o la menopausia en las mujeres, pero encontraron que los mismos cambios ocurrían en los hombres.
Las personas que se acercan a los 60 años presentaron cambios significativos en las moléculas vinculadas al metabolismo de los carbohidratos, la función renal y la regulación inmunológica. Esto podría ofrecer pistas sobre por qué las personas se vuelven cada vez más susceptibles a enfermedades como la gripe y la COVID-19 a medida que envejecen.
Ambos grupos de edad, de 40 y 60 años, presentaron fluctuaciones en los marcadores relacionados con el envejecimiento de la piel y los músculos, así como en los marcadores relacionados con las enfermedades cardíacas, la piel y los músculos y el metabolismo de la cafeína. Las personas suelen volverse más sensibles a la cafeína a medida que envejecen. A los 78 años nuestro cuerpo pasa por su último gran cambio en el proceso de deteriorarse con la edad. Los investigadores sugieren que ciertos cambios en el estilo de vida o la medicación podrían influir en los niveles de marcadores relacionados con la edad.
Impacto de los estudios
El riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardíacas aumenta con la edad. Entre los estadounidenses de 65 años o más, casi el 88 % tiene al menos una enfermedad crónica y aproximadamente el 64 % tiene al menos dos enfermedades crónicas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Comprender los patrones de envejecimiento nos permite:
- Identificar nuevas estrategias para combatir el envejecimiento: Al conocer los momentos clave en los que ocurren cambios en nuestro organismo, podemos desarrollar tratamientos y terapias más efectivas.
- Promover hábitos de vida saludables: Podemos adaptar nuestros hábitos alimenticios y rutinas de ejercicio para mitigar los efectos del envejecimiento en cada etapa de la vida.
- Mejorar la calidad de vida de las personas mayores: Al comprender mejor el proceso de envejecimiento, podemos desarrollar programas y servicios que se adapten a las necesidades específicas de las personas mayores.
Apenas un comienzo
El envejecimiento es un factor de riesgo predominante para diversas dolencias crónicas. La comprensión de estos patrones de envejecimiento, aportan un nuevo enfoque para su estudio y abrir nuevas vías de investigación. Snyder dice que su laboratorio ahora tiene 14 años de muestras y planea dar seguimiento a su estudio
Para algunos científicos, el estudio de Snyder tiene limitaciones, como un tamaño de muestra pequeño y la falta de diversidad geográfica de los participantes, lo que dificulta la generalización a la población humana en general. Steven Salzberg, biólogo computacional de la Universidad Johns Hopkins, cuestiona las conclusiones del estudio y señala que se necesita observar a las personas durante décadas para estudiar el envejecimiento.
Hay otro estudio que apunta hacia las oleadas. El Dr. Steve Hoffmann, biólogo computacional del Instituto Leibniz sobre el Envejecimiento en Alemania, ha estudiado la regulación y expresión de genes en el colon de ratones y ha encontrado dos períodos distintos en los que se producen cambios rápidos. Hoffmann cree que estos estudios coinciden con las experiencias personales de declive repentino de la aptitud fisiológica.
A la Organización Mundial de la Salud le preocupa que la población mundial está envejeciendo rápidamente. La proporción de personas mayores de 60 años se duplicará entre 2000 y 2050. En números absolutos, pasará de 605 millones a 2.000 millones de personas en medio siglo. La cantidad de personas de 80 años o más aumentará casi 4 veces hasta alcanzar los 395 millones. Lo mejor es prepararse para envejecer de manera saludable y agregar años de vida sin las peores afecciones relacionadas con la edad avanzada.